“¡Que tenemos el número entero, Aarón!”: el Gordo reparte millones en uno de los barrios más humildes de Gran Canaria
“Mamá, cómpranos agua, porfa... o, bueno, diles que te la regalen, que es para los afortunados”. Aarón Vera y Aihnoa Bolaños van de un lado para otro: cuando no hablan con los medios, responden a los WhatsApps que les llegan o cogen alguna de las muchas llamadas que reciben. La pareja parece estar sobre una nube y todavía no se acaban de creer lo que les ha pasado hace apenas unos minutos: les ha tocado el Gordo.
Este martes, 22 de diciembre, día del sorteo de la Lotería de Navidad, empezaba bien para la administración del Centro Comercial El Mirador, situado en Jinámar, uno de los barrios más humildes de Gran Canaria. Poco después de que empezara el sorteo, sus empleados se enteraron de que habían dado un cuarto premio, el 42.833, que vendieron mediante máquina, por lo que aún desconocen cuánto distribuyeron. Sin embargo, ellos mantenían la esperanza de dar la joya de la corona, y así fue.
A las 11.12 horas fue cantado el 86.148, el número agraciado con el primer premio, vendido justo en esta administración, que lleva 11 años en pie en El Mirador. “Estoy emocionada”, reconoce Isabel Lozano, una de las empleadas de este despacho de loterías, que en total ha expedido 40 series, lo que se traduce en 160 millones repartidos en Gran Canaria. Muchos de los agraciados llaman porque quieren huir de las cámaras y le preguntan a Lozano “cómo lo pueden cobrar” o qué gestiones tienen que hacer. “160 millones lo que repartimos... no me lo creo”, se repite, aunque subraya que esta “emoción tan grande” también se debe a que se lo han dado a “gente que lo necesitaba”.
La planta baja del centro comercial empieza a llenarse de gente y de curiosos. “¿A quién le tocó?”, se preguntan muchos de los que pasan por ahí de casualidad. En realidad, es fácil saberlo, solo hay que centrar la atención en donde están todas las cámaras, los flashes y periodistas. Detrás de la marabunta, están Aarón y Ainhoa. Esta pareja, de 25 y 22 años, respectivamente, se acaba de enterar hace apenas media hora de que tienen unos miles de euros más en su cuenta.
La peluquería que repartió suerte
Hace un mes, el peluquero de Aarón compró en este centro comercial cinco décimos de lotería para rifar en su establecimiento. Fue allí donde, sin imaginárselo, la joven pareja, que reside en el barrio costero de San Cristóbal, encontraría la fortuna. Cuando el 86.148 fue cantado, él pensó que simplemente tenían la misma terminación y ni siquiera sabía qué cantidad de dinero se habían llevado. “No, no... ¡que lo tenemos entero!”, le aseguró Ainhoa. “¿Cómo que entero?”, le dijo a su novia incrédulo. “Que tenemos el número entero, Aarón”. Era la primera vez que jugaban a la Lotería de Navidad.
En ese momento, relatan, y aún estando en shock, cogieron el coche y, sin dudarlo, fueron a la administración de donde había salido el número. “Nadie se piensa levantarse por la mañana y que le toque un premio tan grande”, cuenta Ainhoa emocionada.
Cuando son preguntados por su futuro, los dos coinciden en la misma respuesta: “Ayudar a la familia”. Proceden de una familia humilde y los dos aseguran tener la suerte de contar con trabajo. Bueno, él, después de este premio, está pensando “si dejar su empleo como camarero”, como dice entre risas.
Sus familias han tenido a lo largo de estos años un panorama menos alentador. “No es que haya que sacarlos de la pobreza”, sostienen, “pero hay que ayudarlos”.
La madre del afortunado, mientras, pasea alrededor de la administración, móvil en mano. Ella, como el resto de la familia, no se lo cree. “Me quedé sin trabajo hace dos años, esto es un regalo”.
El Gordo, en una caja registradora
A las 12.00 se ha formado casi una fiesta. Sin embargo, hay otra afortunada que no están entre los que celebran, a pesar de ser la primera que llegó a la administración para comprobar que, efectivamente, también le había tocado el primer premio. Se trata de una trabajadora del propio centro comercial. Ella, a esa hora, ya ha vuelto a su puesto de trabajo.
-Pero ¿estás trabajando?
-Hombre, claro.
Blanca Pérez, que trabaja en una de las tiendas del recinto, se levantó esta mañana con una corazonada. “Son cosas que se dicen, pero te juro que tenía un presentimiento”, cuenta desde su mostrador.
Ella estaba hablando con su madre al teléfono, cuando de repente esta exclamó: “¡Ay, mira, que acaba de salir el Gordo!”. Blanca tenía dos boletos en su caja registradora por eso que se suele decir de que de que “el dinero va al dinero”. Comprobó que se trataba del mismo número, pero no se fiaba de ella misma, así que bajo a la planta baja para verificar si se trataba de la misma cifra.
Como todos, no se lo cree y a la dependienta ahora le toca “pensar en casa” lo que va a hacer con este gran empujón económico regalado en un día en el que, sin duda, la suerte ha tocado en la puerta de familias trabajadoras de la isla.
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