El delegado del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Canarias, Manuel Nogales, muestra su preocupación por la posible pérdida de especies endémicas de flora e invertebrados que han podido verse afectadas por el incendio que desde el martes afecta a Tenerife.
En concreto, Nogales pone el foco sobre seis especies endémicas de flora que están afectadas, a las que se puede sumar posiblemente una séptima: el cabezón de Añavingo, el pico de paloma, el alamillo de Acentejo, las tres propias de la isla, el cedro canario, la garbancera canaria y la orquídea del barranco de Añavingo.
Todas ellas, lamenta, se encuentran con algún grado de protección, bien como vulnerables, bien en peligro crítico de extinción.
La que más preocupa es el pico de paloma, del que únicamente había tres poblaciones naturales contabilizadas en la isla, todas ellas en zonas de pinar que se han visto afectadas por el incendio forestal, que ya arrasa más de 10.000 hectáreas por un perímetro que se extiende más de 70 kilómetros, por lo que se cree que se han podido perder muchos de los ejemplares que quedaban.
Tres hábitats
Nogales explica que en la zona de afección del fuego hay tres grandes hábitats: el pinar canario que se distribuye a lo largo de toda la cordillera y que constituye la principal reserva forestal de la isla; un pinar canario mixto que cuenta también con elementos de la laurisilva como acebiños, laureles y fayas, básicamente, y una antigua franja de bosque de laurisilva que antaño conectaba Teno con Anaga entre los 400 y los 700 metros de altitud.
Especialmente preocupante es la pérdida de este bosque de laurisilva, del que solo quedan unos pocos reductos bien conservados en Anaga y Teno, en los extremos, pero también en la ladera de Tigaiga, en Los Realejos, y en otros puntos “que se estaban recuperando bastante en las últimas décadas” y que se están quemando posiblemente.
También sería dramático si las llamas entran en el Parque Nacional del Teide, como casi sucede este viernes, cuando llegaron a las “postrimerías” de esta zona protegida, si bien los efectivos lograron frenarlo en el área de La Tarta: “Ya está siendo un desastre lo que está ocurriendo, y si entrara en el Teide, sería el remate”.
Murciélagos, aves y reptiles
En cuanto a los animales vertebrados, el experto sí que considera que “se complican bastante las cosas”, puesto que hay casi una veintena de especies endémicas de la isla y de Canarias que habitan en la zona del incendio.
“Tenemos al menos cinco o seis especies de murciélagos, alguno endémicos, como el murciélago orejudo canario que solo está en Tenerife, La Palma y El Hierro y que vive mucho en pinares, o el murciélago de Madeira, el ragudo o el de bosque”, detalla.
En lo que a reptiles se refiere, las tres especies que podrían ver destruido su hábitat son todas endémicas de Canarias: el lagarto tifón, el perenquén de Delalande y la lisa dorada, esta última propia de Tenerife.
Y desde el punto de vista de las aves, ocho especies amenazadas por las llamas son endémicas de las islas, entre ellas el pinzón azul, “que es el más llamativo porque es endémico solo de Tenerife ya que en Gran Canaria hay otra subespecie” y cuyos ejemplares jóvenes están justo en desarrollo ya que esta es época de cría para ellos.
Además del pinzón azul, también se ven afectados el pinzón vulgar canario, el pico picapinos, la paloma turqué y la paloma rabiche.
Respecto de las dos últimas, además, la zona afectada por el fuego es una de las más importantes reservas de palomas que había en la isla.
Todos estos animales, que pueden desplazarse a otras áreas, como ya pasara con el gran incendio forestal de Gran Canaria de 2007, van a tener que “adaptarse a toda esta catarsis que se está produciendo en su modo de vida”, resalta Nogales.
Invertebrados, “uno de los grandes olvidados”
Desde el punto de vista de los invertebrados, que Nogales reconoce que son “uno de los grandes olvidados” cuando se trata de calibrar las afecciones de la flora y fauna, son unas 200 especies endémicas las que podrían verse afectadas, pese a que este no es un lugar “muy importante” en cuanto a la presencia de estos animales.
Se trata de una comunidad de invertebrados que no habita en el pinar en sí, sino en las cuevas volcánicas que hay bajo la superficie, y cuyas poblaciones “son las más ricas del mundo” hasta el punto de tener más endemismos que en Hawai o Galápagos, archipiélagos parecidos al canario en cuanto a sus características volcánicas.
“Y esas cuevas, la energía necesaria para mantener las comunidades llega a través de las raíces de las plantas que hay por encima, por lo que estamos preocupados porque no es una buena noticia que se quemen”, lamenta el delegado de CSIC en Canarias.
Habrá que esperar, en cualquier caso, a que el fuego quede controlado para poder analizar de una manera más detallada cuáles son las afecciones para la flora y fauna de esta zona de la isla.