Un estudio de la ULL revela la presencia de microplásticos en nidos de la gaviota residente en Canarias

Una gaviota, en una imagen de archivo.

Tenerife Ahora

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Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de La Laguna (ULL) ha revelado, por primera vez, la presencia de microplásticos en los nidos de la gaviota residente en Canarias. En concreto, se trata de la subespecie protegida Larus Michahellis, de la que han analizado 48 nidos, y, al menos, 39 tenían algún tipo de este residuo contaminante.

La investigación fue presentada este miércoles en la Real Sociedad Económica del País de Tenerife, en esta ocasión las ponencias fueron a cargo de la dra. Cintia Hernández Sánchez, bajo el título Cambio climático y contaminación de los recursos y Cambio climático y biodiversidad en las islas del Atlántico Africano del dr. José María Fernández-Palacios Martínez.

Este trabajo, pionero por el proceso de análisis aplicado, se centró en cinco zonas de muestreo de dos islas que son Reserva de la Biosfera: Montaña Clara, Risco de Famara, Parque Nacional de Timanfaya, Los Hervideros y Lobos. “Fue un proceso complicado porque eran zonas alejadas de la urbe, con acceso restringido. Realizamos un análisis de los nidos de esta especie para ver exactamente el tipo de residuos que quedaban”, detalló Hernández.

Este tipo de residuo antropogénico está más presente en los productos alimenticios, las toallitas o los residuos textiles. “Se trata de zonas que están próximas a miradores, por ejemplo, y creemos que las gaviotas buscan estos recursos en esas zonas para hacer sus nidos”, puntualizó Hernández. Un dato al que añadió, como dato llamativo, que la mayoría de los residuos no parecían a priori plástico. 

La dra. Hernández, doctora del área de medicina Preventiva y Salud Pública, directora de Secretariado de Sostenibilidad de la ULL y miembro del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, realizó durante su exposición un repaso a los efectos generales del cambio climático y la “urgencia” de abordar esta situación. “El exceso del uso de recursos no renovables es lo que está provocando este cambio climático y es el hombre el que tiene que establecer cuanto antes medidas de gestión y control”, puntualizó. 

La experta invitó a los becados a reflexionar sobre la evolución a largo plazo del efecto del cambio climático y de la dificultad que esto supone para la comunidad científica a la hora de prever posibles escenarios futuros. En este sentido, apuntó que es necesario evaluar la situación con perspectiva teniendo en cuenta aspectos como el suelo o los recursos hídricos, entre otros. “Nos preocupan aspectos como la contaminación microbiológica porque los fenómenos de inundaciones extremas van a aumentar en los próximos años. La OMS determinó que en 2023 tres de cada diez personas no tenían acceso a agua potable y seis de cada diez carecían de sistemas sanitarios, esta es la combinación perfecta para que se dé un aumento de enfermedades de origen hídrico como son todas las que transmiten los mosquitos”, explicó. 

La doctora adelantó a los becados la puesta en marcha del proyecto Minplastics 1, que se ejecutará en Senegal para implantar una industria de separación y tratamiento de plástico en Sant Louis. 

Por su parte, José María Fernández-Palacios Martínez, experto en ecología, habló sobre el ‘Cambio climático y la biodiversidad en las islas del Atlántico Africano’, arrancó su exposición con un repaso a las causas del cambio climático centrando su discurso en la concentración de CO2 y sus efectos. “Ya hay modelos que hablan de que a final de siglo se puede dar un incremento de hasta diez grados sobre la temperatura media en zonas elevadas”, apuntó el experto. 

En este sentido, Canarias, tal y como explicó el experto, sufrirá en los próximos años un cambio de sus temperaturas, siendo cada vez más parecidas a las de Cabo Verde, provocando efectos en su ecosistema. 

Fernández-Palacios apuntó al gran problema que supone el aumento del nivel del mar asociado al incremento de la temperatura, efecto que generará la desaparición de territorios. “Tenemos 60 años para que se tomen decisiones que eviten los efectos que esto generará. Ya hay estados negociando incluso la compra de islas más altas para trasladar a su población”, apuntó el ecólogo. 

Entre las consecuencias detalladas, el investigador habló sobre la desincronización del medio natural como consecuencia de este cambio climático. Un efecto que está provocando la desaparición de especies o el desplazamiento de algunas que actúan como vectores de enfermedades como es el caso del mosquito. 

El incremento de los incendios, tal y como detalló Fernández-Palacios, habló de un cambio de patrón en su temporalidad. “Aparecen antes y duran más, además del desastre que esto genera en los montes no podemos olvidar que son una bomba de CO2”, apostilló.

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