Son casi las 16.00 de la tarde y al mirador de Tajuya, con una de las vistas más impresionantes hacia la erupción de La Palma, se aproximan varias guaguas con turistas de diversas nacionalidades. Melisa, argentina afincada en Tenerife, se ha acercado este martes con su hijo Mauricio, que llegó hace poco de Londres y los abuelos Teresa y Roberto, que han venido desde Argentina. Han cogido el barco desde el puerto de Los Cristianos y han llegado a medio día. Para ello, han contratado una empresa tinerfeña que cada día trae a grupos de turistas y visitantes nacionales que quieren retratar el volcán por un precio que ronda los cien euros e incluye transporte en barco, guaguas y una comida en un restaurante local. “Nos han explicado que una parte también es para ayudar a los afectados por la erupción”, apunta Melisa, algo que se corrobora en el anuncio de la página web de la empresa. Junto a ellos, una familia lituana se hace varios selfies con el volcán. Es una estampa que se repite en otros miradores de la isla, como el del Time y que se ha hecho más popular a medida que han pasado los días. Parte de la población palmera ha rechazado esta situación en las primeras semanas ya que entra en contraposición si es ético fotografiarse frente a una catástrofe natural que ha provocado el sufrimiento de tantas familias: casi 6.000 personas evacuadas y 1.956 edificaciones destruidas, frente a la otra cara; la de negocios y empresas que vivían hasta ahora precisamente del turismo.
Sobre este planteamiento y sus dudas éticas ha escrito recientemente un artículo la astrofísica Ana García, que tiene una empresa de tours astronómicos en La Palma (Astro La Palma). “¿Se debe permitir el turismo en La Palma actualmente? Pues sí, pero con condiciones”, señala. Entre estas condiciones detalla que el turista de volcán se aloje en la isla, visite otras partes de la misma, observe el volcán lejos de los vecinos afectados y que contribuya a la economía local. Explica a este periódico que es muy consciente de cómo ha afectado la erupción volcánica a tres municipios de la isla y cómo tantas personas lo han perdido todo, pero añade que fuera de esta zona más próxima al volcán las familias también tienen que seguir adelante; entre ellas las pequeñas empresas que han luchado estos años por fomentar un turismo de calidad en la isla, con experiencias y no solo arraigado al sol y la playa.
García ha sufrido primero los estragos de la crisis de la COVID-19. A las familias se les acaban los ahorros y explica que en un principio no fue incluida en las ayudas para los negocios afectados por la pandemia. Su trabajo consiste en realizar actividades guiadas de observación de estrellas fundamentalmente en grupos pequeños de personas procedentes de distintas partes de Europa, del territorio nacional pero también de otros puntos como Estados Unidos. El cielo de La Palma es un auténtico reclamo que ha sabido aprovechar para generar turismo de calidad que revierta en la economía de la zona. Sin embargo, con la erupción las cancelaciones fueron masivas. “En un principio hubo miedo”, pero añade que el único obstáculo que tiene ahora mismo para poder desempeñar su trabajo son los días en los que ha vivido episodios de ceniza por los vientos y esa falta de visitantes. Los telescopios de los que dispone su empresa (que ahora mismo tiene a sus trabajadoras en ERTE y se mantiene con ella como propietaria) se limpian de ceniza de forma fácil y no son tan delicados como los que disponen los científicos que realizan investigaciones en el Roque de Los Muchachos. Remarca que ha echado en falta una estrategia para seguir potenciando que lleguen los visitantes a estas zonas de la isla, una gestión y una comunicación que remarque que la mayor parte del territorio palmero es seguro.
El fin de semana pasado se acercaban poco a poco curiosos al punto más alto de La Palma a fotografiar la erupción desde la cumbre. Trípodes, furgonetas y mochilas eran apreciadas en la zona del Observatorio. Por ello, destaca que esta semana tiene programada alguna actividad de fotografía. “Si las condiciones del viento y la ceniza son favorables y llegaran visitantes, no tendría inconvenientes para seguir realizando mi trabajo”, remarca. “La economía de La Palma necesita turistas para la recuperación económica, pero turismo del bueno. Un turismo que contribuya a la economía local, que genere riqueza, que sea respetuoso con el medio y su población y, a ser posible, sostenible”, resumía García, a quien le gustaría que esta catástrofe sirva en parte para empezar a hacer las “cosas bien” a partir de ahora, apostado por viviendas sostenibles, sustituir las plantaciones por otras que no había… “como un plan Marshall”, señala.
Guías locales para sobrevivir
Jonás es guía e impulsor de Isla Bonita Tours, una empresa que promociona rutas por los senderos más aclamados de La Palma como La Caldera de Taburiente, La Ruta de Los Volcanes o Marcos y Cordero, todos ahora cerrados. Ha pasado de tener cuatro trabajadores en la oficina y 14 guías a estar prácticamente él solo a expensas de que se contrate alguna excursión puntual. Una situación que ocurre después de la COVID-19 y de que tuviera todas las esperanzas puestas en la recuperación económica tras meses muy duros. Explica que en primera persona está sufriendo los estragos de la erupción y que durante los primeros 15 días no pensó en ninguna estrategia para adaptar su empresa, pero “cuando te ves con cero ingresos, te tienes que reinventar”. Hoy, tanto él como otras dos guías de su empresa han colaborado con sus habilidades de guías turísticos con la empresa que está organizando excursiones desde Tenerife, Get Holiday.
“El prototipo ahora es de turistas que quieren ver algo de la isla, pero siempre pasando por el volcán”, señala. Hasta el mirador de Tajuya llegaron unas 180 personas en varias guaguas este martes con esta empresa. Otra de las guías señala que es palmera y que lo ve como una oportunidad siempre que se realice con precaución.
Desde el Cabildo de La Palma han señalado a este periódico que la corporación se encuentra trabajando en acciones para incidir en que la mayor parte de la isla es segura y en apoyar tanto al sector turístico como a los productores locales. La consejera de esta área del Gobierno de Canarias, Yaiza Castilla, también incidía este lunes en que “La Palma es un destino turístico diferenciado y con grandes atractivos que necesita dar continuidad a su actividad, incluso en una situación tan complicada. Y, en consecuencia, tiene todo nuestro compromiso junto al de toda Canarias desde el primer minuto”. Además, añadió que su Departamento se están preparando una serie de medidas de carácter urgente destinadas a apuntalar la incipiente recuperación ante el impacto del volcán en la conectividad área y las reservas de la temporada invernal.