El Grupo de Trabajo Desmemoriados está compuesto por personas comprometidas con la construcción y la preservación de la Memoria Colectiva de Cantabria. Desmemoriados trabaja de forma abierta y plural en proyectos que ayuden a difundir el legado común de la lucha por una sociedad digna, y aporta herramientas metodológicas y tecnológicas para la conservación y divulgación de las voces y los elementos documentales que conforman la memoria colectiva de Cantabria.
Desmemoriados aborda así proyectos concretos de recuperación, conservación y difusión de esa memoria así como alimenta y comparte una base de datos de acceso público con fotografías, documentos, testimonios, pegatinas, carteles… que documentan, siempre de forma incompleta, la trayectoria social y política desde la II República hasta los años 90 del siglo XX.
Contra el olvido institucional: cuatro décadas de solidaridad ciudadana con el pueblo saharaui
La conciencia de ser testigos de una profunda injusticia, añadida a la violación permanente de los derechos humanos, son causa del arraigo de la solidaridad en la sociedad civil
Las tres fotografías tomadas por Manuel Alcalde que constituyen el documento del mes presentan diferentes momentos de la que para Cantabria fue la primera Caravana de Solidaridad con los Refugiados Saharauis en la que participaba activamente. Las imágenes, que datan de febrero de 1993, hace ahora casi 25 años, muestran el embarque desde el puerto de Alicante hasta el de Orán (Argelia), la llegada a los campamentos de refugiados de Tinduf y un acto de bienvenida a la Wilaya de Aaiún (una de las divisiones organizativas que conforman dichos campamentos).
La iniciativa, protagonizada por organizaciones de solidaridad de ámbito estatal, contó en Cantabria con la coordinación del Comité de Solidaridad con los Pueblos-Interpueblos, que con la colaboración directa de nueve personas voluntarias se sumó a la empresa colectiva aportando un camión de gran tonelaje y dos vehículos todoterreno para transportar medicinas, alimentos, ropa y demás útiles.
Con unas características similares a la Caravana referida, distintas asociaciones de Amigos del Pueblo Saharaui ya habían entregado a la Media Luna Roja Saharaui, en marzo de 1990, material de ayuda humanitaria y vehículos de transporte. La historia de la solidaridad con este pueblo se remonta a los tiempos de la Transición española: ya en 1976 encontramos acciones, como una cuestación económica de Cáritas Española o el envío por vía aérea de toneladas de medicamentos y ropas para los campamentos de refugiados organizado por la Asociación de Amigos del Sahara.
Pero si hay un programa de referencia en la solidaridad con el pueblo saharaui ese es el de 'Vacaciones en Paz', cuyo inicio en nuestro país se remonta a 1979. La iniciativa precursora corrió a cargo del Partido Comunista de España, con Marcos Ana al frente de la Secretaría de Relaciones, y fue apoyada por algunos ayuntamientos, aunque una buena parte de la financiación se consiguió a partir del apoyo ciudadano.
La estancia de los niños y niñas (normalmente de entre 8 y 13 años y procedentes de los campos de refugiados) se basó al principio en el alojamiento en albergues y residencias escolares. El cambio de modelo se produjo con el trasfondo de la declaración en el Sahara Occidental del alto el fuego en 1991. La forma de acogimiento pasó entonces a llevarse a cabo en familias de distintas comunidades españolas, lo que suponía, además del valor de la convivencia, el evitarles los durísimos meses de verano en el desierto, la programación de reconocimientos médicos y la mejora de su dieta alimenticia. En Cantabria el programa se realiza desde el año 1995.
La primera organización de apoyo a la causa saharaui (Amigos del Sahara) se creó en Madrid, en enero de 1976, figurando entre sus fines “la ayuda humanitaria en los planos económicos, sanitario y cultural a las poblaciones del Sahara”. Ese mismo año en el que el Frente Polisario proclamó, en febrero, la República Árabe Saharaui Democrática, tuvieron lugar manifestaciones de rechazo a la ocupación ilegal del territorio, algunas de las cuales acabaron con la intervención de la policía. Incluso se llegó a prohibir la convocada en noviembre por la Asociación de Amistad y Solidaridad con el Pueblo Saharaui de Barcelona, con motivo del primer aniversario de los Acuerdos de Madrid, que denunciaban por considerarlos nulos.
Así pues, bien con un perfil más marcadamente político o humanitario y centrado inicialmente en grandes ciudades, la zona sur de la Península y Canarias, el asociacionismo en torno a la causa saharaui se fue extendiendo por todo el estado. La cercanía afectiva, la existencia de un pasado común y la conciencia de ser testigos de una profunda injusticia, añadida a la violación permanente de los derechos humanos de la población saharaui son causa del arraigo de la solidaridad en la sociedad civil.
