MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
Hasta un 66 por ciento de los pacientes que padece el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), hasta ahora centrado en síntomas nocturnos, sufre también crisis sintomáticas durante el día, lo que les complica “todavía más” su actividad diaria, ya que les dificulta estar sentados, relajarse, trabajar, conducir, participar en una reunión o disfrutar del tiempo libre, disminuyendo, por tanto, su calidad de vida.
Esta es la conclusión del 'I Estudio sobre Sintomatología Diurna del SPI y Toma de la Medicación Diaria', elaborado a finales de 2010 por la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI) y el Instituto de Investigaciones del Sueño de Madrid (IIS), cuyos resultados ponen de manifiesto la “necesidad” de investigar “nuevas terapias que faciliten un control continuado durante las 24 horas del día”.
Así lo considera el director del IIS, el doctor Diego García-Borreguero, quien ha subrayado que, “por primera vez”, se ha demostrado que la mayoría de los pacientes diagnosticados --de un total de 224--, con un grado moderado a severo y con una media de tratamiento de tres años, continúa presentando crisis sintomáticas durante el día.
Los síntomas diurnos, que se manifiestan principalmente en los momentos de inmovilidad, son uno de los factores “fundamentales” de la pérdida de calidad de vida en los pacientes con SPI. Según el doctor García-Borreguero, “siguiendo los datos de este análisis, hemos advertido que hasta el 71 por ciento de los pacientes con este tipo de crisis diurnas no lograba mejorar con los tratamientos existentes”.
A la hora de analizar las terapias recibidas por los pacientes objeto de la muestra, los resultados reflejan que más de la mitad de la muestra (51%) tomaba combinaciones de fármacos, mientras que un 44 por ciento era tratado con un único medicamento. En este sentido, el 56,7 por ciento de los encuestados considera que necesitarían dosis superiores, bien sea a través de una dosis adicional (el 30,4%) o de una dosis superior en total del fármaco (26,3%).
Otro dato extraído de la investigación es que la duración media de la enfermedad en los pacientes de la muestra era de 18 años, “sin embargo, la media de duración del tratamiento no alcanzó los seis años (5,97 años). ”Esto significa que la mayor parte de ellos han sido diagnosticados muy tarde y han comenzado su tratamiento en el último tercio de su enfermedad“, ha matizado el experto.
El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) es una enfermedad crónica que afecta a cerca del 2-5 por ciento de la población adulta española. Entre sus síntomas más frecuentes destacan la imperiosa necesidad de mover las piernas, frecuentemente acompañada de sensaciones molestas en estados de reposo, sobre todo por la tarde-noche, lo que provoca gran dificultad para conciliar y mantener el sueño.