No bastó con que el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, anunciara a las vecinas y vecinos de Las Chumberas que acababa de cerrar lo que él llamó “un convenio puente” con el presidente del Gobierno canario, Fernando Clavijo, que “va a poner el dinero” y les va a permitir “seguir pagando los alquileres a las familias que han sido realojadas y continuar con el expediente de expropiación” (último paso antes de comenzar las obras) mientras el Ministerio de Fomento se digna a consensuar una salida al conflicto.
Afectados desde hace más de una década por los problemas de aluminosis que amenazan a sus casas, los vecinos de Las Chumberas y, sobre todo, las vecinas, están “hartas de esperar” y así se lo hicieron saber en la noche de este viernes a Díaz y a sus asesores, especialmente a Silvestre Suárez, que acudió a la asamblea en calidad de técnico de la empresa municipal de viviendas (Muvisa) y se permitió incluso suplantar el papel del alcalde en muchos momentos de esta.
Coalición Canaria (CC) siguió apelando a la unidad al tiempo que excluía al resto de fuerzas políticas del meollo de la información y las decisiones (algo que le costó una reprobación del pleno lagunero al propio Díaz), pero los vecinos no se dejaron envolver por esos cantos a la unidad.
En resumen, “la sensación que nos queda es que tienen ustedes tanta buena voluntad como incompetencia. Llevamos 11 años esperando por una casa y aquí no pasa nada”, le espetaron a los gobernantes de La Laguna los primeros residentes de Las Chumberas que decidieron tomar la palabra.
Y la cosa no quedó ahí: muchos de ellos no están de acuerdo con el justiprecio previsto para las expropiaciones (17.000 euros por vivienda); consideran “técnicos de parte” a los del Ayuntamiento y no se fían, y sembraron de dudas el futuro de las familias tras la reposición de las viviendas.
“A mí me han dicho que si tengo otra vivienda o si cobro una determinada cantidad al año no me van a poder dar una vivienda porque, como son de protección oficial, hay que cumplir unos requisitos”, se quejó en voz alta una vecina.
“Eso no puede ser. Hay gente contando cosas que no son verdad. ¿Quién le ha dicho eso?”, le preguntó el alcalde a la afectada.
“El que está sentado a su lado”, contestó la afectada en alusión a Silvestre Suárez, que tuvo en ese momento la primera intervención de la noche.
Y lo hizo para tratar de aclarar las cosas: “Eso era así antes. Había que cumplir dos requisitos: no tener otra vivienda y no superar un tope salarial porque las que se construyan serán viviendas de protección oficial. Pero acabamos de hacer un cambio en la Ley de Presupuestos de la Comunidad Autónoma que nos permitirá otorgar una vivienda de protección oficial incluso a quienes tengan otra o superen determinado nivel de ingresos”, explicó.
Aun así, quedó claro que quienes no tengan en Las Chumberas su “vivienda habitual” no podrán recibir luego otra. Y eso obliga a algunos vecinos y vecinas con sus casas apuntaladas a quedarse dentro porque los informes técnicos no las consideran aún necesitadas de desalojo. El problema es que cada desalojo nuevo es un alquiler más al que tiene que hacer frente el Ayuntamiento.
“¿Cómo es que me tengo que quedar en mi casa con puntales y todo si me vecino ya ha sido desalojado?”. “Me he ido del bloque porque está mal, a casa de mis hijos, y ahora pretenden no darme otra vivienda por no vivirla”, expusieron un joven y una señora.
“Hace seis meses nos dijeron que en Navidades empezaban las obras, que fuéramos cambiándonos. Hemos ido saliendo de nuestras casas de toda la vida, con la pena en el corazón, y aquí no empieza nada...”.
El remate lo puso otra señora “harta de aguantar 11 años por unas promesas que no se han cumplido. ¿Por qué no viajó a Madrid entre julio y diciembre? ¿Por qué esperó a última hora? Hemos tenido paciencia hasta ahora, pero la culpa primero fue de ZP, luego de Rajoy, ahora de Sánchez... ¿Todos son responsables de lo que está pasando menos ustedes?”, se quejó abiertamente.
Silvestre Suárez volvió a salir al rescate para decir que lo importante era estar de acuerdo en que había que empezar las obras cuanto antes: “Ese es el acuerdo de la asamblea, por unanimidad, por mayoría, y al que no le guste...”.
Por si no hubiera sonado muy convincente remarcó, de la misma manera que había hecho en otras ocasiones con las palabras del alcalde, su último mensaje: “Si no fuera por Clavijo... ¿Pero cómo van a arremeter ustedes contra el Ayuntamiento si es la única administración que ha estado siempre a su lado? Si es gracias a Clavijo que esto se ha podido hacer. Yo no quiero decir nada, ¿pero hace falta que les recuerde contra quién tuvimos que manifestarnos, contra quién cortamos el tráfico en la rotonda, contra quién fuimos a manifestarnos a Madrid?”.