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ENTREVISTA

Antonio García de Diego, músico: “Estoy cantando todo el día, sigo teniendo la música constantemente en mi cabeza”

Antonio García de Diego durante una actuación.

Héctor García Alonso

Torrelavega —

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Antonio García de Diego es un artista multifuncional. Entre sus tareas destacan las de guitarrista, pianista, armonicista, compositor y productor discográfico. A lo largo de su dilatada carrera ha logrado llamar la atención de algunos de los principales estandartes del rock en español, como Joaquín Sabina o Miguel Ríos, con los que ha colaborado intensamente, tanto componiendo como tocando en canciones, discos y conciertos. Junto a ellos, el músico ha ido progresando y desarrollándose profesionalmente hasta auparse como uno de los artistas con mejor currículum del panorama de nuestro país.

El artista comenzó hace años el proyecto de 'Noches Sabineras', donde rememoraban mediante giras por diferentes ciudades los éxitos más destacados del artista que daba nombre al grupo, Joaquín Sabina. Tras darle un giro a esta propuesta y bajo el nombre de La Banda Sabinera, el grupo que también conforman actualmente Mara Barros, Jaime Asúa, Laura Gómez Palma y Paco Beneyto se ha establecido como un estandarte en defensa del rock y de la música al más puro estilo Sabina. A escasos meses de cumplir 75 años, el músico, que actuará junto al resto de la banda en la decimocuarta edición del festival Música en Grande de Torrelavega, repasa cómo ha llegado a desarrollarse su prolija carrera, las dificultades que ha encontrado por el camino y cómo es compartir escenario con referentes de tal magnitud.

¿Cómo es trabajar con Joaquín Sabina?

Lo primero de todo, es un regalo. Cuando trabajas con alguien así, con un artista con tanta sabiduría y que transmite tanta emoción, siempre trabajas desde la devoción y el respeto absoluto, con un grado de admiración que no sabría definir. Es muy fuerte saber que estás con alguien tan importante, que transmite tanto y saber que estás compartiendo melodías y canciones con él. No tanto los textos, porque los textos corren siempre de su parte. Pero en cualquier caso, es muy emocionante trabajar con Joaquín.

¿Hay presión a la hora de defender canciones de ese calibre?

El mundo de la composición siempre tiene ese tipo de cosas. Una cosa puede funcionar o puede no funcionar, nosotros seguramente nos equivoquemos muchas veces. Joaquín es bastante más sabio en ese sentido. Aun así, no hay ninguna presión, tú te dejas llevar y las canciones van sonando poco a poco. Otra cosa es que personalmente no te guste tanto un acorde como otro, pero normalmente nosotros no pensamos en eso. Lo importante es que nos guste a nosotros, a la gente que tocamos, y si luego eso se lo transmites a la gente que te escucha, mucho mejor.

Hablando del público, ¿cómo es tocar en España a diferencia de países como por ejemplo los de América Latina?

El público más apasionado de Joaquín es el argentino, sin lugar a dudas. Además, Sabina es muy “tanguero” en su forma de escribir, tiene un estilo muy argentino. Tiene un estilo un poco oscuro que de vez en cuando tiene el tango. En Argentina tienen una pasión desmesurada. Esa comunión que hay público-artista se nota mucho, pero la notamos en muchos sitios. Normalmente con Joaquín tenemos la suerte de que tiene un público muy entregado, entonces nosotros estamos en una posición muy cómoda, porque sabes que vas con un artista que tiene el éxito asegurado. Te preocupas menos que si fueses con artistas menos conocidos que pueden gustar o no gustar. Con Joaquín gusta todo lo que hace, aunque no cante, aunque se equivoque, aunque cante mal, siempre tiene ese grado de transmisión emocional que está por encima de todo el resto.

Yo nunca me he sentido funcionario tocando con los artistas con los que he tocado. Ha sido como hacer mío el repertorio

Ha trabajado con artistas de gran calibre, no solo con Joaquín Sabina. ¿Cómo ha sido todo el trayecto hasta llegar a dónde está ahora?

Siempre ha sido un regalo. He tenido la suerte de tocar con Víctor Manuel y Ana Belén, Miguel Ríos, Joaquín Sabina, también toqué con Estopa... Con Miguel siempre es muy divertido tocar. Sobre todo lo que Joaquín me ha dado es emoción, te emocionas mucho más que con cualquier otro, con todo el respeto y con todo el cariño al resto de artistas con los que también lo he pasado genial. Creo que lo importante cuando eres músico y tocas con alguien es creértelo, que no te pongan la partitura y parezcas un funcionario. Yo nunca me he sentido funcionario tocando con los artistas con los que he tocado. Ha sido como hacer mío el repertorio, ese es el gran regalo que significa tocar con alguien importante. Como con Serrat por ejemplo, él es muy metódico, es muy profesional. Todos somos profesionales, pero él va un paso más por encima, cuida todo al detalle y hay que estar más atento que con nadie. Eso también viene dado de trabajar con artistas de ese nivel.

