Así perciben los canarios los efectos de la pandemia según la edad, el sexo y la residencia

Los detalles del gráfico están abajo

Toni Ferrera

23 de febrero de 2021 19:25 h

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Las mujeres canarias están más preocupadas por la pandemia y sufren más sus consecuencias. Los hombres, por su parte, ven más difícil que ellas perder el empleo, retrasar el pago de la hipoteca o alquiler y disminuir los gastos en la alimentación. No son datos concluyentes ni aplicables a todo el Archipiélago, pero sí los que podemos extraer de la Encuesta de Hábitos y Confianza Socioeconómica (ECOSOC) elaborada por el Instituto Canario de Estadística (ISTAC) que ofrece información sobre la percepción social y económica de la COVID-19 en Canarias a partir de 2.700 encuestas.

El gráfico de arriba muestra en porcentaje la probabilidad de que se produzcan ciertos problemas derivados de la epidemia. Las mujeres consideran más plausible que los hombres contraer el virus, ser despedidas y perder poder adquisitivo para diversos pagos (alimentación, alquiler y facturas).

Esto no es nuevo. Según un análisis publicado por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) a finales de noviembre, un total de 20.100 mujeres canarias perdieron su trabajo en el tercer trimestre de 2020, un dato “muy importante”, tal y como destacó el director general de la consultoría Corporación 5, José Miguel González, que contrasta con los 2.000 hombres que encontraron empleo. Es decir, toda la caída en la ocupación de ese periodo se debió únicamente a la población femenina.

Este lunes la UGT ha publicado un nuevo informe sobre la brecha salarial titulado Las empresas tienen que cumplir la Ley: la igualdad salarial cerraría las brechas. Según el estudio, con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2018, en Canarias el sueldo medio anual de las mujeres es 19.051,01 euros, alrededor de 3.000 euros menos que los hombres (22.333,63). Así, la brecha salarial se sitúa en un 14,7%, la segunda más baja de España.

Por otro lado, el ISTAC constata que el 46,17% de las mujeres preguntadas asegura haber padecido alguna dificultad para acceder a los servicios sanitarios públicos durante la pandemia, frente al 38,23% de los hombres.

Las mujeres están más preocupadas que los hombres por el paro, la crisis económica, el estado de la sanidad, la pobreza y la exclusión social. A los hombres les inquieta en mayor medida la gestión de los recursos económicos, la falta de turismo y la inmigración.

En este punto es importante pararse en el dato que sobresale. Que a la mayoría de los canarios les remueva más la silla perder el trabajo e ir al paro que la continua expansión de un patógeno que ha matado a más de dos millones de personas en el mundo es, cuanto menos, revelador.

Según una investigación llevada a cabo por los profesores Juan Gabriel Rodríguez y Raquel Sebastián (Universidad Complutense de Madrid) y Juan César Palomino (Universidad de Oxford), el porcentaje de trabajadores en España cuya renta ha caído por debajo de la línea de pobreza ha aumentado del 25,6% al 36,2%. Además, sostienen que las personas que ya eran pobres antes de la epidemia ahora lo son aún más.

Sin embargo, los expertos han diferenciado el impacto por comunidades autónomas. Y ahí el Archipiélago destaca por haber sufrido un mayor incremento de la desigualdad salarial de 4,6 puntos en el índice de Gini, solo superado por Baleares (5,3).

Es cierto que los habitantes de Lanzarote y Fuerteventura son los que más piensan en toda Canarias que la normalidad tardará menos de un año en llegar. Pero también opinan en altos porcentajes, 63 y 62% respectivamente, que la vida anterior a la pandemia tardará entre uno y tres años en hacerse realidad. Por edad, los más optimistas en el Archipiélago son los mayores de 55 años. Los más pesimistas, las personas entre 18 y 34 años.

Las islas orientales, debido a su dependencia aún más extrema del sector turístico que el conjunto de la comunidad, están siendo más sacudidas por la crisis. La destrucción del tejido empresarial en Fuerteventura alcanzó el 9,3% en 2020, en Lanzarote el 9,4%, ambas por encima de la media regional (5,9%). Y eso que aún no se han contabilizado las consecuencias económicas que ha tenido el nivel 4 de alerta en Lanzarote, que ha implicado el cierre anticipado de actividades no esenciales desde las 18:00 horas y, por lo tanto, la quiebra de muchos locales y comercios pequeños.

Otras cifras interesantes. Los canarios creen que los principales espacios públicos donde se han efectuado malas o muy malas medidas de protección contra el virus son los bares, restaurantes y cafeterías (24%), y guaguas o tranvías (24%). Precisamente lugares que han estado envueltos de cierta polémica desde la desescalada por aplicar las restricciones de forma particular, como el transporte público del Archipiélago.

A pesar de que estos espacios son mirados con lupa por los residentes de las Islas, sus propietarios se defienden afirmando que el número de brotes de COVID detectados es muy inferior y que la las medidas son desproporcionadas. No obstante, Sanidad recuerda que los brotes diagnosticados desde el estallido de la epidemia solo están asociados al 10% de los casos confirmados en España y, en Canarias, según el último informe del Instituto de Salud Carlos III, se desconoce el ámbito de exposición de más del 40% de los contagios. Esto abre un abanico de lugares donde sí está habiendo transmisión, pero a la que es muy difícil de llegar por el sistema de rastreo actual.

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