Una ruta por la costa norte de Fuerteventura
Hasta hace algunos años, la zona costera de Bajo de la Burra era un lugar muy poco conocido de la costa norte de la isla de Fuerteventura. Hasta este lugar apenas llegaban un par de turistas al día; la mayoría senderistas que salían desde la vecina Corralejo para visitar los alrededores del Volcán de Montaña La Raya camino de la mágica Bahía de Majanicho. Pero todo eso cambión gracias (o mejor dicho por culpa) del Instagram. Esta zona del litoral majorero se caracteriza por la abundancia de ‘confites’ como se les dice en las Islas Canarias. Los rodolitos son los restos calcáreos de algas marinas que se han ido depositando en la costa a lo largo de millones de años formando verdaderos campos de fósiles que tienen un altísimo valor geológico y paleontológico. Y también son los responsables de estas playas de ‘palomitas de maíz’ que causan furor en las redes sociales. El hastagh #PopCornBeach ha convertido a esta parte de Fuerteventura en un fenómeno de masas; para mal, desgraciadamente. Porque se ha producido una presión muy alta sobre el paisaje que ha causado el expolio de miles de estos rodolitos que salen de la isla en las maletas de turistas poco respetuosos con la isla y sus habitantes. Un ejemplo claro de esto que decimos es Baja del Medio, en Corralejo. Aquí, las palomitas de maíz (roscas para los locales) casi han desaparecido.
El Norte de Fuerteventura es un lugar de gran belleza. El trazado de la carretera que une las poblaciones de El Cotillo y Corralejo se interna al sur de los grandes campos de lava que formaron los volcanes de Bayuyo y Calderón Hondo y se aleja de la costa. Esto deja fuera del alcance del asfalto un trozo de litoral que guarda verdaderos tesoros. Las redes sociales han descubierto alguno de sus secretos, pero otros siguen quedando ocultos. Playas, campos de lava, aldeas de pescadores… Este es un lugar dónde hay que tratar de prescindir del coche y darle a la patilla. Una pista de tierra permite ir y venir con paciencia (y la despreocupación insana de los que recorren la isla en coche de alquiler), pero la mejor manera de ver esta comarca es a través del paseo tranquilo. Te damos algunas pistas.
El Parque Natural de Corralejo.- Uno de los espacios más intensos y bonitos de toda Canarias. Un verdadero lujo. Todo lo que podamos decir de él es poco. Las arenas se adueñan aquí de más de 2.600 hectáreas de terreno creando verdaderos campos de dunas que nos recuerdan al vecino desierto sahariano; pero se trata de un desierto blanco creado por los restos de conchas y esqueletos de animales marinos que se han ido acumulando en esta zona a lo largo de miles de años. El resultado es mágico. La carretera FV-1a recorre este espacio natural de sur a norte a poca distancia de la costa. Viniendo desde el sur, el parque se encuentra con el mar a través de pequeñas playas de aspecto salvaje como Playa Alzada, El Moro o El Dormidero. Tierra adentro puedes acercarte a los campos de dunas a través de algunos senderos señalizados. Ojo, no se puede ir por dónde uno quiera. Estamos ante un ecosistema muy frágil. Hacia el norte, los campos de dunas se acercan a la orilla del mar formando verdaderos playazos con vistas a la cercana Isla de Lobos y al sur de Lanzarote.
Un sendero entre volcanes.- El Bayuyo es un complejo de cuatro conos volcánicos que se encuentran muy cerca de la población de Coralejo. La pista de tierra que recorre este lugar hasta Lajares (7,4) forma parte del sendero de Gran Recorrido FV-131 (recorre la isla de norte a sur) aunque también se puede transitar en coche. Desde la zona de aparcamiento (señalizada en el mapa) parte un camino que recorre las cresterías de estos conos volcánicos y permite asomarse a sus cráteres. El punto culminante del recorrido es llegar hasta los bordes del Bayuyo y San Rafael, en el extremo norte de la pequeña sierra volcánica (3,7 kilómetros desde el parking). Aquí no sólo vas a poder ver el interior de los volcanes, sino que también tendrás una panorámica general del Parque Natural de Corralejo y de buena parte de la costa norte. Merece la pena el paseo, que no todo es playa en Fuerteventura.