El compromiso de nuestras instituciones, por su parte, es bien distinto: la colaboración se da a escala municipal y, en menor medida, autonómica. La sucesión de gobiernos tras las primeras elecciones en 1977 (UCD-PSOE-PP) se ha caracterizado por la inacción, agravada en algún caso con el flagrante olvido de lo expresado poco tiempo antes (véase el caso de Felipe González, que en noviembre de 1976 llegó a afirmar en los campos de refugiados eso de que “nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final” y, finalmente, acabó apoyando por la vía de los hechos la política marroquí).
En Cantabria, con un arranque más tardío que en otras comunidades, la solidaridad activa de la ciudadanía se ha canalizado fundamentalmente a partir de la labor de cuatro organizaciones: el Comité de Solidaridad con los Pueblos-Interpueblos, a partir de 1992, con un planteamiento político de denuncia de la vulneración de los derechos humanos de la población y persecución de los activistas (encarcelamiento, desapariciones…) que Marruecos efectúa en la zona, además de participar en las Caravanas de Solidaridad que en esos años se proyectan.
Con una orientación específica, el primer colectivo de solidaridad que surgió en Cantabria fue la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, en 1996. Al año siguiente coordinó en la región el programa 'Vacaciones en Paz'. Su línea de trabajo se orientó a la ayuda humanitaria, con un bajo perfil de contenido político. Su acción se fue diluyendo hasta que en el curso 2000-2001 cesó su actividad.
Poco tiempo después, en 2002, se creó Cantabria por el Sahara. Su visión y planteamiento es más amplio: el pilar de la ayuda humanitaria va asociado ineludiblemente al componente de denuncia y de reivindicación de respeto de los derechos humanos, políticos y sociales. Además de las labores de sensibilización de la sociedad civil, buscan la implicación de ayuntamientos y Gobierno de Cantabria en el desarrollo de sus fines. Forman parte de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara (CEAS-Sahara).
Por último, Alouda Cantabria es la evolución de la Asociación Juvenil Alouda, surgida en 2007 de la iniciativa de un grupo de jóvenes que, a partir del contacto con los niños del programa 'Vacaciones en Paz', decidieron profundizar su conocimiento y compromiso con la causa saharaui, llegando incluso a desplazarse a Tinduf. Ambos grupos, Cantabria por el Sahara y Alouda gestionan el programa.
Otra iniciativa muy notable es la de la Comisión Sanitaria Cántabra, grupo de profesionales del ámbito de la salud (del Servicio Cántabro de Salud, del Hospital Santa Clotilde) que desde hace aproximadamente 20 años realiza expediciones a los campamentos de refugiados para atender problemas de cirugía general y atención primaria.
Se cumplen este mes de noviembre 42 años de la firma de los Acuerdos de Madrid, suscritos por los gobiernos de Marruecos, Mauritania y España. Este tratado, que en la práctica supuso la entrega del Sahara Occidental a Marruecos, es la piedra angular sobre la que se asienta la ocupación ilegal del territorio. Para la ONU, el Sahara Occidental constituye un territorio no autónomo pendiente de descolonización del que España continúa siendo la potencia administradora al no haberse satisfecho las condiciones jurídicas de tal proceso. Es decir, sin entrar en otras consideraciones, existe una responsabilidad como estado que no ha prescrito.
La debilidad de la posición española, los intereses territoriales, económicos y políticos de Marruecos y el papel de Francia y Estados Unidos en los foros internacionales, primando sus intereses geoestratégicos sobre los derechos del pueblo saharaui, son alguno de los factores que explican tanto lo sucedido en 1975 como el curso de los acontecimientos. Marruecos ha boicoteado sistemáticamente toda iniciativa que haya podido constituir una vía de solución a la situación generada. El rechazo final del referéndum auspiciado por la ONU, en el año 2001, tras la aceptación del Frente Polisario de las condiciones establecidas constituye un claro ejemplo de lo manifestado.
Así las cosas, la salida negociada al conflicto, la concreción de la vía diplomática parece que puede venir del propio continente africano, a través de la Unión Africana (UA), organismo de la que es miembro la República Árabe Saharaui Democrática (ingresó en su predecesora la Organización para la Unidad Africana, OUA, en 1982) en la que en los últimos tiempos se están registrando algunos movimientos tendentes al desbloqueo de la situación.
Nota: En Madrid, el sábado 11 de noviembre, con motivo del aniversario del mencionado acuerdo tripartito, el movimiento solidario se vuelve a reunir para seguir recordando y manifestarse por los derechos humanos y en favor del referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental.
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Desmemoriados aborda así proyectos concretos de recuperación, conservación y difusión de esa memoria así como alimenta y comparte una base de datos de acceso público con fotografías, documentos, testimonios, pegatinas, carteles… que documentan, siempre de forma incompleta, la trayectoria social y política desde la II República hasta los años 90 del siglo XX.