El Cabildo de Tenerife ha acordado en Consejo de Gobierno exigir la reparación de los vicios ocultos detectados en el Auditorio de Tenerife Adán Martín (tuvo un coste de 74 millones de euros), decisión que ya ha notificado a los agentes que intervinieron en su construcción, concretamente al arquitecto Santiago Calatrava, director de la obra; a los aparejadores que llevaron la dirección en la ejecución de los trabajos, y la UTE formada en la actualidad por Acciona Construcción, Dragados y Promotora Punta Larga. El coste del arreglo se ha cifrado en unos dos millones de euros.
El Cabildo encargó en 2016 a la empresa Intemac la realización de un informe para evaluar el estado del edificio al detectarse algunos fallos de construcción que afectaban al revestimiento (trencadís) y a filtraciones de agua y humedades en algunas zonas del edificio, como finalmente se ha confirmado tras los análisis pertinentes y tras haber escuchado las alegaciones presentadas por las partes.
El procedimiento tramitado para la determinación de la responsabilidad por los vicios ocultos en la ejecución de la obra del Auditorio de Tenerife contempla la responsabilidad solidaria de todos los que intervinieron en el proceso constructivo, a los que se exige ahora la reparación inmediata de los fallos detectados.
A partir de ahora, los responsables de la obra podrán presentar un recurso a esta decisión ante la Administración o acudir directamente a los tribunales competentes.
Calatrava estudia recurrir el expediente
El estudio de arquitectura Santiago Calatrava ha emitido este miércoles un comunicado en el que niega su responsabilidad en los “vicios ocultos” aparecidos en el Auditorio de Tenerife, por lo que estudiará la posibilidad de recurrir el expediente del Cabildo, como manifiesta en una nota difundida por la agencia Europa Press.
Según el estudio, el Cabildo no ha tenido en cuenta las investigaciones y pruebas realizadas en los últimos meses, por ejemplo las encargadas a Intemac, de las que no se les puede imputar “ninguna responsabilidad”.
En esa línea, expone que en ese informe “queda claro” que los problemas provienen de la ejecución de la obra y están “plenamente identificados”, al margen de que no hay “ningún reproche” al proyecto.
“Intemac explica, y el resultado de nuestras investigaciones coinciden, que la causa del desprendimiento del trencadís se debe a que se dejó transcurrir demasiado tiempo entre la aplicación del adhesivo sobre el soporte y la colocación de las teselas, de modo que, en el momento de colocar las piezas cerámica, la cara expuesta del adhesivo ya no estaba en buenas condiciones. Ello provocó una falta de adherencia en el revestimiento que se manifestó con el transcurrir del tiempo”, apunta el estudio de Calatrava.
Así, indica que estos problemas de ejecución son un “vicio oculto” y, por tanto, no detectable por el arquitecto, por lo que tienen la sensación de que “el Cabildo no ha seguido el resultado de la investigación técnica, sino que ha dictado una resolución intentando justificar una decisión que estaba tomada de antemano”.
El estudio destaca también su predisposición a colaborar con el Cabildo en todo momento desde que en enero del año pasado fueron detectados los problemas en el revestimiento, y de hecho, técnicos de ambas partes han visitado conjuntamente el recinto.
“Ello ha permitido elaborar estudios pertinentes por peritos y especialistas que han analizado el origen y la situación de los problemas. Estos coinciden en buena parte con los resultados del informe de Intemac, la empresa contratada por el Cabildo”, comenta.