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Los números dan para una moción de censura histórica al PP en Santander: la alternancia política que nunca se produjo

Por primera vez desde que se reinstauró el sistema democrático en España y se celebran elecciones en nuestro país tras el fin de la dictadura franquista, hay una posibilidad real de que en el Ayuntamiento de Santander prospere una moción de censura que desaloje a la derecha del poder. Los números dan para mandar a la oposición al Partido Popular, al menos sobre el papel, lo que propiciaría un cambio político histórico en la ciudad, que es la única capital de provincia en la que no ha existido aún alternancia.

La descomposición de Ciudadanos a nivel nacional, autonómico y local, así como el cerrojazo de la Alcaldía a la comisión de investigación sobre el servicio de recogida de residuos y limpieza viaria han hecho lo que hasta ahora parecía imposible: la oposición dispone de votos de sobra para arrebatar la Alcaldía a la derecha que lleva gobernando la capital de Cantabria desde las primeras elecciones democráticas de 1979.

La realidad es que, tras la noche electoral de las municipales de 2019, otro gobierno municipal hubiera sido posible. Sin embargo, Ciudadanos, por dictado de la dirección que encabezaba Albert Rivera, decidió que el Partido Popular debía ser su “socio preferente” y el partido que aspiraba a regenerar la vida política de la capital de Cantabria acabó gobernando con los de toda la vida, el Partido Popular.

Desde el pacto postelectoral impuesto por las direcciones nacionales de PP y Cs en 2019 ha habido, no obstante, varios conatos de rebelión en el equipo de gobierno municipal en el que se integran los dos concejales naranjas que parecían abrir la puerta a un cambio dada la situación de minoría de los populares, con 11 de los 27 concejales de la Corporación. ¿Qué sucede ahora para que parezca que haya una posibilidad real de cambio?

Javier Ceruti, portavoz de Ciudadanos en Santander y socio 'a pesar de él' de la alcaldesa, Gema Igual (PP), tuvo que asumir la decisión de Rivera de pactar con el PP. Las cosas, en ese matrimonio mal avenido, fueron muy tensas desde el principio y el deterioro fue continuo hasta que el Grupo Municipal de Ciudadanos, con dos concejales, ya no ocultaba sus discrepancias en público con unos socios que cada vez empezaban a ningunearlo de forma más evidente.

Sin embargo, Ceruti, pese a estar descontento y ser partidario abiertamente de romper el pacto, como manifestó en una entrevista en exclusiva con elDiario.es, nunca abandonó el equipo de gobierno al sentirse maniatado por la dirección nacional de Ciudadanos. Su argumento: “Jamás seré un tránsfuga y aceptaré la disciplina de mi partido hasta el final”. Así han pasado casi tres años y medio en que Cs-Santander ni abandonaba el gobierno local ni respaldaba a su socio mayoritario, al que ha acusado públicamente y de forma reiterada de “incumplir el pacto” de gobernabilidad.

Esta situación de 'estar en misa y repicando' ha cambiado por la debacle electoral de Ciudadanos en todos los frentes y el proceso de refundación del partido que está propiciando un mayor margen de maniobra a los cargos públicos municipales. Este es el caso de Santander, cuyo portavoz dice no estar sujeto ya por ningún veto de las direcciones nacional y regional de la formación naranja, máxime cuando hasta el coordinador autonómico del mismo, Félix Álvarez, acaba de pedir públicamente perdón por el papel ejercido en Santander.

El detonante que ha hecho pensar de nuevo en una moción de censura, y en una moción de censura que tenga visos de prosperar, ha sido la decisión de la alcaldesa de Santander de cerrar la puerta a la comisión de investigación que la oposición al completo, -incluido Vox y su socio de gobierno, Ciudadanos-, consiguieron hacer realidad a trancas y barrancas y con todos los obstáculos posibles de los técnicos municipales.

El pasado lunes, a 24 horas de celebrarse la sesión constitutiva de la comisión investigación de basuras, que debería investigar los incumplimientos de la mayor concesión municipal en 20 años, la concejala de Medio Ambiente, Margarita Rojo (PP), presentó un recurso de reposición que aceptó la alcaldesa del PP, su jefa de filas, quien suspendió temporalmente cualquier investigación política de una década de gestión del PP en uno de los principales servicios privatizados de la ciudad más polémicos que ha existido, el de la recogida de residuos urbanos y limpieza viaria.

La oposición escandalizada piensa ahora en que la única respuesta política que puede darse a esta “cacicada”, en palabras del portavoz socialista, Daniel Fernández, es desalojar al Partido Popular del poder. Con ello, además, se podrían aprobar dos presupuestos municipales consecutivos (2022, aún pendiente, y 2023) y desbloquear la apertura de las sesiones de la comisión de investigación. En los meses que restan para las elecciones de mayo de 2023 poco más podría hacerse, salvo empezar a cumplir las decenas de mandatos aprobados por el Pleno y que no se ejecutan.

A día de hoy, PSOE, PRC, Ciudadanos y Unidas por Santander suman 15 concejales partidarios, a priori, de una moción de censura, un voto más de los necesarios, ya que la mayoría absoluta se sitúa en 14 representantes en el salón de plenos de la Corporación.

La situación está tan degradada que el único concejal de Vox, Guillermo Pérez-Cosío, no apoyaría la moción, aunque el cuerpo le pidiese otra cosa. “Votaríamos en contra, aunque ganas dan de abstenerse ante las constantes muestras de falta de respeto a las reglas de la democracia y a los acuerdos del Pleno por el equipo de Gobierno, principalmente por el PP”, ha manifestado el edil de extrema derecha.

Nadie da el paso

Sin embargo, una cosa es estar de acuerdo en la cuestión de fondo y otra ver quién da el primer paso. Los socialistas en Santander son el principal partido de la oposición. Nadie discute que tengan la legitimidad democrática para postular un candidato, pero el PSOE no tiene nada claro que los regionalistas de José María Fuentes-Pila (PRC) estén por la labor de asumir la gobernanza de la ciudad.

Fuentes-Pila, por su parte, quiere, antes de dar ningún paso, que Ciudadanos abandone el equipo de gobierno; y Ciudadanos, puestos a poner premisas, quiere ver cómo se sitúan en la oposición antes de hacer ninguna jugada. Es decir, ver si PSOE y PRC se ponen de acuerdo y cuál sería su papel en un hipotético pacto alternativo al actual. Unidas por Santander, cuyo único concejal es Miguel Saro, tiene claro que si hay voluntad de desalojar al PP del poder no caben excusas.

Que no prospere una posible moción de censura sería un balón de oxígeno para un Partido Popular que piensa mantener su acuerdo con Ciudadanos hasta el final y va a llegar a las elecciones con la moral alta. Una vez más, vería cómo la oposición es incapaz de unirse en circunstancias que ella misma juzga como insostenibles.

Si un partido postulase un candidato a ocupar el sillón de la regidora, sería difícil políticamente para el resto de la oposición explicar un 'no'. Para Ceruti, que ya no tiene la cortapisa de Madrid, no firmar una moción no sería una opción si realmente aspira a presentarse a los comicios como ha anunciado esta misma semana. Los socialistas también tendrían difícil explicarlo cuando llevan 43 años intentando desplazar al PP de la Alcaldía. Y el PRC, que sí gobernó hace lustros en coalición con los populares, necesita que la capital contribuya con más votos al regionalismo cántabro, su gran talón de Aquiles.