Rubén Pozo Prats (1975) es un músico español nacido en Barcelona y criado en Madrid que lleva casi un cuarto de siglo actuando sobre los escenarios. En 1992 formó la banda Buenas Noches Rose, con la que grabó tres discos, un primer trabajo homónimo (1995), 'La danza de araña' (1997) y 'La estación seca' (1999). Tras su disolución, creó Pereza junto a Leiva y el batería, Tuli. En pocos años el nuevo grupo logró convertirse en un gran éxito, llegando a colaborar con artistas de la talla de Andrés Calamaro, Miguel Ríos o Ariel Rot. Pozo también trabajó con Joaquín Sabina, para quién escribió la canción 'Embustera'.
Con la separación de Pereza, comenzó a ensayar con otra formación para sacar un disco como solista, el cual se publicó en el año 2012 bajo el nombre 'Lo que más'. El año pasado sacó su segundo disco en solitario, titulado 'En marcha', un CD de 12 canciones entre las que se incluye una versión de 'Starman', de David Bowie, la cual considera “una de las cinco mejores canciones de la historia del rock”. El guitarrista llega este jueves a la sala Black Bird de Santander con su gira 'Llanero solitario' para ofrecer “un concierto de una banda de un miembro, con momentos enérgicos y con momentos más íntimos donde acariciar la guitarra y susurrar una canción”.
Ha acabado la gira en Argentina y pronto volará hacia México. ¿Cómo está resultando el tour 'Llanero Solitario'?
Es la segunda vez que voy allí en solitario y cada vez mejor. Toqué como solista algunos conciertos pero casi todos los di con una banda con la que me junto, 'Siete abriles', que son un grupazo.
En España también se está dando muy bien. Para mí esta gira ha sido todo un descubrimiento, porque siempre he sido animal de banda y, de repente, me puse en el escenario yo solo, con las canciones como nacen, desnudas, a voz y guitarra. Después de hora y media de repertorio la gente me pide más y luego me siento como un campeón.
Sus directos tienen unas críticas muy buenas en las redes sociales.
Funciona por el público, porque conocen las canciones y porque me siguen desde hace años. De alguna manera sostienen el espectáculo y para ellos es una manera nueva de verme y de escuchar estas canciones. Me permito más libertades, puedo hablar con ellos y ellos hablan conmigo. La gente me pregunta: “¿Qué haces? ¿Un acústico?”. Pero lo que hago es un show de una sola persona, con una guitarra acústica y una eléctrica.
¿Cree que se le encasilla dentro de Pereza o el público valora más su carrera en solitario?
Indudablemente la etapa de Pereza suma mucho y es muy visible. Hay gente que me ha descubierto ahí y que me ha seguido y ha conectado con mi manera de componer, de interpretar, con mis letras… Ese es el grueso de la gente que está viniendo. A lo largo del tiempo vas haciendo carrera y se van sumando. Otro grupo de gente, más reducido, me conocía antes por Buenas Noches Rose.
¿Prefiere los grandes escenarios o la intimidad de las salas?
¡Yo hago garitos, eh! 'Llanero solitario', con voz y guitarra, es para hacerlo en garitos. Aunque digo esto y vengo de tocar hace tres días en Mongo Rock, así que es un argumento que no sé si me vale. Allí salí a tocar -después de Muchachito Bombo Infierno con toda la banda y antes de Quique González y Los Detectives- solo a voz y guitarra. Me hice el show entero en el festival y la verdad es que funcionó muy bien.
¿Cuándo asumió que la música iba a ser su camino?
En la adolescencia, cuando empecé a escuchar a bandas y a artistas más en serio. Tuve claro que quería tocar la guitarra y que quería hacer canciones y, en cierta manera, he encaminado mi vida a hacerlo y a juntarme con gente que tenía las mismas inquietudes y que quería ir a por todas en este camino.
Considero que cada año tienes que estar en la brecha y que no te puedes dormir en los laureles. Cada día hay que salir y dar la cara por tus canciones o componer una nueva que te emocione y que, de rebote, emocione a los demás. Es una forma de vida. Yo pienso en mí mismo como alguien que vive de canción en canción. Casi cuento mi tiempo vital en canciones. Hasta que la acabo, vivo pendiente de cuándo la terminaré de hacer, a ver cuándo me surge otra y qué saldrá de ahí.
¿Qué lecciones se lleva de sus dos antiguas formaciones?
Que siempre hay que dar el cien por cien y que las canciones son las que mandan. Ellas son las grandes protagonistas de esta historia y del mundo de la música. Creo que eso es lo más importante. Hay grupos y artistas que están más preocupados por su foto de Instagram, por colgar un vídeo guay o por cómo vestirse. Tú esfuérzate en hacer la canción, que ella es la que te va a decir, la que te va a dar un discurso y la que te va a sacar molón en Instagram.
Ahora que va por libre, ¿le surgen los problemas e incertidumbres típicos de los comienzos?
