Pasillos rosas y azules: los estereotipos de género que aún pesan en las jugueterías canarias

Pasillos rosas y azules. Es la imagen que aún presentan las jugueterías de Canarias que siguen marcadas por los estereotipos de género. Un estudio financiado por el Instituto Canario de Igualdad (ICI) concluye que persiste la práctica de asociar determinados artículos, profesiones y colores a cada sexo, un aspecto que según la directora del ICI, Kika Fumero, “sesga las posibilidades del imaginario de la elección infantil y reproduce creencias del mundo adulto patriarcal que establece esas diferenciaciones y la asignación del rol de abnegada cuidadora a la niña y de fortachón, valiente y aventurero a los niños”. “Esta asignación -prosigue- no hace ni bien a las niñas, que ven limitada su proyección personal o profesional, ni a los niños, a los que les obliga a arriesgarse aún sin sentirlo o desearlo y desarrollar una masculinidad con la que no se sienten identificados”.

El documento destaca que el sexo al que va dirigido el producto se posiciona como uno de los principales criterios para organizar los juguetes en las tiendas segregándolas en pasillos donde predomina el rosa para las niñas y en otros el azul para los niños. En la misma línea, el estudio revela que el embalaje que se emplea en la fabricación bajo las consignas rosa o azul supone otro impacto grave en la infancia ya que, independientemente de los juguetes que lleven a casa, en las tiendas ven con este sesgo cientos de ellos. De acuerdo a los datos que arroja el informe la incidencia de estereotipos en el embalaje alcanza un 70%.

“La apuesta real por la igualdad sigue sin ser una tema prioritario en las jugueterías, quizá tenga que ver con la escasa o inexistente normativa que regule el cumplimiento de esta temática, especialmente en cuanto a la fabricación de juguetes se refiere”, señala Fumero.

El análisis del ICI también apunta a la persistencia en los precios de la conocida como tasa rosa o impuesto rosa. Un término que el colectivo feminista francés Georgette Sand comenzó a utilizar en 2014 para denunciar el sobreprecio que tenían que pagar las mujeres por adquirir productos y servicios, que con características similares a los dirigidos al público masculino, eran más caros. Se trata de una tasa que contribuye a ampliar la brecha de género y a producir segregación social, como otra forma más de discriminación para las mujeres y las niñas. La tasa rosa se detecta en más de un 10% de los productos de las tiendas especializadas y en un 14% en los de las grandes superficies de las islas.

Otro de los datos relevantes es la la ausencia de personas con discapacidad en los medios de promoción (cartelería, catálogos, escaparates…) y cuando aparecen son en su mayoría niños o niñas con gafas y en juguetes educativos.

Así fue el proceso de trabajo

El objeto del estudio fue detectar cómo se reproduce el tratamiento de roles y estereotipos sexistas en el sector para lo que se realizó trabajo de campo en las distintas islas durante un mes, entre el 10 de junio y el 10 de julio de 2021.

Se realizaron visitas a diversos tipos de comercios vinculados, de forma especializada o no, con la venta de juguetes. Para la selección de los comercios se establecieron tres categorías: grandes superficies, tiendas especializadas y en tercer lugar, comercios mixtos, de tamaño pequeño o mediado y en los que además de otras cosas se venden juguetes (bazares, papelerías...). Se visitaron comercios ubicados tanto en entornos urbanos como rurales de las distintas islas.

El proceso de observación e interacción se hizo en diferentes etapas. La primera experiencia previa a la compra, en la que se analizaron las páginas web, folletos, redes sociales y escaparates; durante la compra, en la que se observó la disposición en las estanterías, el asesoramiento, los precios y la cartelería distribuida por la tienda; Por último, el momento posterior a la compra, cómo se realizaba el empaquetado, qué papel de regalo se empleaba y otros elementos como los recursos humanos.

En cada una de estas etapas se analizaba el predominio de un sexo en particular, la asignación de profesiones o roles por sexo, la sexualización; el uso sexista; los colores y elementos decorativos para cada sexo; el uso sexista del lenguaje; la diversidad cultural y funcional la existencia de pasillos rosas; la inclusión de la tasa rosa en el precio; el uso del criterio sexo en el asesoramiento o las recomendaciones basadas en los estereotipos de género.

“Es hora de impulsar la reflexión -ahonda Kika Fumero-, no solo entre las personas que compran, como hemos hecho hasta ahora, sino también entre quienes fabrican los juguetes; quienes establecen tasas rosas para encarecer juguetes destinados a niñas y marcados de estereotipos; y quienes deciden cómo se colocan en las estanterías de las tiendas y los distribuyen en pasillos rosas o azules. Desde las empresas se debe dar un paso al frente para cambiar esa mirada sexista que ya, desde el mismo juego, marca itinerarios de desigualdad en la infancia así como en la asignación de roles”.

Por una venta sin estereotipos

Con motivo de las fiestas navideñas y el incremento de ventas de juguetes, el (ICI) lanzó este mes una campaña de sensibilización sobre la importancia de ofrecer juguetes no sexistas. “Por una venta sin estereotipos, defendamos la libertad de diversión” es el lema de los anuncios que se están difundiendo en radios, televisión, medios digitales y redes sociales.

En esta campaña, los propios juguetes, un dinosaurio cansado de luchar y una muñeca que no quiere continuar colocada en un pasillo rosa de la tienda, se rebelan y hacen un llamamiento para reivindicar la libertada de diversión.