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ENTREVISTA
María Luisa Fruns, ilustradora

“Leonora Carrington era rebelde y obstinada: persiguió su objetivo, pintar, y lo alcanzó pagando un precio muy alto”

La ilustradora María Luisa Fruns.

Irene Sainz Oria

Santander —

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Las convulsiones de Leonora Carrington saltan de la página. El doctor Luis Morales, que en 1945 tuvo la osadía de escribir un libro titulado Cómo son y cómo piensan las mujeres, utilizó métodos bárbaros con la pintora surrealista, entre ellos, la administración de Cardiazol, un equivalente químico del electroshock. El paso de la artista por el psiquiátrico Peña Castillo en Santander marcó un antes y un después en su vida.

La ilustradora María Luisa Fruns (Madrid, 1968) representa este episodio con una paleta en blanco y negro que contrasta con los tonos cálidos del inicio o azules de la parte final de la novela gráfica Leonora Carrington en España. La obra, repleta de referencias a las creaciones de Carrington, es fiel a la biografía de la artista y traslada al lector a una época arrasada por las guerras donde las mujeres, en general, sobrevivían bajo el yugo del machismo más acérrimo.

Explica al inicio de Leonora Carrington en España que su primera aproximación a esta pintora surrealista fue a través de un encargo de su editora, Pilar Álvarez. ¿En qué momento decide que se convierta en la protagonista de esta novela gráfica?

De Leonora conocía la obra, no tanto su vida. En 2017 me encargan buscar unas imágenes de su trabajo y de su entorno más cercano para la biografía Leonora Carrington. Una vida surrealista, de Joanna Moorhead. Es ahí cuando profundizo y me enamoro del personaje. Leo a Moorhead, a Poniatowska, a Susan Aberth, a la propia Leonora y veo clarísimo que ahí hay una novela gráfica.

Ha utilizado diferentes fuentes bibliográficas pero ¿es el propio relato de Carrington, Memorias de abajo, su principal referencia?

Esta novela gráfica describe un momento crucial en la vida de Leonora y en el devenir del mundo. Me parecía muy importante contextualizar su historia, la Guerra Mundial, la entrada de los nazis en Francia, la España de la posguerra… Abrir el foco, situarla dentro del movimiento surrealista y profundizar en algunos personajes. Es un punto de inflexión en su vida que se refleja en todas las obras que se acercan al personaje.

Esta novela gráfica describe un momento crucial en la vida de Leonora y en el devenir del mundo

Desde la primera ilustración aparecen referencias al trabajo de la artista, empezando por su faceta como escultora. ¿Por qué elige estas obras para la apertura del libro?

Es una forma de presentar a Leonora y su entorno. La sitúa en el sur de Francia con su pareja, Max Ernst. Son felices, son libres, trabajan, escriben, esculpen, pintan y disfrutan de su amor, ajenos a la nueva realidad política que cambiará el mundo.

A lo largo de su libro podemos encontrar guiños a obras como Cuéntaselo a las abejas (1986) –las abejas también son recurrentes en sus cuentos infantiles– o Sueño de sirenas (1963). ¿Por qué ha elegido estos dos elementos, entre otros, para acompañar a los primeros pasajes de esta historia?

Nos ponen en situación. Nos hablan del apego de Leonora a la tierra y la naturaleza, de su vinculación con el grupo surrealista y aluden a su faceta como escritora.

¿A qué otras claves debería estar atento el lector que quiera encontrar esos detalles de la obra de Carrington en su novela gráfica?

Las ilustraciones están llenas de detalles que hacen referencia a sus obras y a sus obsesiones. Leonora tiene un imaginario muy rico, repleto de animales y seres fantásticos, de referencias a las leyendas irlandesas que le contaba su nanny y al tarot, de símbolos alquímicos y constelaciones.

