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Administraciones e investigadores alertan del enorme peligro al que están expuestos los cetáceos del sur de Tenerife

Motos de agua intimidan a una colonia de calderones en el sur de Tenerife, en una imagen de la semana pasada

Fabián Sosa

Santa Cruz de Tenerife —

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La Universidad de La Laguna (ULL) celebró en la tarde del martes 12 de marzo, en su Paraninfo, la décimo octava edición de la iniciativa ULL Debates. Esta vez lo hizo con el título La vida en nuestros mares: ¿cómo debemos proteger las zonas de especial conservación?

El debate estuvo precedido por la presentación de fotografías marinas del tinerfeño ganador del prestigioso World Press Photo (en la edición de 2017), Francis Pérez. A continuación, Jacobo Marrero, biólogo e investigador de la Asociación Tonina, expuso algunos de los resultados obtenidos a través de un estudio que ellos mismos realizaron y que aborda la problemática que sufren los calderones en la zona suroeste de Tenerife a causa del tráfico marítimo y la actividad turística.

Según esa investigación de Tonina, la presencia de cetáceos calderones en esa parte de la isla es muy superior a la que se da en otros archipiélagos de la Macaronesia (4,62 avistamientos por hora). Al comparar este dato con el de Azores, por ejemplo, se obtiene una proporción de 231 avistamientos en el suroeste de Tenerife frente a uno en el archipiélago portugués.

Lo que viene a denunciar la comunidad científica es, por un lado, la falta de recursos para seguir investigando en esa línea y, por otro, el peligro de colisión al que están expuestos los calderones a causa del tráfico marítimo que atraviesa la zona de especial conservación (ZEC). Asimismo, quisieron poner de relieve el estrés al que están sometidos estos animales por culpa de algunas actividades turísticas y de recreo que tienen lugar en el litoral de Los Cristianos: las motos de agua, los barcos de observación de ballenas…

Estas actividades, aseguran, quita a los calderones la posibilidad de descansar. Y es que, según el consejero de Turismo en el Cabildo de Tenerife, Alberto Bernabé, el 13% de los turistas que llegan a la isla visitan las ballenas, lo cual es un negocio “muy grande”, aseguró. En esta actividad, según Antonio Sampedro, de la Asociación de Cetáceos del Sur de Tenerife (ACEST), el 30% de las embarcaciones que operan lo hacen “de forma no autorizada”.

Ante el avistamiento de varios calderones heridos, Marrero aclaró que estos “no tienen la misma capacidad de movimiento que los delfines”. Por ello, no pueden esquivar los barcos con la misma facilidad. Además, “como el cuerpo de estos cetáceos es todo músculo, al morir se hunden y no tenemos la oportunidad de que varen”. Ello invisibiliza la problemática porque “no permite medir el alcance de estas muertes por colisión”, aseguró la investigadora Natacha Aguilar.

La discusión comenzó con una serie declaraciones por parte de los participantes, que quisieron aclarar las competencias que incumben a las instituciones que representan. Aunque en un principio pareció que las representantes del Ministerio de Medio Ambiente y del Gobierno de Canarias fueron escurriendo el bulto, a medida que iba avanzando el debate las diferentes partes acercaban posturas y llegaban a un consenso acerca de la necesidad de actuar ante la amenaza que supone para los calderones las actividades turísticas que se desarrollan en el mar del suroeste de la isla.

Al final del foro, la moderadora, Natacha Aguilar, hizo una recopilación de las posibles soluciones que se habían propuesto en el coloquio, a saber:

- Limitación del número de licencias en el sector del whale watching.

- Obtención de dichas licencias a través de concurso.

- Ofrecimiento de formación a los capitanes de barcos sobre el acercamiento a cetáceos.

- Establecimiento del requisito de la presencia de un especialista en cetáceos a bordo.

- Limitación de la velocidad en la ZEC.

En la misma cita, la funcionaria del Ministerio Virginia Pérez se refirió a la necesidad de crear un grupo de trabajo que mantuviese en contacto a las administraciones públicas y la comunidad científica para que todo esto “no quede en meras palabras” y pueda actuarse en la dirección deseada.

El debate estuvo moderado por Natacha Aguilar, investigadora del Ramón y Cajal de la ULL y especializada en cetáceos. En él además participaron Blanca Pérez, viceconsejera de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias; Alberto Bernabé, consejero de Turismo en el Cabildo de Tenerife; Antonio Sampedro, de la Asociación de Cetáceos del Sur de Tenerife; Ángel Lobo, profesor de Derecho de la ULL; Virginia Estévez, jefa de la Sección Técnica de Conservación del Medio Natural del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, y José Antonio Conde, capitán marítimo de Santa Cruz de Tenerife.

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