Cinco muertes en cuatro años en el paradisíaco charco del Tancón
El charco del Tancón, en realidad un bufadero, en el municipio de Santiago del Teide es un paradisíaco enclave de la costa suroeste de Tenerife donde cinco personas han perdido la vida en los últimos cuatro años, según datos de la plataforma Canarias 1.500 kilómetros de costa.
La última víctima mortal es un joven de unos 27 años, quien en la tarde de este jueves se estaba dando un chapuzón junto a otras tres personas, de las cuales una mujer fue rescatada e ingresó en estado crítico en el Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria.
El cadáver del chico fue localizado y recuperado este viernes por parte de efectivos del Grupo de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil.
El Tancón es un bufadero, un cueva generada por la erosión del oleaje con una abertura en el techo, por el cual entra y sale aire y agua a presión. Un atractivo enclave muy frecuentado pese a que allí el baño está prohibido, como recuerdan diversas vallas informativas diseminadas en los accesos.
Dicha prohibición le da igual a los bañistas ávidos de experiencias y atraídos por las aguas cristalinas, el contraste de luces y sombras y la belleza salvaje de este entorno, muy popularizado en las redes sociales.
Sebastián Quintana, promotor de Canarias 1.500 kilómetros de costa, señala que El Tancón y el charco de La Laja, en San Juan de La Rambla, son quizá los dos puntos más populares para darse un chapuzón salvaje, y a la sazón, de los más peligrosos de Canarias.
En 2018, en esos dos charcos fallecieron cuatro personas, dos en cada uno.
Quintana indica que en el 80% de los accidentes en espacios acuáticos el denominador común es “la negligencia” del bañista, bien consciente o inconscientemente, por desconocimiento del peligro que entraña el medio.
Sostiene que existe “un error conceptual de base”, pues “la maravillosa orografía de la costa” de Canarias no es peligrosa en sí misma; “el peligro”, abunda, “empieza cuando alguien decide acercarse demasiado a un rompiente, a un acantilado o a un bufadero”, cuando no se da un baño.
Además, considera “un error” que se dé más publicidad de la necesaria a estos espacios naturales configurados por diferentes erupciones volcánicas. Se refiere a los últimos debates que se han reavivado en las últimas fechas tras darse a conocer el plan en el que trabaja la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias para mejorar la accesibilidad y la señalización de 117 charcos de marea para hacerlos más atractivos a turistas y visitantes, al que se han opuesto científicos, ecologistas y partidos como Coalición Canaria y Podemos.
Sebastián Quintana esgrime que aparte de posibles daños ambientales por la masificación de turistas existe “un factor clave” que está siendo ignorado: “el riesgo”.
Hace hincapié en que en la mayoría de charcos, bufaderos y demás no existen servicios de vigilancia, con lo que a mayor cantidad de bañistas, mayores probabilidades habrá de accidentes.
Según la memoria de Canarias 1.500 kilómetros de costa, en 2020 hubo en Canarias 192 incidentes en medio acuático y 43 muertes; en 2019, 127 incidentes y 57 muertes; y en 2018, 165 incidentes y 59 fallecidos.
En lo que va de 2021, hay contabilizados 31 fallecidos, incluido el de este jueves en El Tancón, y el mes de agosto está siendo “dramático”, con un cambio del perfil de las víctimas de accidentes acuáticos: varón de entre 55 y 70 años, cuando antes de la pandemia oscilaba entre los 65 y los 85 años.
Otro cambio es su procedencia: antes de la irrupción de la COVID-19 y sus efectos en el sector turístico, eran extranjeros ocho de cada diez, y ahora el 70% de los incidentes los protagonizan nacionales.
Sebastián Quintana llama la atención sobre un dato: Canarias es la única comunidad autónoma en la que la primera causa de muerte accidental son los ahogamientos, muy por encima de los accidentes de tráfico.
Pero también insiste en que “las costas no son inseguras, los inseguros somos nosotros, por analfabetismo”, y añade otro dato, el de que Canarias está “abierta por vacaciones los 365 días del año”, a diferencia de otros enclaves turísticos costeros.
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