El año en el que zarpó y naufragó el Titanic, 1902, fue el que vio nacer a la grancanaria Soledad Guillén, también fue el año en el que se inventó la cremallera y en el que se crearon los siete Cabildos de Canarias, y después de toda una vida de trabajo, qué menos que celebrar su 106 cumpleaños a la que posiblemente sea la mujer más longeva de Gran Canaria.
El personal del Centro Sociosanitario El Pino no lo dudó y le preparó una fiesta de la que fue la gran protagonista por ser la mayor de todas las personas a las que cuidan y, de momento, la Dirección no tiene conocimiento de que haya otra mayor en Gran Canaria.
Soledad Guillén es tía de la conocida cantante Lea Zafrani, que quiso rendirle tributo con la interpretación de varias canciones, la entrega de flores que la cumpleañera miraba con recelo, y como no, una tarta con tres cifras, lo que no le ha quitado la coquetería porque arreglada siempre le gusta estar.
Esta grancanaria nació en Guía el 25 de octubre de 1902 y vivió en el Paseo de Lugo del barrio de Arenales, a donde volvió tras vivir en las Alcaravaneras, en esta ocasión para convertirse en una de las primeras moradoras de El Pino.
Cuenta su sobrina que tuvo un novio muy guapo que murió en la Guerra Civil, de la que fue una de sus madrinas, aquellas mujeres que escribían cartas a los soldados, y nunca más se le conoció novio alguno ni se casó, así que se dedicó a su familia y cuidó hijos de otras personas, como los de la propia Lea Zafrani, quien este jueves se emocionaba mientras Soledad Guillén la miraba sorprendida y sonreía.
Fue rebelde pero conservadora consigo misma, relató el personal del Centro, fue cocinera de la suegra de Alfredo Kraus, una de sus canciones preferidas es “El tango canto por no llorar” y siempre fue buena tertuliana, aunque hoy en día es más lo que observa que lo que se presta a hablar.
“Ha sido un acto muy entrañable, una persona que tiene momentos de lucidez, otros menos, pero que siente que se acuerdan de ella y que ha recibido el calor de sus compañeros y de todo el personal que la cuida con cariño”, manifestó el presidente del Cabildo, Antonio Morales, quien por invitación del Centro, siempre pendiente del lado humano de sus usuarios, acudió a rendirle tributo porque “llegar a 106 años no es fácil”.
“Hemos escuchado su historia, es la historia de casi todos los hombres y mujeres de nuestra tierra, de mucho trabajo y sacrificio, y poder demostrarle cariño es muy gratificante”, concluyó.
La mañana se convirtió así en un día festivo con música, tarta y celebración en el salón de actos de El Pino, que brinda estos momentos siempre que puede a sus usuarios para que su estancia sea lo más entretenida y entrañable posible, tal como se merecen en el otoño de sus vidas.