Hombre de entre 45 y 55 años de edad, con estudios, casado o con pareja y en situación de desempleo. Este es el perfil más habitual de las personas que son atendidas por Cáritas Diocesana de Tenerife dentro del proyecto Drago, una Unidad de Atención a las Drogodependencias (UAD) especializada en los trastornos relacionados con el consumo de alcohol.
Con motivo de la celebración este martes del Día Internacional Sin Alcohol, Cáritas ha publicado el informe anual elaborado por dicha unidad, que asistió en 2015 a un total de 213 personas y 105 familiares. El citado programa, que surgió en 1998 en los comedores sociales que tenía la entidad junto al antiguo albergue municipal, se centra en la desintoxicación, deshabituación y rehabilitación alcohólica de los pacientes, cuyos perfiles y problemáticas han ido cambiando a lo largo de los últimos años.
Actualmente, el 55% de las personas que acuden a Drago presentan una patología dual, un trastorno adictivo que coincide con un trastorno psiquiátrico. Igualmente, el número de pacientes que se encuentran en exclusión social supera el 20%, y son más del 50% los que llegan derivados de los servicios sociales o sanitarios de la Comunidad Autónoma de Canarias.
Subvencionado por la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, el proyecto Drago trabaja desde un enfoque biopsicosocial, a través de un equipo formado por una médica, una psicóloga y una trabajadora social. Desde el año 2009, la cifra de personas atendidas por este recurso que gestiona Cáritas Diocesana de Tenerife ha crecido cerca del 40%, con la edad media de inicio del consumo a los 14 años.
La mayoría de las personas que acuden al programa son hombres, en un porcentaje del 79%, si bien el de mujeres es ya el 21%. El 44% de los usuarios atendidos presenta un familiar de primer rango alcohólico, cerca del 90% tiene dependencia alcohólica y el 11% reconoce un consumo abusivo.
El proyecto Drago, ubicado en el barrio del Perú de Santa Cruz de Tenerife, ofrece orientación, información, valoración y derivación a otros recursos; tratamiento individual y grupal; planificación conjunta entre paciente, terapeuta y familia; tratamiento médico, psicológico y social, y asesoramiento en prevención de drogodependencias.
Además, realiza campañas de sensibilización y acciones de carácter formativo. En lo que va de año, el 39% de los pacientes han logrado el alta terapéutica.