Un cambio legislativo promovido por un nuevo Real Decreto ha dado lugar a un hecho inusual en la Universidad de La Laguna (ULL): entre principios de año y hasta el 11 de febrero próximo, alrededor de 400 estudiantes están defendiendo contrareloj sus tesis doctorales. Un procedimiento enormemente complejo que ha obligado a la ULL a poner en marcha un dispositivo especial.
La nueva normativa impone que si las investigaciones no eran presentadas entre el 1 de octubre de 2015 y el 15 de enero de este año, los aspirantes a conseguir el Doctorado tendrían que someterse a un nuevo procedimiento que les sitúa prácticamente en la casilla cero. Y es que el Real Decreto impone una nueva metodología en cuanto a actividades investigadoras, entre otros requisitos.
De ahí la avalancha de trabajos registrados y de su defensa, en tan escaso período de tiempo, lo que ha puesto a prueba la maquinaria administrativa de la Universidad lagunera como habrá ocurrido en muy pocas ocasiones anteriores pese a sus más de trescientos años de vida.
Uno de los aspectos más complicados ha sido organizar los viajes de los profesores que deben participar en cada uno de los jurados que estudian las diferentes cuatrocientas tesis y que está formado por ocho docentes. Un auténtico embrollo en cuanto a reservas de billetes y alojamientos, más complejo aún cuando resulta que también los profesores de la ULL tienen que viajar fuera de la isla a realizar idénticas labores en otras universidades españolas.
Durante varios días de finales del pasado año y principios de éste, las dependencias de la ULL han permanecido abiertas, incluso hasta las nueve de la noche, para poder registrar el significativo número de tesis doctorales, que en algunas jornadas ha superado el medio centenar. Pocos estudiantes están dispuestos a volver a recorrer el camino iniciado en sus investigaciones, algunas ya de por sí muy complicadas.
El Real Decreto que regula las enseñanzas de Doctorado entró en vigor en febrero de 2011 y establece una disposición transitoria en virtud de la cual todas las personas que estuvieran haciendo su tesis en ese momento tenían un plazo máximo de cinco años para terminarla.
Por lo tanto, el límite temporal se sitúa precisamente en el próximo 11 de febrero, lo que está provocando un auténtico aluvión de solicitudes, por un lado. Y por otro también requiere de un esfuerzo organizativo sin precedentes para acoger a los miembros de los diferentes jurados formados por ocho profesores que deben atender a cada una de las investigaciones.