Emprendimiento social en equipo en Cantabria. Con liderazgo femenino y principalmente rural. La nueva manera de hacer economía. Por Sandra Castañeda Elena.
Las Hermanísimas: la cultura también es industria
Cuando nos encontramos para la entrevista hace un par de meses, Las Hermanísimas o, lo que es lo mismo, Meri y Ana Ingelmo, acababan de lanzar su ópera prima de contenido propio como productora audiovisual: el primer anuncio nacional que se rueda íntegramente en Cantabria, para la empresa FlexiCar.
Estas hermanas santanderinas volvieron a su tierra en 2020, después de más de 10 años trabajando en el sector audiovisual en Barcelona, para desarrollar una industria que apenas existía y poner en valor el talento local. “Cuando veníamos a rodar al norte no encontrábamos la estructura que necesitábamos: bases de datos de profesionales, proveedores, localizaciones y alguien que nos asistiera con servicios de producción”, rememora Meri, periodista de formación. Aquí solo estaba Bea Sainz, que también había decidido regresar tras estudiar cine y televisión en Londres y desarrollar su carrera en Madrid. Ella es hoy la tercera pata de la empresa y una suerte de ‘hermana adoptiva’.
En la sede de Las Hermanísimas en el barrio de San Román de la Llanilla, una nave luminosa y espaciosa decorada con atrezo de los cientos de rodajes que estas tres mujeres llevan a sus espaldas, se cruzan nuestras voces y risas, las conversaciones del equipo que no para de trabajar y el canto del gallo del vecino. Hay una fiesta en ciernes, la que organizan cada año para juntar a los profesionales de su sector en Cantabria y que en solo tres ediciones se ha convertido en una cita ineludible, así que el decorado de feria rural del medio oeste estadunidense que han elegido como tema está ya preparado en un lateral.
Al fondo, una acogedora cocina-comedor refleja el espíritu confiable y cercano que se respira durante nuestra charla y que es uno de los valores de Las Hermanísimas. “Nuestros rodajes son demandantes como en todas partes, pero tratamos de que sean sanos y familiares, y esto es algo que no se ve tanto en Madrid o Barcelona. Queremos dar espacio a la vida personal y a las emociones, ambos son temas fundamentales para nosotras. Por ejemplo, tanto Bea como yo hemos sido madres recientemente y necesitamos tiempo y energía para atendernos y atender a nuestras criaturas”, explica Ana que, siendo licenciada en Bellas Artes, asume la dirección de arte.
“La cultura no solo sirve al desarrollo de la experiencia humana, sino que también aporta al desarrollo económico”
Mientras en los últimos años, Canarias o Navarra se han ido haciendo un hueco como lugares de referencia para rodajes de cine y publicidad más allá de las grandes capitales, la industria audiovisual apenas pisaba el norte de la península. Las producciones que se rodaban en Cantabria traían la mayoría del personal y los servicios de fuera y dejaban escaso valor en la región – apenas lo que costaban unas habitaciones de hotel.
Con la llegada de Las Hermanísimas, el impacto se ha multiplicado. No solo ofrecen una estructura para realizar procesos de casting, arte y producción, sino que también han ido generando una red de profesionales – técnicos de sonido y cámara, peluquería, maquillaje y vestuario principalmente -, mapeado localizaciones e identificado proveedores de los servicios necesarios para diseñar y ejecutar los rodajes aquí y con talento local. “Durante los 3 años que llevamos como empresa hemos dado de alta en la Seguridad Social a 305 personas. Además, el negocio ha crecido en tamaño y facturación, con lo que los volúmenes de nóminas e impuestos que pagamos son cada vez mayores. Lo que queremos demostrar es que la cultura no solo sirve al desarrollo de la experiencia humana, sino que también aporta al desarrollo económico”.
