La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha impuesto la pena de diez años de cárcel y el pago de una indemnización de 100.000 euros a un ciudadano británico al que un jurado consideró culpable de la muerte de un hombre con el que convivía en Costa del Silencio en Arona.
A principios del pasado mes de julio el Tribunal popular concluyó que R. C. es culpable del delito de homicidio tras acabar con la vida de la víctima en febrero de 2020 y además por unanimidad rechazaron todos los atenuantes planteados por la defensa.
En concreto, para disminuir su pena, una vez que el ya condenado asumió que era culpable, su abogado alegó que actuó en defensa propia, bajo los efectos del alcohol, colaboró con la justicia y además intentó reanimar al fallecido.
El tribunal popular no cree acreditado que sólo intentara reaccionar al ataque, dado que apenas hay restos de sangre suya en el palo de golf utilizado para agredirle y los peritos afirmaron que el acusado empleó gran cantidad de fuerza para consumar el crimen.
Por ello, tampoco se aceptó que intentara reanimarlo, dado que no se ha aportado prueba alguna de que así lo hiciera, sino que se limitó a llevar el cuerpo envuelto en una sábana a otra habitación donde fue encontrado varios días después.
El tribunal no aceptó que actuó bajo los efectos del alcohol y las drogas ya que el condenado recuerda todos los detalles de lo ocurrido, pese a alegar que durante esas fechas había recaído en sus adicciones y que consumía gran cantidad de sustancias estupefacientes.
En cuanto a que colaboró con la justicia los miembros del Jurado recuerdan que en realidad huyó de la isla por lo que tuvo que ser detenido en Inglaterra de donde sería extraditado y que la confesión que hizo por escrito la redactó cuando estaba preso en Madrid.
Tras la condena, anunció que recurriría el fallo que ahora se ha notificado este martes a las partes.