Lleva décadas acompañando a todos esos artistas. ¿Le queda música aún o prefiere no mirar al futuro?

Yo a mis años ya tengo menos curiosidad, y eso se nota. La musicalidad la tengo, pero para transmitirla a los demás tengo menos ganas. Tengo menos ganas de componer, pero sí que estoy cantando todo el día, sigo teniendo la música constantemente en mi cabeza. Por ello, creo que a mi edad las inquietudes son distintas, no es lo mismo tener 40 años y creer que te comes el mundo a ahora que ya estoy casi prejubilado, eso se nota también. No significa que no siga amando y viviendo la música como lo he hecho siempre, pero tengo menos curiosidad por transmitirlo.

¿Qué pasó con las Noches Sabineras y con Pancho Varona? ¿Echa de menos el proyecto?

No. Pienso que prácticamente somos una fotocopia de lo que eran las Noches Sabineras. Al fin y al cabo hacemos lo mismo, es el mismo repertorio con casi los mismos componentes, excepto Pancho que se marchó. Nosotros metimos una bajista, que es la que trabaja con Sabina y es buenísima, y creo que el repertorio sigue funcionando igual. Solo ha cambiado una pieza del engranaje, nada más. No quiero darle más importancia a esto porque no creo que la tenga, lo importante son las canciones de Joaquín, que son las que venden y las que llegan a la gente.

En un momento determinado de sus conciertos, invitan a parte del público a que participe personalmente en el mismo. ¿Cómo es vivir la experiencia Sabina en primera persona?

La verdad que toda la gente sale al escenario entusiasmada, algunos con más pudor que otros porque hay gente que no canta muy bien, pero siempre con ilusión. No siempre los que salen a cantar son grandes cantantes, a nosotros no nos gusta que salga siempre gente profesional porque me parece que es mucho más atractivo que disfrute de la experiencia gente de a pie. Es decir, cualquiera que le guste Sabina pero que no tenga conocimiento ni formación profesional. La gente que sale está muy agradecida, intentan ser Sabina por un rato. A veces pasan situaciones muy graciosas cuando hay equivocaciones, creo que eso también lo vuelve atractivo, no por reírse de nadie, pero sino porque equivocarse forma parte del espectáculo.

Lejos de Joaquín, usted tiene una de las trayectorias musicales más extensas en España, ¿se ha parado alguna vez a darse cuenta de todo lo que ha conseguido?

La verdad que me pongo a pensar y me doy cuenta de que he logrado más de lo que pienso que he logrado. Estuve en grupos como Los Canarios, estuve grabando los discos de Triana... He tocado con mucha gente, y reconozco que sí que he tenido suerte de trabajar con toda esa gente y de haber hecho cosas que musicalmente me significan mucho, aunque no me gusta darle tanta importancia. Es una carrera en la que he hecho también teatro, cuando hice 'Jesucristo Superstar'. Realmente he hecho muchas cosas, pero no me gusta ponerme la medalla de haber hecho esas cosas. Siempre me gusta afrontarlo con humildad, sabiendo que durante todos estos años también ha habido resbalones, por ejemplo en los discos de Joaquín, no siempre aciertas los arreglos. Ha habido veces que hemos hecho cosas maravillosas y otras veces que no han salido tan bien, que escucho ahora y me da un poco de grima, nadie es perfecto. Aun así estoy muy satisfecho de mi carrera y de la suerte que he tenido de trabajar con gente tan importante.

¿Se le ha quedado alguna espina clavada de algo que siempre quiso hacer durante su carrera?

Probablemente. Yo soy perezoso, y como se me da bien esto, seguramente no ha insistido como debería. Me gustaría haber estudiado más, conocer la música de piano más o la guitarra más, esa es la única espina que creo que tengo. Como me ha venido todo de cara, quizás porque me lo he ganado, pero cada uno puede sacar sus conclusiones, pero quizás por eso no me he molestado en seguir formándome y en estudiar más. También es cierto que para la música que he hecho no necesito muchos más conocimientos técnicos, porque las canciones de Joaquín son algo más “básicas”, no es una derivación del jazz como podría utilizar por ejemplo Serrat para sus arreglos. El mundo musical de Joaquín es mucho más cercano. Me hubiera venido bien conocer un poco más. Yo siempre he querido ser director de orquesta, aunque parezca mentira, aunque me gusta el rock and roll, oigo también música clásica y otros géneros que a lo mejor de más pequeño no escuchas. Le aconsejaría a muchos rockeros que escuchasen música clásica, y no los míticos Vivaldi o Mozart, porque hay un montón de música ahí de la que aprender. Pero no solo de ese género, también del jazz o del flamenco, por ejemplo. Realmente yo soy un enamorado de la música en general, me empapo de todo lo que puedo. Siempre quise tocar flamenco, pero creo que eso no ha sido una mala decisión, para eso hay casi que nacer preparado, aun así oigo guitarras flamencas y tengo una envidia insana.

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