Gracias al paulatino despliegue del sector, han ido pasando por Cantabria series como Galgos, Segunda muerte. Pero la labor de Las Hermanísimas se extiende más allá de nuestra región, va desde Galicia al País Vasco, e incluye también Palencia y Burgos. “Ahora, por ejemplo, nos llaman agencias de empresas gallegas que quieren rodar en su zona, con su paisaje y su gente”.
El proyecto empresarial se fraguó en tan solo unos meses, durante el parón de la pandemia. “Empezamos a pensar seriamente en ello en abril del 2020 y en julio ya habíamos constituido la S.L.”, Meri habla como si este fuese su ritmo habitual. “Queríamos salir de Barcelona, mejorar nuestra calidad de vida y tener la oportunidad de ofrecer aquí todo lo que habíamos aprendido fuera”.
Para ello, lo primero fue construir una red de colaboración entre profesionales que, a día de hoy, incluso se pasan entre ellos los proyectos que les llegan y no pueden atender. “Las Hermanísimas es mucho más que una empresa, es toda esa comunidad que se ha ido tejiendo, a la que muchas personas contribuyen, y eso es increíble de ver. En realidad, estamos dando forma a algo que estaba latente pero nadie se atavía a liderar”.
Meri, Ana y Bea tienen una mezcla inusual de pasión por su oficio técnico e impulso empresarial. Las tres siguen, a día de hoy, trabajando en cada rodaje con su especialidad y, al mismo tiempo, se saben con la responsabilidad del negocio. “Nos sentimos seguras y capaces, pero también hay momentos de dolor y miedo, como en todo. Por eso tratamos de tener un ambiente seguro psicológicamente, en el que podamos desahogarnos si lo necesitamos. Para momentos extremos tenemos ‘la silla de llorar’, que cualquiera puede ocupar cuando está de bajón y quiere retirarse un rato o compartir con el resto de compañeras”.
Siendo tres mujeres las que están al frente, la cuestión acerca del liderazgo femenino en el sector audiovisual resulta inexorable. Me acerco a ella con precaución, intuyo que habrá debate. “Ser mujer no tiene nada de especial, es algo que te toca y, además, no queremos explotarlo”, salta Meri mirando a Ana, quien responde sabiendo que en ese tema discrepan: “No podemos obviar que, aún hoy, las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres para hacer lo que les gusta. Nosotras somos afortunadas. Me parece importante que mis hijas vean que su madre y sus tías han levantado esto desde abajo, que disfrutan de su trabajo en una industria tan demandante como la audiovisual y que lo compaginan con la vida familiar con cierto éxito”. En ese momento, Roberto Silva, el único hombre del equipo, que hasta ahora ha estado trabajando a su aire en la mesa común, no lo puede evitar y se acerca: “A ver, que seáis tres jefas y que se visibilice es importantísimo. Cuando vais a las universidades o a las escuelas a dar clase o a participar en alguna charla, las chicas os toman como referencia. Si queremos más mujeres técnicas de sonido, cámara o directoras, es importante que vean a mujeres en esos roles”, sentencia sin discusión.
En lo que las tres están de acuerdo es en que Las Hermansísimas está creciendo de manera lógica y estable, sobre la base de una ejecución excelente, el reconocimiento de cada persona y el cuidado del territorio que habitan. “Estamos muy agradecidas porque la gente del sector nos ha dado la bienvenida y nos ayuda cada día en esta aventura”.
Confieso que tuve muchas dudas a la hora de incluir Las Hermanísimas en esta sección de emprendimiento transformador con liderazgo femenino. Seguramente a muchas les sorprenda pues, al fin y al cabo, es una empresa que se dedica a realizar publicidad y, solo en menor medida, historias de ficción. Personalmente, decidí superar prejuicios y dejarme sorprender, por eso hoy puedes leer su historia y valorar por ti misma.
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Emprendimiento social en equipo en Cantabria. Con liderazgo femenino y principalmente rural. La nueva manera de hacer economía. Por Sandra Castañeda Elena.
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