Gonzalo Pinazo, teniente del Ejército del Aire en el 43 Grupo de las Fuerzas Aéreas, recibió la llamada del Ministerio de Transición Ecológica la mañana del viernes 21 de mayo cuando hacía guardia en la base aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid. Ese mismo día, a las 17.30 de la tarde, aterrizó en Gran Canaria para incorporarse a las labores de extinción del fuego de Arico, en Tenerife. No era la primera vez que sofocaba incendios forestales en Canarias, pues también estuvo presente en 2019 cuando el fuego acabó con más de 12.000 hectáreas y obligó a evacuar a 9.000 personas en la cumbre y medianías de Gran Canaria.
Durante este fin de semana, el Ejército del Aire aportó tres aviones anfibios. El primero de ellos se utilizó el mismo jueves, el día en el que el Gobierno de Canarias asumió la responsabilidad sobre la gestión del incendio forestal y decretó el nivel 2. Esta aeronave y parte de la tripulación de la Unidad 43, dedicada a los incendios, estaban casualmente en Canarias bajo un plan de prácticas realizando entrenamientos desde el sábado 15 de mayo, explica Pinazo.
El equipo estaba realizando labores de reconocimiento del territorio en la base de Gando, en Gran Canaria. Una preparación pensada para las temporadas de verano, época en la que las Islas son más vulnerables a los incendios. Casualmente algunos bañistas grabaron sus maniobras de carga de agua en plena Playa del Inglés durante esos días. El anfibio es el avión que “tiene más capacidad de carga y descarga de agua” y puede abarcar hasta 3.100 litros, de acuerdo con la web del Gobierno de España. La misión principal del grupo 43 y los anfibios es la extinción de incendios y son “a los últimos que activan porque dependen del nivel y la gravedad del incendio”, explica el teniente.
Sin base para sofocar incendios en Canarias
“Sabemos que en Canarias siempre hay riesgo de que pase algo y no tenemos base aquí, por eso venimos una vez al año a hacer reconocimiento de zonas de carga para cuando pueda ser necesario”, señala el teniente. Además, el incendio se ha producido fuera de la temporada de verano, en la que el despliegue de los medios de la Unidad 43 para la extinción es mayor. Este escuadrón de las Fuerzas Aéreas se desdobla en siete puntos diferentes de la Península Ibérica y en Mallorca. Canarias tampoco entra dentro de las bases aéreas de verano.
En la primera noche de Pinazo en el Archipiélago, y segundo día del incendio, el fuego había afectado ya a 2.600 hectáreas, seguía descontrolado y había sobrepasado el límite del Parque Nacional del Teide. Ese día una dependienta de una tienda local de alimentos en Arico reconoció en declaraciones recogidas por Canarias Ahora que “el vecindario estaba muy preocupado”. Muchas personas tienen sus fincas y terrenos en la parte alta del municipio y temían que las llamas acabaran con ellos. Mientras tanto, el fuego coronaba los pinos antiguos de Arico y muchos vecinos miraban con incertidumbre el humo, sentados en los bancos de las plazas o en las terrazas de los bares.
Al tiempo en que esta mujer trabajaba en el supermercado, un helicóptero descargaba agua sobre las llamas y el viento azotaba con fuerza los árboles de Arico Viejo y Arico Nuevo. La situación meteorológica no era favorable y jugó malas pasadas a los trabajadores que trataban de atajar el peligro. El viento llegó a alcanzar hasta los 70 kilómetros por hora. “Había mucho oleaje y el viento, sobre todo el viento, nos perjudica mucho a la hora de maniobrar para cargar el agua del mar”, relata el teniente. Por este motivo, los primeros días del incendio las cargas de agua se hicieron en el Aeropuerto de Tenerife Sur.
No fue hasta el domingo cuando disminuyó la fuerza del oleaje y del viento y la Unidad 43 pudo cargar agua en el Puerto de Granadilla y no directamente desde una base del Aeropuerto Tenerife Sur, como venían haciendo hasta ese momento. “Al final todo repercute, si el avión acelera mucho en la descarga no podemos lanzar el agua”, explica. “Todo se suma y se vuelve más complicado”.