La parte más dramática del relato, más allá incluso de la violación grupal que sufre en Madrid, es su internamiento en el psiquiátrico de Santander, que es descrito a través de viñetas en blanco y negro, algunas distorsionadas, como un reflejo de las convulsiones que le producían los tratamientos. ¿En qué punto toma la decisión consciente de representar así la subjetividad del personaje? ¿Es este un recurso que suele utilizar en sus obras o es una novedad en este caso por la fuerza de la narración?

La subjetividad es la esencia de este proyecto. La perspectiva que me interesa presentar es la de Leonora, su sensibilidad y vulnerabilidad frente a una sociedad rígida que utiliza métodos brutales para imponerse. En el libro, el estilo de la ilustración se adapta al relato, cambia la paleta de color hasta que en el sanatorio simplemente desaparece, pero también el trazo fino, suelto y ágil del principio evoluciona hasta convertirse en masas negras y en ocasiones borrosas.

La perspectiva que me interesa es la de Leonora, su sensibilidad y vulnerabilidad frente a una sociedad rígida que utiliza métodos brutales para imponerse. El estilo se adapta al relato, cambia la paleta de color hasta que en el sanatorio desaparece

En otro momento utiliza un recurso que recuerda a las tiras de zoótropo y que resulta un auténtico logro para animar la cadencia de la narración… De nuevo, ¿es una decisión consciente que busca variedad de estilos en la novela gráfica o ‘se lo pedía’, por así decirlo, la propia historia?

Sí, absolutamente consciente, la variedad de estilos está en el planteamiento mismo del proyecto. Facilitaba distinguir los diferentes planos de la narración, lo que es la realidad objetiva de los bombardeos sobre Londres de las ensoñaciones de Leonora, por ejemplo. En este caso, todo lo referente a su procedencia inglesa, la presentación en sociedad en la corte de Jorge V de las guardas, su relación con el cónsul o las visitas al director de la ICI (Imperial Chemical Industries) tienen este formato que permite que la narración adquiera otro ritmo.

El lector puede detectar una crítica velada al machismo imperante en el época, a través de las menciones a su padre, a las reacciones del propio Marx Ernst o de Van Ghent, cuando ella le cuenta que ha sufrido una violación, a las decisiones que toma sobre ella el doctor Martínez Alonso o a las actitudes de los doctores Luis y Mariano Morales… ¿Considera que la artista fue una víctima más de la discriminación que existía en aquellos días? ¿O por el contrario podría decirse que consiguió escapar a esa victimización gracias a su inconformismo?

Leonora era una mujer valiente, libre y audaz que se enfrentaba a una sociedad fuertemente jerarquizada y de moral muy estricta que a punto estuvo de doblegarla. Indudablemente, sufrió el machismo, como ella misma decía: las mujeres eran más frecuentemente musas que artistas. Era rebelde y obstinada, persiguió su objetivo: pintar, y lo alcanzó. Pagó un precio muy alto por ello.

Más allá de las interpretaciones surrealistas de la realidad y de cierta ‘locura’ onírica, ¿se podría afirmar que Leonora Carrington es un ejemplo paradigmático de artista subversiva en una época absolutamente inestable e inquietante de la Historia contemporánea?

Una mujer rebelde, subversiva, fuerte y fiel a sus principios, con una imaginación desbordante y un universo extraordinario, en un periodo muy oscuro de la Historia.

Usted no hace en la novela gráfica ningún juicio de valor, pero no sé hasta qué punto se puede una sentir casi hasta ofendida de que, ya en 1993, el doctor Morales se arrogara el mérito de haber curado a la artista y justificara los métodos utilizados, ¿qué opinión de merece ese hecho?

El hecho de que esas conclusiones del doctor Morales figuren en el libro no es casual.

Leonora Carrington en España es una obra suya al 100%, incluida esa tipografía un tanto ‘inestable’, si la podemos definir así, ¿es su primera novela gráfica? ¿Tiene en mente o está trabajando en algún otro proyecto en este sentido?

Sí, es mi primera novela gráfica y ha sido un proyecto muy personal y muy libre. Lo he disfrutado mucho, tanto como para embarcarme en otro en cuanto encuentre una historia que me arrastre como lo ha hecho esta.

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