Un viaje al Lago di Garda: De Garda a Riva del Garda

Barcos a la espera. El Lago di Garda es el más grande de todos los espejos de agua italianos.

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De Venecia al Tirol. Como ir del día a la noche. El Lago di Garda siempre actuó a modo de triple frontera entre tres realidades históricas y geográficas muy diferentes. La más obvia es la de frontera entre las regiones de Lombardía (con Milán a la cabeza) y Véneto: esto es, la Italia mediterránea de la República Serenísima y la vocación centro europea del Milanesado. Pero este valle estrecho también sirve de principal vía de acceso a las regiones alpinas: desde Riva del Garda se accede a las ciudades de Trento y Bolzano, ya en pleno Tirol italiano. Un lugar de gran belleza natural (con los primeros grandes picos alpinos al alcance de la mano) pero también de historia tumultuosa y choque entre imperios y hasta culturas. Garda sigue teniendo un aspecto bucólico de pueblos con casitas pintadas con tonos pastel y tejados bellísimos. Pero los castillos se suceden unos a otros dejando de manifiesto el carácter fronterizo de la zona.

Salimos de Garda hacia el norte desde Garda y muy pronto nos encontramos con dos de estas grandes fortalezas vinculadas al señorío de las familias más importantes de Verona: el Castello Scaligero de Torri del Benaco (Viale Fratelli Lavanda, 2) alterna su carácter histórico de baluarte defensivo con el de museo del aceite de oliva y el Castello Scaligero de Malcesine (Via del Castello, sn) hace lo propio como Museo de Ciencias Naturales y Prehistoria de esta localidad que merece una parada con cierta despreocupación por el tiempo de escala. Malcesine es otra de las grandes localidades de las orillas del lago.

Un paseo a los pies de este castillo espectacular debe incluir otros hitos como el Palazzo dei Capitani (Via Capitanato, 4), uno de los mejores ejemplos de gótico veneciano de la zona, el Porto Vecchio (Vicolo Casella, sn) y Santo Stefano (Via Parrocchia, 14), un bonito edificio barroco de inicios del XVIII. El pueblo se arremolina en torno a su castillo acercándose al lago a través de cantiles y pequeños puertos de gran encanto. Muy fotogénico. Malcesine es la última de las ‘grandes’ poblaciones de la orilla véneta del lago antes de llegar al extremo norte. La carretera SR-249 se pega al litoral lacustre encajada entre el agua y los cantiles que se elevan muchos metros anticipando la cercanía de las alturas alpinas. Nos encontramos con el ‘estuario’ del Río Sarca en Torbole, que tiene uno de los puertos más bonitos del Lago.

Pequeña guía de Riva del Garda; la capital del norte lacustre.- A diferencia de la ‘riva’ del sur, que da paso a una agradable campiña donde dominan los olivares y los extensos viñedos, la ‘riva’ del norte pone de manifiesto su carácter alpino a través de grandes cantiles cubiertos de bosque que caen a plomo sobre el agua. Riva del Garda actúa como antípodas lacustre de Sirmione ocupando el extremo opuesto del lago más grande de Italia. Estamos a las puertas de los Alpes que ya está encima de nuestras cabezas con lugares como el Monte Altissimo di Nago (2.075 metros sobre el nivel del mar) que forma parte de la pared oriental del mismísimo Garda. Riva di Garda es otra localidad histórica con mucho que ver. Lo más obvio es el Fuerte de San Nicolás –La Rocca- (Piazza Cesare Battisti, 3), un castillo medieval reconvertido en uno de los mejores museos del norte de Italia. En el Museo del Alto Garda (MAG) puedes ver una impresionante colección arqueológica (incluidos algunos conjuntos megalíticos que han sido trasladados aquí), una muy buena muestra de maestros del renacimiento, piezas antropológicas de la cultura alpina… Una maravilla. Como lo es el propio pueblo. El Lungolago es un paseo precioso que va conectando los puertecillos y plazas del casco histórico con una zona de grandes parques y playas con vistas al lago y a las montañas.

Un casco histórico repleto de piezas ineresantes: desde unas Termas Romanas (Viale Roma, 30) a la preciosa Parrocchia di Santa Maria Assunta (Piazza Cavour, 10), un templo barroco del siglo XVIII que pone de manifiesto la influencia austriaca que aún puede verse en toda la zona. El listado de edificios históricos se completa con las dos puertas de las antiguas murallas camufladas hoy por las casas que han colmado los muros (Porta San Marco -Via Fiume- y Porta de San Michele -Via Giuseppe Mazzini, 4-); la Torre Apponale (Piazza III Novembre), antigua atalaya de vigilancia del siglo XIII que servía para controlar tanto el lago como el valle y el Palazzo Pretorio (Piazza Catena, 1) un precioso palacete gótico que engaña con su sobriedad exterior pero que guarda frescos renacentistas de gran belleza. Mención aparte merece el Bastione de Riva (acceso desde Via Monte Oro, 29), una vieja torre artillera renacentista construida por Venecia a la que se llega a través de un corto pero alucinante trayecto en funicular.

Subir hasta el Lago de Tenno.- Una excursión más que recomendable. La meta es llegar al bonito Lago di Tenno, un pequeño espejo de agua rodeado de picos, prados verdísmos y bosques pero en el camino hay mucho que ver. Casi a las puertas de Riva del Garda está la Cascada del Varone (Località Le Foci, 3) una imponente cascada enclaustrada en un conjunto de grutas en un entorno brutal. La segunda parada es el pequeño Castello di Tenno (Via Suprè), una fortaleza del siglo XIII aupada en un saliente rocoso desafiando los abismo. Y la tercera es el precioso pueblo de Tenno, un pequeño burgo medieval perfectamente conservado que es una clase magistral de arquitectura tradicional. El ‘Canale’, nombre que recibe este pequeño pueblo, es una maravilla de callejones imposibles cubiertos de arcos y túneles que, literalmente, evitan que las casas se vayan unas contra otras. Y para finalizar tenemos el lago.

El Palafito de de Molina di Ledro.- Para amantes de la historia. Llegar hasta el Lago de Molina di Ledro es ya aconsejable de por sí, pero aquí se encuentra una de las grandes joyas de la Prehistoria del norte de Europa. Aquí puedes ver algunos restos de la Edad del Bronce (2200-2300 AC) y una cuidada reconstrucción de lo que debió ser el lugar cuando era habitado: un poblado de palafitos de madera sobre las aguas. El centro de interpretación y las propias reproducciones merecen mucho la pena.

Llegar hasta el Castello di Stenico (SS-237).- No es muy grande y tampoco demasiado espectacular, la verdad, pero si tienes tiempo y te interesan los castillos, el de Stenico tiene un par de puntos a favor para darse una vuelta por allí. El primero es su situación en lo alto de una colina rocosa con impresionantes vistas; el segundo es que es de verdad muy antiguo (principios del siglo XIII) y es un buen ejemplo de gótico militar. Y el tercero es que si uno ve como se construyó la fortaleza puede ver elementos que tienen más que ver con los castillos centroeuropeos que con los mediterráneos. Sí, estamos ya muy cerca de los caminos que conducen a la frontera con Austria (el castillo estuvo vinculado durante siglos a la familia Hinderbach). La visita está buena y el castillo cuenta con una muy buena colección de artes decorativas. 

Fotos bajo Licencia CC: Peter Stenzel; Liv Ellingsen; Sergei Gussev; Pixelteufel; Mark; Wolfi.; Andreas Wolff; S. Alexander Gil

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