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Guía de la Atlanterhavsveien: fin de ruta en Trondheim, la puerta del norte noruego

Bakklandet desde el Río Nidelva.

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La tumba de San Olaf descansa bajo una mole de piedra imponente que está considerada como la obra maestra de la arquitectura medieval en toda Escandinavia. La Dinarosdomen (Catedral del Río –Nidaro- por su cercanía al Nidelva) es una de esas obras magnas que justifican la visita a una ciudad por sí solas. La Catedral de Trondheim (Kongsgårdsgata, 2) es una huella imponente del pasado glorioso de una ciudad que fue una de las primeras capitales del país en aquellos tiempos en los que el Crucifijo iba sustituyendo a los antiguos dioses de la mitología nórdica. En este lugar estableció su trono Olav II el Santo. No fue el primer rey cristiano del país, pero sí el que emprendió la misión de la cristianización efectiva del país a través de la construcción masiva de iglesias y el envío de sacerdotes por todo el país. Aquí recibieron la herida mortal Odín, Tor, Freya y el resto de los dioses del complicado panteón nórdico. Y por eso la catedral es un edificio especial que se aleja del prototipo de la Stavekirk de madera tradicional. Había que hacer un distingo y se eligió a piedra y los estilos que reinaban en el resto de Europa. Por eso aquí puedes ver arcos románicos y góticos que sirven de testigos de las casi cuatro centurias que duró la construcción de la catedral (siglos X al XII).

Trondheim es la tercera ciudad más grande e importante del país después de Oslo y Bergen. Y también uno de los grandes centros históricos y patrimoniales del país. Una ciudad que, además, da acceso al imponente e inhóspito norte. Una ciudad dónde pueden rastrearse las huellas de las sociedades vikingas, el paso hacia el cristianismo y la historia más reciente del país. Un lugar que merece la pena visitarse y que puede servir como fin de ruta en un viaje por la Atlanterhavsveien (estamos a 218 kilómetros de Molde –poco más de tres horas y media de trayecto en automóvil-). Aquí vas a encontrar un casco histórico atractivo, un ambiente cultural muy activo, la marcha propia de la ciudad universitaria más importante del país, mucho que ver y un entorno precioso marcado por el espectacular Fiordo de Trondheim.

Según dicen, la ciudad se fundó a finales del siglo X como puerto comercial. Su nombre (que quiere decir ‘hogar donde se crece sano’) hace referencia a la prosperidad de un lugar que nació y creció al mismo tiempo que las viejas tradiciones vikingas iban dejando espacio a las nuevas creencias y a la creación de una conciencia noruega común. EL rastro más interesante de aquellos tiempos remotos es la Isla de Munkholmen – se llamaba Nidarholm- (acceso en ferry desde el Embarcadero de Ravnkloa). Durante la época vikinga la isla servía como tribunal de justicia y plaza de ejecuciones. Después sirvió como monasterio cristiano y, a partir del XVII como fortaleza que defendía la entrada al puerto. También puedes ver esos cimientos históricos de la ciudad en Sverresborg. Del viejo castillo apenas quedan algunos muros, pero aquí se han encontrado importantes restos que, incluso, han servido para dar validez a varias sagas. Junto a las ‘ruinas’ del castillo puedes ver varias casas de madera y piedra que forman parte del Museo Popular de Trøndelag (Sverresborg Alle, 13). Aquí puedes ver varias casas tradicionales y una vieja iglesia de madera del siglo XII.

Uno de los mejores museos de Noruega.- El Museo de Historia Natural y Arqueología –NTNU- (Høgskoleringen, 1) es un imprescindible si estás interesado en la historia del lugar y los alrededores. Aquí vas a encontrar, por ejemplo, la Kulisteinen original –Piedra de Kuli- , uno de los objetos históricos más importantes de Noruega (una estela donde se encuentra la primera referencia escrita sobre el Cristianismo de todo el país –se encontró en Smola-). Aquí puedes encontrar colecciones de ciencias naturales e históricas de gran calidad, pero el museo de la NTNU es famoso por sus excepcionales colecciones vikingas y de la Edad Media. Otros centros interesantes que ver son el Museo Rockheim (Brattørkaia, 14), dedicado a la música popular actual del país y el Museo Ringve (Lade alle, 60) que compagina su función como jardín botánico con el de centro de estudio y difusión del folclore noruego. Hay que añadir que este museo musical se ha instalado en uno de los edificios históricos más importantes de la ciudad.

