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Guía de San Francisco: Russian Hill, la costa norte, el Golden Gate y Alcatraz

San Francisco Bay se abre al Pacífico a través de la famosa Golden Gate; apenas una grieta de poco menos de dos kilómetros que deja pasar el mar para crear uno de los paisajes costeros más impresionantes de América del Norte. El norte de la ciudad se vuelca a la bahía a través de viejos puertos, marinas de yates y, en los últimos tiempos, complejos de viviendas de lujo. Pero antes de mojarse los pies en la bahía, el viajero deberá mirar tierra adentro. El vecindario de North Beach es heterogéneo. Russian Hill (colina rusa) es uno de los 44 montículos que forman la geografía ondulada de la ciudad y, también, una de las primeras en ser colmada de edificios por el desbordamiento de la ciudad original. Caminar por sus calles es una delicia. Las típicas casas pintadas de colores pastel yendo arriba y abajo en calles onduladas.

Precisamente aquí está Lombard Street, la famosa calle cuya inclinación obligó a convertir la carretera en un zig-zag entre parterres y árboles. Una auténtica delicia que también has visto en un montón de películas. Russian Hill es, a su vez, uno de los barrios más animados de la megápolis californiana : un centro ‘hipster’ lleno de bares de moda, galerías de arte, tiendas de diseño y todas esas cosas. Si tienes ganas de caminar ándate hasta las alturas del barrio de Telegraph Hill y visitar Coit Tower, un memorial dedicado a los bomberos que, aparte de ser un curioso monumento que recuerda los tiempos de la Gran Depresión, es un excelente mirador sobre la bahía.

Las inmediaciones de North Beach fueron hasta hace poco el hogar de los pescadores que vivían en la ciudad. Fisherman’s Warf (Puerto de los pescadores) ya no cumple la vieja misión de base de operaciones de los barcos que salen a pescar en el océano. Como suele ser habitual en esta parte del mundo, esta zona privilegiada de la bahía se ha convertido en un conglomerado de tiendas, restaurantes (donde el plato estrella es la clam chowder –crema de almejas-), puestos de comida rápida y atracciones de feria. Aún así el lugar tiene su encanto y también ofrece una de las estampas más típicas de la ciudad: los leones marinos que se tuestan al sol en Pier 39. Para los amantes de los barcos históricos, en Fisherman’s Warf hay un par de joyas que merecen la pena: el Liberty Ship SS Jeremiah O'BrienSS Jeremiah O'Brien, el submarino USS Pampanito USS Pampanito y otros barcos y veleros de los siglos XIX y XX.

Un viaje de ida y vuelta a Alcatraz .- Visitar la antigua prisión de máxima seguridad es otro de los obligados de cualquier viaje a San Francisco. Una actividad que requiere de cierto grado de planificación previa para evitar quedarse en tierra. Lo primero es reservar con tiempo el pasaje del barco de Alcatraz Cruisers Alcatraz Cruisers que conecta el antiguo presidio con Pier 33, en Fisherman’s Warf. Esta línea es la única autorizada por Parques Nacionales para vender las entradas que incluyen el traslado y el acceso a la famosa prisión de alta seguridad que, hasta 1963, albergó a algunos de los presos más peligrosos y famosos de los Estados Unidos. ‘La Roca’ empezó su historia como posición artillera durante la Guerra Civil norteamericana pero su única función desde sus primeros tiempos fue la de lugar de confinamiento de simpatizantes confederados, primero, y campamento militar disciplinario, después. Su leyenda como prisión federal se inicia en 1934. Durante 29 años, esta fue una de las cárceles más inexpugnables del durísimo sistema penitenciario estadounidense. Sólo una de las más de 30 intentonas de fuga que tuvieron lugar durante esos 29 años tuvo éxito (aunque las autoridades dicen que los fugados murieron en las frías aguas de San Francisco Bay). Dentro de estos muros cumplieron condena delincuentes célebres como Al Capone o Robert Stroud, el preso que se convirtió en uno de los expertos en cría de pájaros canarios más famosos del siglo XX. Entrar a Alcatraz oprime. Pese a que cerró en 1963, aún se percibe esa atmósfera de opresión y encierro. Más allá de la propia cárcel, la isla merece un paseo. La antigua Roca se ha convertido en un parque desde el que puedes disfrutar de impresionantes vistas sobre la ciudad.

Marina District.- Es otro de los imprescindibles. Situado al oeste de Fisherman’s Warf es uno de los distritos más exclusivos de la ciudad. El pequeño Museo Marítimo Museo Marítimo (Marina Boulevard, 2; Tel: (+1) 415 561 7000), laPlaya de Aquatic Park y el Parque de Fort Mason son la puerta de entrada de un vecindario marcado por las casitas multicolores. Los otros grandes atractivos del lugar son la propia marina y el Palacio de Bellas Artes Palacio de Bellas Artes (Lyon Street, 3601; Tel: (+1) 415 886 1929), otra de las maravillas arquitectónicas de San Francisco, que ocupa los edificios y jardines que se construyeron con motivo de la Exposición Universal de 1915. El corazón del barrio es Chestnut Street, vía repleta de restaurantes y tiendas de moda que recorre el corazón de Marina District de este a oeste hasta las frondas de Presidio Boulevard, uno de los mejores parques para darse un respiro.

El Golden Gate .- Es otro de los grandes iconos de la ciudad y, sin duda alguna, su imagen más paradigmática. La mejor manera de tener el primer contacto con esta imponente estructura de metal es desde la orilla de Crissy Field Beach, un lugar en el que los locales suelen pasar horas y horas y que ha sido escenario recurrente en cientos de películas y series de televisión. Desde este antiguo aeródromo reconvertido en parque, se obtienen algunas de las mejores vistas sobre el puente y la Puerta Dorada que da acceso a la espectacular bahía. Otra muy buena foto del puente se puede sacar desde Torpedo Warf, que se encuentra casi debajo de la estructura. Desde aquí parten varios senderos que recorren las inmediaciones del extremo sur y que ofrecen excelentes miradores. Justo debajo del tablero del puente está Fort Point, antigua fortificación construida para defender la bahía durante la Guerra Civil norteamericana. El Golden Gate mide 1.970 metros y puede cruzarse a pie (gratis) o en coche (con peaje). Una buena idea es iniciar el tour en el Centro de Visitantes del Golden Gate, un pequeño museo en el que se cuenta la historia y los detalles de la construcción del viaducto. Y después queda caminar. Cruzar el Golden Gate ida y vuelta supone una hora y media de caminata, pero merece la pena. Eso sí, las mejores vistas del puente se encuentran en la orilla sur.

Fotos bajo Licencia CC: Daniel Hartwig; Dave Mathews; Florian Plag; Ken Lund; Anna IreneAnna Irene