Tras las huellas de Cristóbal Colón en San Sebastián de La Gomera
Desde el Mirador de la Hila, San Sebastián de La Gomera es apenas un montón de manzanas encajadas entre el mar y las cuestas de La Lomada. Cuatro calles que corren en paralelo al Barranco de la Villa cruzada por otras tantas perpendiculares que forman un damero pequeño; asumible tras no más de quince o veinte minutos de caminata lenta. La Villa, tal como la llaman los naturales, es pequeña. No alcanza los 9.000 habitantes. La modestia de su trama urbana, en la que apenas una veintena de edificios supera la altura que marcan los tejados de su coqueto casco histórico, parece no casar con la importancia que el lugar tiene en la historia. Entonces no hay más que alzar la vista hacia el mar y ver esa bahía perfecta, la mejor de Canarias para las artes de la navegación, según cuentan los libros viejos, para comprender por qué tanto ruido si las nueces parecen pocas. Pero engaña. Al nivel de la Calle Real, la principal de la ciudad, la perspectiva cambia. Aparecen viejas casonas coloniales, castillos, iglesias góticas, museos interesantes, tiendas con los mejores dulces del Archipiélago.
Por ello hay dos formas de descubrirla. El que tenga prisas, paseará una hora; entrará en algunos lugares y seguirá camino hacia el interior de la isla. Es habitual en los que llegan por la mañana desde Tenerife y se van al caer el sol. Los que eligen quedarse alguna noche, algo que Viajar Ahora recomienda, pueden darse el lujo de invertir algo más de tiempo en recorrer estas cuatro calles. Sí cuatro. ‘Profesor Armas’, ‘Ruiz de Padrón’, la señorial ‘Real’ y la ‘Virgen de Guadalupe’ que, a medio camino se torna ‘La Luz’. De mar a dentro; cómo la recorrieron los miles de navegantes que recalaron en la rada durante siglos.
Puerto. Esa es la palabra que mejor define a La Villa. Durante siglos, esta rada perfecta enmarcada por la Punta de la Hila y los primeros riscos de Los Garañones, fue uno de los mejores puertos naturales del mundo, pieza codiciada por las grandes potencias con intereses a ambos lados del Atlántico. No es casualidad que Cristóbal Colón la eligiera como punto de partida de su gesta descubridora. Las malas lenguas dicen que el empeño del Almirante se debió a los encantos de Beatriz de Bobadilla, señora de la isla. Pero es innegable que el puerto de la villa es un refugio ideal para cualquier embarcación. También es probable que conociera las bondades del agua salobre de un pequeño pozo en torno al que se construyó una casa sencilla con uno de esos patios canarios tan característicos. La Casa de la Aguada (Dirección: Plaza de la Constitución sn; Tel: (+34) 922 141 512; Horario: LV 10.00 – 18.00), la llaman, y además de ser la Oficina de Turismo de La Gomera hoy cuenta con un pequeño museo dedicado a las tres escalas de Colón en la isla y al papel que La Gomera jugó en este acontecimiento de relevancia universal.
Aunque al principio se construyó para proteger a los conquistadores españoles de los belicosos isleños, la Torre del Conde (Dirección: Parque de la Torre sn; Horario: LV 10.00 – 18.00) cumplió el papel de principal baluarte defensivo de la ciudad ante los ataques de piratas y armadas de las principales potencias de la época. Y aunque pronto quedó desfasada por la irrupción de la artillería, ahí sigue. Erguida pese a ser el edificio construido por europeos más antiguo de Canarias (mediados del siglo XV). Una auténtica reliquia de finales de la Edad Media que, según las malas lenguas, sirvió de escenario a los amoríos de Colón con Beatriz de Bobadilla, señora feudal de la isla. Hoy, a parte de poder ver desde dentro una construcción de este tipo, la torre alberga una interesante muestra de cartografía antigua. Y desde el mar ya no llega ninguna amenaza. Los viajeros pueden tomar el sol y bañarse sin problemas en la Playa de San Sebastián o pasear por la Avenida de los Descubridores.