El centro histórico de Trondheim.- Volvemos al entorno de la Dinarosdomen para descubrir el corazón de la ciudad. Junto a la catedral se encuentra el Palacio del Arzobispo (Kongsgårdsgata 1), un complejo de edificios que al igual que el templo se remontan al siglo XII y hablan de esos primeros compases de la historia de la ciudad. Para entender la trascendencia histórica de este lugar hay que señalar que en el edificio se guardan las joyas de la corona noruega. Oslo es la capital indiscutible del país, pero Trondheim ocupa un lugar fundamental en el corazón de la nación: como sede espiritual y, también, solar de la universidad más antigua y prestigiosa del país. La Catedral forma un eje patrimonial con el Torvet, la antigua Plaza del Mercado medieval. En el entorno de este espacio puedes encontrar algunas joyas como la Casa Stiftsgården (Munkegata, 23), un precioso palacio de madera del siglo XVIII que sirve como residencia oficial de los reyes de Noruega en la ciudad. A esta zona de la ciudad se la conoce como Midtbyen y está plagada de viejos edificios que alternan la piedra y la madera. Un lugar lleno de restaurantes, tiendas y pequeños museos.

El otro centro patrimonial de la ciudad es el Bakklandet, una hilera interminable de grandes casas y almacenes de madera pintados de colores chillones a ambas orillas del Río Nidelva. La forma más bonita de acceder a esta zona de la ciudad es a través del Gamle Bybro, el Puente Viejo al que las gentes del lugar conocen, de manera popular, como la ‘Puerta de la Felicidad’. Una buena idea es ir y venir entre este puente y el más moderno Bakke Bru asomándote al cauce en las diferentes plazas que se abren entre las grandes construcciones de madera. Aquí vas a hacer las fotos más bonitas del viaje. Para terminar con la Trondheim histórica hay que señalar la Fortaleza de Kristiansten (Kristianstensbakken, 60). Esta batería artillera del siglo XVII no sólo ofrece buenas vistas sobre la ciudad sino que alberga un interesante museo que repasa la historia local. Te va a sorprender la sencillez de su edificio principal: un enorme cubo blanco que sobresale de los muros y ‘puntas de diamante’.

El mar y la ciudad más vanguardista.- Trondheim se abre al mar a través de su fiordo. La mejor manera de acercarse a la línea de costa es seguir la calle Kongens gate (para poder ver la bonita Ilen Kirke y recorrer parte del centro histórico) para cruzar las vías del tren que dividen la ciudad en dos y recorrer el litoral por St. Olavs Pir, un antiguo descampado ferroviario que se ha convertido en un bonito paseo marítimo arbolado. Como sucede en la gran mayoría de las ciudades nórdicas, a orillas del mar ha surgido una ciudad marcada por la arquitectura de vanguardia: como sucede con el edificio que alberga el Museo Rockheim, los modernísimos edificios de oficinas de la Calle Brattørkaia o el espectacular Palacio de Congresos (Brattørkaia, 1) del Hafen –puerto-. La relación de la ciudad con el mar es muy especial: ahora como uno de los principales destinos de cruceros del país, e históricamente como puerto comercial y pesquero que hunde sus raíces en los tiempos de los vikingos. El Museo Marítimo de Trondhjem (Kjøpmannsgata 75) ocupa un viejo edificio de ladrillo del siglo XVIII que se encuentra en la antigua desembocadura del Nidelva. La exposición es interesante, pero la joya de la corona es el SDS Hansteen, un vapor de mediados del XIX que ejerció como primer buque oceanográfico de la historia de Noruega (uno de los primeros del mundo).

Los viejos puertos históricos (en torno a los puentes de Bakke Bru y Verftsbrua) se han convertido en novísimas zonas residenciales en las que abundan las plazas, los parques y los muelles cuajados de veleros privados. Una oda a la especulación inmobiliaria que no deja de ser espectacular por la reutilización de los espacios: como el ver como un antiguo astillero se ha convertido en un parque (Skøytebane) o en un alarde de la preciosa arquitectura de vanguardia nórdica (como sucede en Dyre Halses gate). En esta zona de la ciudad también puedes encontrar una animada oferta de restauración y varios centros comerciales.

Fotos bajo Licencia CC: David Davies; Jesús Corrius; Larry Lamsa; Trondheim Havn; yetdark; John Lord

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