¿Hay más calima en Canarias? Esto dicen los expertos

Calima en La Laguna, Tenerife, este mes de febrero.

Efe / Christian Afonso

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La situación de sequía que asola la región norte de África, una dinámica atmosférica con vientos intensos que son capaces de levantar el polvo, y el anticiclón de las Azores desplazado más al este de lo habitual explican la profusión de episodios de calima en los inviernos de Canarias de los últimos años.

Así lo ha explicado el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Canarias, David Suárez, en una entrevista con EFE en la que ha apuntado que desde 2020 se nota un incremento en la actividad del polvo en suspensión, la famosa calima, hacia el archipiélago.

Ello pese a que, según el análisis de las series desde la década de los ochenta, se aprecia una línea descendente en la cantidad de calima que afecta a Canarias, si bien existe “una gran variabilidad” que hace que en momentos puntuales se vean picos de intensidad.

Los autores que investigan este pico de calima desde 2020 -algunos lo llevan hasta 2011- afirman que está marcado “por la situación meteorológica que hay detrás, por las condiciones ambientales en las regiones fuente”, en este caso el norte de África, que es el principal foco emisor de polvo en suspensión de todo el planeta.

¿Por qué se producen estos picos?

En primer lugar, los picos que se han dado en las últimas décadas han coincidido con periodos de sequías prolongadas en el norte de África, lo que provoca que la humedad del suelo sea más baja y que, por tanto, el polvo esté más disponible. Ello se une a la existencia de condiciones de vientos intensos.

“Es decir, necesitamos, primero, que el polvo esté disponible y, por otro lado, que la dinámica atmosférica sea capaz de levantar ese polvo y trasladarlo hacia otras regiones, y eso es lo que hemos visto, por ejemplo, en estos últimos inviernos”, detalla Suárez.

Estos dos elementos se completan con otra circunstancia sobrevenida. El anticiclón de las Azores, ese que envía a las islas los vientos Alisios que atemperan su clima pese a encontrarse en una región subtropical del planeta, se encuentra desplazado más hacia el este de lo normal y tiene una actividad inusitadamente más intensa que lo habitual en esta estación del año.

“Normalmente, en invierno el anticiclón suele estar más debilitado y un poquito más al sur, pero en estas situaciones lo hemos tenido muy bien centrado en el suroeste de Europa, con ese flujo de componente este que hace que arrastre todo el polvo desde la región fuente y la traslade a Canarias. Y ha sido una situación muy persistente, de una alta estabilidad”, explica el meteorólogo.

¿Por qué está desplazado el anticiclón de las Azores?

En los últimos años, indica Suárez, ha predominado en Canarias “el patrón de bloqueo” en el anticiclón, con lo que las borrascas han discurrido hacia el norte de Europa. Lo normal es que el anticiclón de las Azores esté más debilitado que en verano y que esté más al sur.

Este desplazamiento puede explicarse por el fenómeno de La Niña en el Pacífico, que ha predominado en los últimos tres años, en conjunción con el patrón de bloqueo antes citado. Situación que parece persistir pese a que este año ya hay un cambio de la situación del océano más grande del planeta hacia El Niño.

Si bien, Suárez asegura que es “complejo” poder determinar las causas que motivan este desplazamiento del anticiclón de las Azores.

Y es que, pese a la lejanía del Pacífico, a priori, con el Atlántico Norte y con Canarias en particular, lo cierto es que el ciclo positivo o negativo de El Niño o La Niña marcan las condiciones meteorológicas mundiales.

“Es cierto que son patrones de teleconexión, porque lo que sucede en una zona concreta del planeta tiene efectos en el sistema climático”, afirma el delegado de Aemet en Canarias.

¿Estas variaciones se pueden achacar al cambio climático?

Suárez admite que el cambio climático puede tener su incidencia debido a que el aumento de las temperaturas y las escasas precipitaciones contribuyen a bajar la humedad del suelo y a la desertificación de las tierras al norte de Marruecos.

Sin embargo, indica que no se puede ver, al menos de forma directa, una correlación entre el mayor número de eventos de polvo y el cambio climático. Y que tampoco hay artículos de investigadores que así lo concluyan.

“Seguramente haya mucha gente, grupos de investigación más especializados, que pueden estar haciendo este tipo de análisis, pero yo a día de hoy no conozco”, reconoce el meteorólogo.

“Yo señalaría los cambios de uso del suelo que se van produciendo; el descenso de la humedad relativa del suelo en la región fuente, si se prevé que haya un descenso de las precipitaciones o si ha habido un descenso de las precipitaciones, y después también nos queda ver qué patrones sinópticos dominarán cada trimestre o cada estación”, enumera.

¿Estos eventos de polvo pueden afectar a nuevos lugares?

De hecho, insiste Suárez, ya están afectando a lugares que no estaban acostumbrados a sufrir el polvo en suspensión. Y también se debe al anticiclón de las Azores.

“Vemos cómo esas masas de polvo en invierno están asociadas a ese anticiclón, que al fin y al cabo lo que hace es desplazar el polvo muy hacia el norte” del continente, comenta David Suárez.

Tal es así, que ya se han visto imágenes de regiones de Escandinavia o las Islas Británicas con presencia de polvo africano, e incluso de nieve cubierta por una fina capa rojiza que demuestra que la calima podría extenderse a lugares insospechados. 

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