Eso siempre está por ahí rondando. Hay que estar siempre en activo y tramando algo. Si no estás de concierto más te vale estar haciendo una canción y que tenga buena pinta. Aquí no hay finiquitos, ni paro, ni nada… Digo esto, pero la verdad es que en la mayoría de los trabajos normales –que cada vez hay menos- están todos en las mismas. Vivimos al día, al mes, y hay que estar en constante movimiento. Si nos ponemos burocráticos somos autónomos y hay que hacer el mes.
En Cantabria los músicos hablan de la falta de salas donde poder tocar... ¿usted lo nota?
Salas sí que hay, aunque podría haber más, también es cierto. Está mal la cosa, no solo en el mundo de la música, está mal la cosa en el mundo, punto. Estamos viviendo un momento de crisis y... cada vez están apretando más las tuercas... ¡No sé yo qué más quieren exigir!
Háblenos de cómo crea su música.
Mi método de trabajo es sentarme en una silla con una mesa delante, la guitarra entre las manos y delante un cuaderno y un bolígrafo. No conozco otro método.
Lo que más me gusta es cuando sale música y letra del tirón. Prácticamente en una tarde o en una noche has hecho una canción. Si no es así, el otro procedimiento es que tengo una estrofa escrita a la que le pongo la música o tengo un estribillo y le acoplo esa estrofa que tenía para otra canción que no terminé. Empiezo a hacer como Frankenstein, engendros musicales. Ese es un proceso más arduo, pero que también llega a buenos fines.
¿No es un 'Llanero solitario' componiendo?
No. Hay veces que voy a tirar la basura y de vuelta se me ocurre algo, porque se me ha trancado el contenedor y.. ¡cómo se trancan las cosas! Y ya tengo una frase para empezar y voy corriendo a coger la guitarra o la grabo en el teléfono. En general hay que soltarse una frase y cantarla. Tal vez te sale una estrofa rimada sin querer… Creo que en la composición musical hay mucho de azar y en la creación de cualquier arte también. Aunque hay veces que te ayudan los duendes.
¿Por qué ha dicho de 'En marcha' que es su disco más difícil?
Porque viene de mi anterior trabajo, 'Lo que más', y ese fue grabado teniendo las canciones muy claras y muy ensayadas. Fuimos la banda y yo al estudio y grabamos prácticamente todos a la vez, haciendo pocas tomas, porque quería que las canciones se impregnaran de ese tipo de urgencia. 'En marcha' es todo lo contrario. He tenido más tiempo para hacerlo, está grabada por pistas cada arreglo y todo está muy meditado. Tal vez se graba pero se vuelve a escuchar una canción y se vuelve a hacer el arreglo pero con otro instrumento: con una mandolina, con un piano… Ha sido mucho pensar en el arreglo teniendo ya las canciones y lograr un sonido más depurado, más amable, más al grano.
Se confiesa como un músico de canciones. ¿Tiene el disco un sentido global?
Sí, en el sentido de que todas están compuestas en la misma franja de tiempo, de mi día a día. En cierta manera, hay un nexo común entre ellas. Trabajo el formato álbum -igual estoy anticuado, pero para mi sigue siendo mi plantilla-. Hay que sacar discos, cinco o seis canciones por cara. Un disco tiene 12 canciones y a mí me gusta que los músicos no se queden en el single, que es lo que menos me importa. Lo que me importa es lo que han querido decir e igual eso no se han atrevido a ponerlo como carta de presentación. Soy más de caras B que de singles.
¿Por qué incluyó una versión del 'Starman' de Bowie?
Para mí es una de las cinco mejores canciones de la historia del rock y me atreví a hacer una adaptación libre. La verdad es que le he cambiado un poco el sentido a la letra, aunque traté de ser lo más fiel posible al significado. Pero, la verdad, es que al estribillo -cuando Bowie hablaba de que hay un hombre de las estrellas que va a venir a apadrinarnos a todos, a la juventud descarriada sin ídolo- le di la vuelta y dije que no hacía falta que viniera. Que tuvieras cuidado con tu vida, porque todo lo que lanzas es un boomerang que vuelve al final. Si lanzas rosas la vida te las devolverá, y si lanzas piedras también. Saqué la versión y meses después falleció Bowie. A día de hoy digo: ¡Qué casualidad! No es lo mismo que lo hagas después como homenaje, el homenaje fue en vida.
¿Qué otros referentes musicales han marcado su estilo?
De esa época igual soy más de Lou Reed. No sé, los Rolling Stones, Bób Dylan, los grandes, los que nos gustan a todos. De aquí: Radio Futura, Sabina, Extremoduro… No me ciño a un estilo, soy buscador de canciones e igual no me gusta el completo de su obra, pero tiene unas canciones que me parecen increíbles. El caso es que se crucen en tu camino canciones que te emocionen. Las referencias ya no sé muy bien cuáles son, porque luego pones tu gotita, lo metes todo junto en la batidora y sale algo.
¿Qué puede esperar el público del concierto de este jueves en la sala Black Bird?
Un show a voz y guitarra. Un concierto de una banda de un miembro, con momentos enérgicos y con momentos más íntimos donde acariciar la guitarra y susurrar una canción.