Tierra adentro, la ciudad aún conserva el encanto de los típicos pueblos coloniales canarios. Casas sencillas con tejados a dos o cuatro aguas, patios cuajados de flores y balcones y ventanas de madera. Como la llamada Casa de Colón (Dirección: C/ Real, 56; Tel: (+34) 922 140 103; Horario: LV 10.00 – 18.00), lugar en la que, según la tradición, se hospedó el almirante durante sus estancias en la isla. La visita es recomendable por dos razones; la primera es que permite ver puertas adentro una casona típicamente canaria y la segunda es por la interesante colección de arte americano precolombino que se encuentra en Exhibición. Muy cerca se encuentra la Ermita de San Sebastián (Dirección: C/ Real 62), lugar en el que, dicen, oró el Almirante antes de embarcarse rumbo al Nuevo Mundo.
Pero las piedras más ilustres de La Villa están en la Iglesia de la Asunción, un edificio de mediados del XV que presenta un gótico sencillo de clara inspiración portuguesa. El turista entrará, hará un par de fotografías y seguirá su camino atropellado. El viajero se sentará a ver los retablos y descubrirá que en el muro izquierdo de la Capilla del Evangelio se dibuja una curiosa escena en la que tres navíos ingleses atacan la ciudad, se interesará por el curioso tragaluz que permite que la luz del sol llegue al altar, admirará los artesonados mudéjares del techo y se detendrá ante las filigranas en piedra de su portada gótica de color rojizo.
Y todo no va a ser Colón, América, Castillos o iglesias. Los españoles que llegaron a La Gomera se encontraron con hombres y mujeres bravos que resistieron con valentía la invasión. Sus huellas se encuentran repartidas por toda la isla, pero una buena forma de conocer esa historia anterior a la colonización europea es el Museo Arqueológico de La Gomera (Dirección: C/ Torres Padilla, 8; Tel: (+34) 922 141 586; Horario: Del 1 de octubre al 30 de mayo MV 10.00 – 18.00 y SD 10.00 – 14.00. Del 1 de junio al 30 de septiembre MS 10.00 – 19.00 D 10.00 – 14.00; E-mail: mag@lagomera.es), donde se muestran restos de la antigua cultura insular y se explica los aspectos fundamentales de su organización social, creencias y vida cotidiana. Pequeño pero muy bien montado. El día puede culminarse, de manera magnífica, con un paseo por la Punta de la Hila y la Playa de la Cueva (acceso por el puerto), desde donde se disfruta de una de las mejores vistas posibles del Teide, en la vecina isla de Tenerife. Los atardeceres, aquí, son únicos.
COMER EN SAN SEBASTIÁN DE LA GOMERA
Caprichos de La Gomera (Dirección: paseo Fred Olsen, Edificio La Marina; Tel: (+34) 922 872 439; E-mail: contacta@caprichosgomera.com) Sin duda alguna la mejor opción de la capital gomera para disfrutar de la gastronomía tradicional de la isla aunque con toques de modernidad y fusión. El chef local Fabián Mora es una de las firmas más pujantes de los fogones canarios. Merece la pena darse el capricho.
Bodegón Colón (Dirección: C/ Ruiz de Padron, 36; Tel: (+34) 630 868 969) De los mejores restaurantes de la isla para saborear la gastronomía más tradicional. Eso sí, elaborada con criterio, calidad y las mejores materias primas. Imprescindible.
La Salamandra (Dirección: C/ República de Chile, 5; Tel: (+34) 922 62 83 80) Cocina contemporánea con toques de la gastronomía tradicional gomera. Recomendable.
La Forastera (Dirección: C/ Calle Real, 15; Tel: (+34) 636 771 218) Una sorpresa en el panorama gastronómico local. Cocina francesa sin pretensiones pero más que correcta.