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Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

¿Es posible un gobierno municipal de izquierdas en Castro Urdiales?

Exterior del Ayuntamiento de Castro Urdiales | RUBÉN ALONSO

Juantxu Bazán

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El ecosistema político en España se ha transformado por la aparición de nuevas especies, nuevos partidos, que han teñido de diversidad su hábitat con la consiguiente modificación en sus relaciones. Saludo este cambio como una oportunidad para la cooperación, frente a la beligerancia y la competitividad que normalmente caracterizan las relaciones entre partidos. Cooperación para hacer posible la aplicación de programas apoyados por la mayoría de la ciudadanía. Esto que es de sentido común en democracia y que a mí me parece que es una oportunidad, para otros es una gran dificultad.

En las elecciones municipales de 2015 fue posible construir una mayoría de izquierdas en Castro Urdiales gracias al apoyo popular a CastroVerde (4.265 votos que significaron 7 concejales), y al PSOE (2.227 votos que se tradujeron en 4 concejales), lo que permitió formar mayoría absoluta con equipo de gobierno, alcalde, y, lo más importante, un programa de gobierno. Obvio es que para poder llevar a cabo el programa de gobierno era condición sine qua non mantener la mayoría, pero CV decidió cargarse el pacto por disensiones serias con sus socios, y mantener durante los dos últimos años un gobierno solitario con el apoyo del PRC.

No voy a entrar a valorar ahora los entresijos de aquella ruptura, sobre la que ya me manifesté en su momento, pero sí voy a reflexionar sobre la enorme importancia que aquel hecho va a tener en la continuidad de la vida política municipal, cuyas consecuencias trascienden y se van a hacer patentes para el futuro. Ahora, en las elecciones municipales de 26 de mayo 2019, parece probable que CastroVerde empeore sus resultados, y el PSOE pueda mejorarlos y, además, entre en escena Podemos. Más difícil será que Acuerdo por Castro pueda sacar representación, pero no puede descartarse.  El dilema es que una mayoría de izquierdas que podría ser aritméticamente posible, se antoja prácticamente imposible a la vista de las pésimas relaciones entre CastroVerde y PSOE, que mantienen en sus cabezas de lista a quienes protagonizaron aquella ruptura.

Quizás la presencia de Podemos pudiera deshacer algunos prejuicios y provocar un entendimiento a tres, pero lo dudo. Mucho tendría que cambiar la conducta de estos partidos, empezando por corregir actitudes de soberbia (por ambas partes) que condujeron a romper unilateralmente un pacto que, de justificarse su ruptura, también debiera haberse hecho de forma negociada. Reaprender de los errores del pasado: siempre hay que prever en toda cooperativa un sistema organizado y eficiente de resolución de conflictos. Es curioso constatar cómo algunos predican la mediación para resolver los problemas de los demás, pero cuando les concierne a ellos la ignoran y prefieren la imposición a cualquier otra técnica de relación entre iguales. 

Así pues, no mantengo esperanza de que se reproduzca un pacto de izquierdas en Castro. Pesa además la tentación de que CastroVerde se avenga a congeniar con el PRC, si se dieran las condiciones para ello, habida cuenta del buen entendimiento entre ambas formaciones después de aquella ruptura. Tampoco sería descartable que el PSOE y PRC sintonicen siguiendo la llamada de una posible mayoría electoral en el Parlamento de Cantabria entre estos partidos. Y también puede haber un acuerdo de las derechas con el PRC.

Hay muchas variables en juego que anticipan cruces complicados de aritmética, geometría, y ética. Pero nada avisa de que el próximo gobierno municipal sea de izquierdas, y a mí esto me preocupa especialmente porque ello es debido al empecinamiento de sus dirigentes, y ajeno a la voluntad de los votantes. Por eso me parece importante ponerse a reflexionar para que esa remota esperanza, la del pacto de izquierdas, se traduzca en algo real, y para ello se tiene que dar un requisito, acaso una exigencia, que espero sea requerimiento para los partidos de izquierda si los resultados acompañan el próximo día 26.

Hace un par de párrafos, recordando las elecciones de 2015, he hablado de votos que significaban concejales. Votos emitidos por el electorado que apoya a cada candidatura. Es el pueblo el que permite una representatividad que no podría existir sin el ejercicio de su soberanía. En eso consiste la democracia. El pueblo debe saber que su voto va a ir dirigido al cumplimiento del programa electoral votado, y también cómo se va a gestionar su decisión, es decir, con quién se va a acompañar en la tarea para hacerlo posible. Esta es una cuestión sobre la que los partidos no se quieren pronunciar, por si acaso, para que por la boca no muera el pez, pero comprenderán que esto es de enorme importancia.

Es natural presagiar que las diferentes opciones que se negocien tras las elecciones van a depender de los resultados. Pero pensemos. Pensemos de forma democrática y al modo en la que lo haría Sócrates en la Polis: ¿Los pactos del futuro gobierno en la ciudad no debieran ser el resultado de la voluntad de la ciudadanía que otorga la legitimidad a nuestros futuros representantes en el Ayuntamiento?

Si esto es así, no debiera resultar extraño demandar que PSOE, CastroVerde, y Podemos pregunten a sus votantes si les parece deseable construir un pacto de izquierdas, incluso un pacto más amplio si fuera menester, que permita una mejor gobernabilidad, y una mayor legitimidad para poder aplicar un programa de gobierno que sea apoyado por una mayoría de ciudadanos. No hay mayor antídoto contra el despotismo de algunos dirigentes que una buena inyección de democracia. Pregunten a la ciudadanía.

Quizás así, aquello que se dibuja como imposible, un gobierno municipal de izquierdas, pueda ser probable, acaso posible, y a lo mejor realizable.

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