Evaristo González Reyes no ha respondido en el juzgado de Instrucción 2 de La Laguna sobre si tuvo o no intervención en la desaparición del auto judicial de 21 de abril de 2010, el que dio lugar a las escuchas telefónicas por parte de la Policía Judicial y que ha desembocado en el caso Corredor.
El empresario de la noche en San Cristóbal de La Laguna, principal encausado en la trama del ocio nocturno vinculada al caso Corredor, debía declarar este viernes en el juzgado de Instrucción número 2, que ha abierto diligencias por el supuesto robo de ese auto, como posible sospechoso de la desaparición, pero según fuentes cercanas, se negó a declarar, ya que “hacerlo hubiera supuesto dar cuerpo a las escuchas que se pretenden declarar nulas”.
La pieza paralela por la posible desaparición del documento fue abierta a instancias de la fiscal anticorrupción de Santa Cruz de Tenerife, María Farnés Martínez, quien dedujo que el empresario lagunero podría haber tenido, de manera directa o indirecta, intervención en la desaparición en papel del escrito, y ello por las conversaciones interceptadas entre Evaristo González y otras personas, a las que les habría hablado de la destrucción del auto.
González Reyes, principal imputado en el llamado caso Corredor, pero sobre todo en dos de sus tres piezas separadas, ha basado su defensa en que no hay auto inicial, firmado en papel por la magistrada que lo ordenó, de las escuchas y, por tanto, todas las pruebas recabadas a raíz de las mismas, desde el 21 de abril de 2010, deben ser declaradas nulas.
El 8 de enero pasado, cuando se inició la primera ronda de declaraciones ordenada por el magistrado Cesar Romero Pamparacuatro, y a preguntas de eldiario.es/canariasahora.es, en las puertas de los juzgados, Evaristo González negó que tuviese que ver con la desaparición del auto.
“Qué desaparición, si nunca ha estado [el auto]. Lo que hay es un borrador en un soporte informático, eso no es nada”, afirmó. “Yo soy sospechoso de mucho, pero de nada. Me acusan de falsedad, de estafas, de delitos que ni he hecho ni volveré a hacer, pero eso de que me hablan es una pieza que se ha abierto, pero el auto nunca se ha podido sustraer ni extraviar, porque el auto nunca ha existido”.
En respuesta a que habría indicios contra él, tras unas escuchas telefónicas, González Reyes dijo: “todo es una película que se saca de contexto de otra cosa, de un asunto de hace once años. El auto, es un simple borrador que nunca se sacó del sistema informático y nunca se incorporó al procedimiento. Si esto no se anula que baje Dios y lo vea”.
El 25 de noviembre pasado, once días después de levantarse el secreto de sumario y hacerse públicas las imputaciones, el magistrado instructor dictó un auto, con el apoyo del Ministerio Fiscal, que a su vez asegura haber tenido conocimiento del escrito desaparecido, para incoar “procedimiento incidental de reconstrucción de autos”, algo a lo que se han negado los abogados de la defensa de los imputados, ya que dicen que las reconstrucciones se dan en caso excepcionales de destrucción accidental.
La defensa de Evaristo González suma a la nulidad de todas las escuchas, (y con ellas, de todas las pruebas que sustentan sus múltiples imputaciones), la petición de nulidad parcial de las interceptaciones telefónicas desde el 22 de septiembre de 2010 en adelante, ya que no se encuentra el auto de prórroga judicial, mientras que el juez y la fiscal buscan el auto de un mes concreto, entre septiembre y octubre.
Sobre esta incidencia judicial y a petición de la fiscal, el magistrado Pamparacuatro ha requerido a la juez sustituta que le precedió, y que debió autorizar la prórroga, que informe sobre si lo hizo efectivamente o no, y en caso afirmativo, aporte copia.