Por el día en Tenerife y por la noche en Gran Canaria
El Ministerio de Medio Ambiente avisa de si saldrán uno, dos o tres aviones. Después, en función de esa orden, la Unidad gestiona cuáles serán los turnos y las tripulaciones. El sábado había “tres focos bastante bien diferenciados: dos a media ladera y uno más arriba, pegado al Parque Nacional”. “Hay veces que el foco de trabajo que nos asignan es solo uno y siempre descargamos en ese sitio”, pero en esta ocasión el trabajo se extendía por los tres puntos álgidos. “Íbamos de un lado a otro, actuando según nos iba diciendo el director de Extinción”, explica el militar.
La jornada se dividió en cuatro turnos de trabajo, con jornadas de tres horas cada uno. Ese día Pinazo hizo seis horas, tres por la mañana y tres por la tarde. El objetivo de este plan era maximizar las horas de vuelo del avión anfibio y permitir a la tripulación tener descanso entre turnos. Un total de 28 trabajadores del Ejército del Aire han actuado en la extinción del incendio de Arico, entre pilotos, mecánicos y personas de mantenimiento. Todos ellos se hospedan en un hotel en Gran Canaria. A pesar de que el incendio está en Tenerife, los soldados descansan en la isla vecina por “una cuestión de operatividad”, explica Pinazo a este periódico. La base aérea militar de Gando se localiza en Telde, junto al aeropuerto civil pero con pista militar propia, y es donde esta Unidad se encuentra con menos complicaciones para el mantenimiento de los aviones. “Desde Gando estamos a 40 minutos escasos del foco del incendio”, apunta el teniente, quien afirma que en un aeropuerto civil es “mucho más complicado” porque hay “más tránsito de aeronaves, mucha más normativa, y no se puede trabajar igual”.
En la noche de este domingo, el dispositivo de extinción continuó en las labores de vigilancia y control de puntos calientes. Este lunes, los dispositivos del grupo 43 se incorporaron de nuevo. A primera hora salieron dos aviones anfibios, al que se sumó al mediodía un tercero, declara Pinazo. La presencia de este escuadrón en Arico depende de la evolución del incendio. “Todo depende de lo que pase a lo largo del día. El área está bastante sofocada, pero continuarán las labores de refresco de zona y puntos calientes que vayan saliendo”.
Un trabajo en equipo
Las labores de control y delimitación del incendio se siguen por tierra y aire a través de la colaboración entre el director de Extinción, Jorge Parra, trabajadores de BRIFOR, agentes de la Guardia Civil y Protección Civil, entre otros. Las personas que controlan la zona a través de los helicópteros, pero también quienes lo hacen por tierra, marcan los pasos de actuación a seguir. Por su parte, la labor de Parra, según explica el teniente Pinazo, es permanecer en un puesto de mando con cartografía de la zona para ver, según la orografía, cuáles podrían ser los avances del incendio para perimetrarlo. “Nosotros somos una mano ejecutora más a las órdenes del director de Extinción”, explica este trabajador del 43 Grupo de las Fuerzas Aéreas. “Al ser una emergencia, siempre hay que trabajar en conjunto para poder hacer lo máximo posible”.
Durante la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y el Ejército del Aire, los helicópteros hicieron más de un millar de descargas de agua y los hidroaviones, más de 80, según el área de Seguridad y Emergencias 1-1-2 del Gobierno de Canarias con datos de la tarde del domingo. En total, teniendo en cuenta la capacidad de los anfibios, estas aeronaves habrían utilizado más de 248.000 litros de agua para sofocar los incendios. Las hectáreas afectadas ascienden a 3.029, en un perímetro de 42 kilómetros. Ahora, los esfuerzos se centran en poner fin a los puntos calientes. Mientras tanto, el Ejecutivo autonómico ha declarado el nivel 1 en el incendio y ha cedido la gestión al Cabildo de Tenerife. La Unidad 43, bajo su lema “Apaga y vámonos”, abandonará el Archipiélago a las 20.00 horas de este lunes con un vuelo de despedida entre Arico y Santa Cruz, después de cuatro días de trabajo intenso y colectivo.