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CRÍTICA DE CINE

Más calidad musical, menos frescura

- Película: ¡Mamma mia! Una y otra vez (Mamma mia! Here we go again!), 2018

- Director: Ol Parker

- Reparto: Amanda Seyfried, Lily James, Christine Baranski, Julie Walters, Pierce Brosnan, Colin Firth, Stellan Skarsgard, Dominic Cooper, Andy García, Cher, Meryl Streep, Jeremy Irvine, Alexa Davies, Jessica Keenan Wynn, Josh Dylan, Hugh Skinner, Togo Igawa, Naoko Mori, Omid Djalili

La primera película Mamma Mia no te dejaba indiferente: o la amabas o te parecía la mayor chorrada con música que hubieras visto en los últimos años. Yo fui del primer grupo. A mí me encantó, me dio un subidón de buen rollo y disfruté no solo de las canciones sino del desafinar de sus protagonistas. Era un pack completo: podías aceptarlo o no. En esta segunda parte, se mejora considerablemente la parte musical y escénica, pero pierde frescura y sobra ñoñería.

Habría que empezar haciendo un estudio sobre el éxito de la primera película ¡Mamma mia! ¿Las canciones de ABBA? ¿Meryl Streep saltando en la cama? ¿La historia en sí? ¿Que ningún actor supiera cantar? O ¿el buen rollo que parecía que había entre todos ellos? No lo sé, el asunto es que se ha convertido en una peli de referencia para levantar el ánimo del espectador y pasar un rato más que agradable. La fórmula dio resultado y a nadie le molestó; es más, gustaron los desafines de Meryl Streep y sus tres enamorados.

Tras el éxito de esta película, diez años después se vuelven a reunir para hacer una precuela/secuela, ya que, como todo el mundo sabe, en esta segunda parte se cuenta cómo Donna llegó a la isla griega, conoció a los tres protagonistas y decidió formar allí su familia al saber que estaba embarazada. También de muestra qué ha sido de los personajes principales cinco años después, con Sophie, hija de Donna, a punto de reinaugurar el hotel de su madre.

La película, dirigida por Ol Parker, realizador de la maravillosa Rosas rojas, es una más que agradable comedia musical. El director británico consigue darle un empaque a la cinta que no tenía su predecesora. Las canciones, los bailes, alcanzan un buen nivel haciendo más “profesional” esta secuela en el aspecto musical y coreográfico.

La elección de Lily James para interpretar a Donna de joven es perfecta. James actúa, baila y canta y tiene una sonrisa que llena la pantalla. No era tarea fácil hacer el papel de Meryl Streep de joven y hay que decir que lo bordó.

No puedo decir lo mismo de sus tres enamorados, los actores elegidos para los papeles de Sam, Harry y Bill de jóvenes, que no llegan a transmitir la misma espontaneidad y vida que su compañera. Como curiosidad, hay que comentar que Jeremy Irvine, que interpreta el papel de Sam (Pierce Brosnan de joven), ya hizo de joven de otro de los actores de esta cinta, en este caso de Colin Firth (Harry) en Un largo viaje. Ahí les dejo que opinen a cuál de los dos se parece más.

A estos personajes hay que sumar dos grandes incorporaciones, la de Andy García y la de una fabulosa Cher, haciendo de abuela de Sophie y madre de Donna. Su presencia impone, pero sobre todo deslumbra a la hora de cantar Fernando. Esa voz, es mucha voz.

Y sobre el resto del reparto… pues que son los de siempre con 10 años más y eso pasa factura a unos más que a otros. Su complicidad, su estilo y su personalidad se mantienen impolutos una década después. En cuanto salen en la pantalla no puedes evitar el esbozo de una media sonrisilla, que, en la mayoría de los casos, se convierte en una sonrisa total. Es en esos momentos cuando disfrutas de lleno de la cinta, ahí, y por supuesto luego el momentazo Dancing Queen…, que, una vez más, vuelve a ser una ráfaga de aire fresco brutal, como ya pasó en la primera parte.

Pero solo me queda una duda: si con esto se podía hacer una película tan completa, ¿por qué abusar tanto de la melancolía y la ñoñería? Este aspecto de la cinta se me escapa. Creo que no hacía falta buscar la lágrima tan fácil.