Un paraíso llamado Majanicho.- Uno de los efectos colaterales de #PopCornBeach es el descubrimiento de Majanicho por los turistas. Esta pequeña aldea de pescadores quedaba totalmente fuera de los circuitos tradicionales en la isla y eran muy pocos los que llegaban hasta aquí gracias a que la FV-109 y la F-10 quedan a desmano de la costa. La forma más sencilla de llegar hasta aquí es a través de Lajares (7,9 kilómetros por una buena carretera asfaltada). Antes de acercarte a la costa puedes hacer una parada y visitar el Volcán del Calderón Hondo (acceso desde la carretera a Majanicho) que forma parte de la ruta de los volcanes de la que hablábamos con antelación. Majanicho es una antigua aldea de pescadores que se ha mantenido prácticamente intacta. En las cercanías de la costa hay un complejo de villas turísticas, pero la línea de costa, formada por un enorme charcón de aguas tranquilas y calas, es un recordatorio de lo que debió ser Fuerteventura antes del turismo.
Es, en nuestra opinión, uno de los rincones más intensos de Canarias. Las casitas de pescadores a la orilla del mar; las barcas; el pescado secándose al sol… En la actualidad hay algunos alojamientos pero se ha mantenido la esencia. El lugar recuerda mucho a la Isla de La Graciosa y actúa como un auténtico museo etnográfico del pescador majorero (como el de Tefía lo es con las gentes del campo). Desde aquí parte la pista de arena que conduce hasta el Bajo de la Burra –Punta Lala-. Por favor, si vas hasta la playa de las palomitas del maíz haz muchas fotos, disfruta, asómbrate. Pero deja los ‘confites’ en su sitio. Piensa que no son tuyos. Los canarios y canarias están gustosos de que los veas, pero los quieren en su lugar. Viajar es aprender y respetar.
El Cotillo; un mito playero y marinero.- La ruta por el norte de Fuerteventura termina en el pueblo de El Cotillo, un verdadero mito marinero que trasciende la propia isla. La culpa de esta fama bien ganada la tiene una mujer que se llamaba Mariquita Hierro Morales y que fue una de las primeras empresarias de la isla que supo ver el maná económico que suponía el turismo. Hay pocas familias canarias que no hayan comido alguna vez en el restaurante de Mariquita Hierro, un lugar dónde se hacía uno de los mejores caldos de pescado de todo el Archipiélago. Hoy su legado tiene forma de moderno restaurante (Santiago Hierro, sn) y hotel. Pero El Cotillo es mucho más que sus espectaculares pescados.
El pueblito se organiza en torno a su curioso puerto y la Playa del Muellito, una bahía estrecha que es de los mejores fondeaderos naturales del oeste majorero. Por eso aquí se construyó una pequeña torre artillera (la Torre del Tostón) para impedir el desembarco de indeseables, y un buen número de hornos de cal. De tiempos viejos también son la preciosa Ermita del Buen Viaje (un magnífico ejemplo de templo rural de finales del siglo XVII) y el Molino del Roque (Acceso desde la FV-10). Pero El Cotillo es Mar. Una costa que culmina, en su extremo norte, en la Punta del Tostón, donde nos encontramos con un faro que compagina su función como señal luminosa con la de Centro de Interpretación de la pesca tradicional de la zona. Y en los alrededores del faro auténticos playazos. No al tipo de los arenales infinitos de Corralejo. Aquí manda el charcón gracias a una geografía marcada por las caprichosas coladas volcánicas. La arena blanca añade un toque mágico de contraste con la roca volcánica y de aguas color turquesa. Los Charcos, Los Lagos, Playa Chica, El Río, Caleta del Marrajo… Hay dónde elegir. Ideal para ir con niños.
Fotos bajo Licencia CC: Bengt Nyman; Pat Neary; Cornelia Huck; JoseluBilbo.; Paul Stephenson; Andy Mitchell
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