“No vemos brotes verdes de esperanza en la política”
El indie está de moda y Love of Lesbian también. El grupo, que intercala este género musical con rock y pop, nacen en Sant Vicenç dels Horts en 1997. La banda catalana reserva una cita a Santander este sábado 6 de agosto en la campa de La Magdalena con motivo del Santander Music 2016.
Con el objetivo de provocar, Love of Lesbian se presentaron al público con un nombre polémico que diese de qué hablar. Aunque comenzara como una pequeña broma, un segundo puesto en un concurso de Ruta 66 le daría una pizca de fama.
Sin embargo, su verdadero éxito llegó hace unos cinco años, cuando Santi Balmes (vocalista, guitarra y teclados), Jordi Roig (guitarra y teclados), Joan Ramón Planell (bajo y sintetizador), Oriol Bonet (batería y programación) y, la última incorporación, Julián Saldarriaga (guitarra y vocalista) publicaron un nuevo álbum, '1999' (o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la Luna).
A raíz de este disco, lograron mantenerse durante varias semanas en la lista de álbumes más vendidos en España. Hasta que, en diciembre de 2011, '1999' consiguió ser disco de oro en nuestro país. Pero Love of Lesbian ya había hecho sus pinitos y que son todo un “huracán de una escala descomunal”, capaces de telonear a The Cure en la gira Dream Tour o de obtener el premio al Mejor Disco por parte de Mondosonoro con'Cuentos chinos para niños del Japón' (2007).
Cantando inicialmente en inglés, ¿vieron en algún momento más futuro musical fuera de España?
Al principio no era esa la idea, era seguir a los grupos de nuestra generación, porque casi todos cantaban en inglés. Era un argumento, no era como exportar nuestra música; simplemente escuchábamos música anglosajona y éramos jóvenes e inocentes que querían imitar a los cantantes ingleses o americanos.
Son cabeza de cartel de casi todos los festivales españoles, ¿cómo se lleva este éxito? ¿Qué han ido notando a raíz del despegue a escenarios cada vez más grandes?
Como ha sido de un modo muy paulatino, porque no nos ha pasado de la noche a la mañana, ha ido bien. Empezábamos tocando a las seis de la tarde y vas subiendo a horas de más apogeo. Ha sido todo muy gradual y no se nos ha ido la cabeza. No ha sido ningún cambio de vida, ha sido todo tranquilo, pero sí es verdad que, al final, lo que te ocurre es que tienes más gente delante de ti, están expectantes de tu show y eso genera mucha responsabilidad.
Políticamente hablando, no se enfrentaron a España, pero el sarcasmo de 'Mal español' queda reflejado. ¿Hubo algún detonante que les hiciera estar a los cuatro de acuerdo para iniciar una crítica a nuestro país?
No era tanto una crítica al país sino a la situación política de este y no era concreto hacia nadie sino hacia un oficio tan importante como la política que en estos tiempos está tan desprestigiado. El detonante es que cada semana hay un motivo, desde las escuchas de los ministerios hasta la subida del IVA cultural, pasando por el caso de la familia Puyol. Todo esto son motivos suficientes para que un artista tenga madera como para escribir una canción. Nunca hemos sido ni seremos un grupo de música protesta ni activismo político exacerbado pero es inevitable, porque te planteas que hay que hacer algo, escribir canciones hablando de este tema.
¿Continúan tan descontentos con nuestro país como en 2014, cuando salió a la luz 'Mal español'?
Sí, porque las cosas no han cambiado mucho. En medio de este estancamiento político hay algunos casos que pueden ser esperanzadores, no por resultados, sino porque puede haber cambiado algo en Madrid con Carmena o en Barcelona con Ada Colau pero como mínimo no hay un inmovilismo, ya hay un movimiento y eso puede ser bueno para la política. Pero no vemos brotes verdes de esperanza.
El PP de Castilla la Mancha utilizó para su campaña, sin su permiso, 'Fantastic Shine'. ¿Se hubiesen sentido igual si la canción hubiese sido usada por un partido de izquierdas?
Sí, posiblemente sí. Igualmente como si lo hubiese hecho una marca de electrodomésticos o un equipo de fútbol. Más allá de la ideología política de cada uno de los integrantes de la banda, porque hay que dejar claro que no todos pensamos igual, creo que es una manera de utilizar algo que no es tuyo y, de todas maneras, eso no es algo que nos diese muchísima rabia, pero fue algo que nos faltó un poco al respeto. Esto es un trabajo que hace gente y no se debe utilizar sin preguntar, sobre todo en el caso de un partido político donde las vinculaciones son muy 'a fuego'. Si, pensando al contrario, fuera un partido como Izquierda Unida quien hubiese utilizado nuestras canciones y nuestros oyentes votantes de PP o Ciudadanos escucharan las canciones, Izquierda Unida tendría una idea equivocada porque lo importante es que no se nos pidió permiso.
Han sorprendido mucho con 'Poeta Halley', ha sido una puerta abierta hacia otros “Love of Lesbian” que nadie había conocido hasta ahora. Incluso cantáis con Serrat, ¿pensásteis en ese cambio, llegó solo?
Fue una idea bastante premeditada porque al acabar un disco ya estamos pensando en el siguiente. Con 'Poeta Halley' han pasado cuatro años premeditados que recogen la esencia de Love of Lesbian, esas ganas de curiosear, de seguir jugueteando con este oficio de hacer canciones, de artesanía musical, desde los fracasos desde que empezamos hace diez años hasta este éxito que tenemos desde hace cinco, más o menos. Eso nos ha dado un carácter más sereno y venía todo bien masticado. Hicimos una base muy hablada donde compartíamos muchas películas, letras, canciones, discos, ambientes y eso nos ayudó para lo que vendría después: las canciones. A medidas que salían canciones en el local no sabíamos si podría meterse en Poeta Halley porque ya teníamos un mapa mental e intuíamos cómo iba a ir.
Aunque resulte increíble, tienen 'Mon petit cabroin', una canción en la que se cantan fonemas, sonidos, pero no tiene letra. ¿Cómo se les ocurrió? ¿Con qué idea se creó esa canción?
Como veníamos del impasse de cantar en inglés creíamos que era una broma sugerente de cómo componíamos hasta el momento. Además, lo último que sale al crear una canción es la letra. Pensamos en un idioma 'guachi-guachi' inventado (ríe), repleto de fonemas y de ideas, efectivamente, de palabras sueltas que no tiene sentido. Como no nos entendían cantando en inglés dijimos: “Este tema lo sacamos así, tal como está”. Todavía nos preguntan si tenemos la transcripción en francés de la canción (ríe). Pero siempre es maravilloso ver cómo la gente rellena con su propia mente esos huecos que tú has dejado vacíos.
¿Qué canciones les gustaría tocar siempre, porque aportan, porque hacen sentir más? Y, en contraposición, ¿hay alguna que hayan eliminado de los conciertos por la razón opuesta?
Las canciones que eliminamos normalmente es por un cansancio. Si un jugador de fútbol juega cada fin de semana durante cinco temporadas no rinde igual, hay que dar un descanso para cobrar vida. Es lo que ha pasado con 'Incendios de nieve', ha estado en la recámara y ahora hemos vuelto a tocarla. Respecto a canciones que debemos tocar es inevitable; por el éxito que tiene, 'Club de fans de John Boy', que no ha caído nunca del repertorio, es un pilar desde 2009.