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Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Por unos terrenos comunales ecológicos

Pastos comunales en Fresno del Río.
13 de enero de 2022 13:45 h

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El retrato que el pueblo hace continuamente de sí mismo es mordaz, franco, exagerado a veces, raramente idealizado o hipócrita. La importancia de esto es que la hipocresía y la idealización zanjan todas las cuestiones; la franqueza las deja abiertas

John Berger, escritor 'Puerca tierra'

En los últimos años, el campo se ha convertido en el centro de muchos debates mediáticos, sociales y ambientales. Se multiplican los foros para buscar estrategias contra la despoblación, fomentar la transición ecológica y cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Tanto el ámbito rural como el urbano son reflejo de reivindicaciones sociales relacionadas con la tierra, con el territorio, con el patrimonio cultural, con la producción de alimentos, con las energías renovables o con el medio ambiente, por poner algunos ejemplos. Si bien es cierto que muchas de estas luchas aterrizan con mayor intensidad en los pueblos y llegan a sus habitantes de forma más directa, ya que habitan los propios territorios afectados por estos procesos.

Los comunales simbolizan muchas de estas tensiones en un “pedazo de tierra” donde se entrelazan diferentes usos y se construyen muchos símbolos a diario, símbolos que responden a unos imaginarios concretos, a unos modelos, a un sistema de organización social, cultural, económica y también de poder. En el valle de Campoo donde vivo actualmente hay mucho monte comunal, normalmente cada pueblo tiene su propio terreno, propiedad del Concejo abierto o de la Junta Vecinal. La mayoría de las entidades locales tienen sus correspondientes Ordenanzas de pastos que se pueden conocer en la página del Boletín Oficial de Cantabria. El objeto de estas Ordenanzas suele ser regular el aprovechamiento y explotación racional de montes y pastos públicos o comunales, de forma acorde a los usos actuales y la legislación vigente en esta materia. Para ello, establecen una serie de requisitos que se han de cumplir para tener derecho al aprovechamiento de estos terrenos, también las Ordenanzas contemplan sanciones aplicables en caso de incumplir alguna de las bases establecidas en ellas.

Por estas fechas se cumple un año de mi solicitud de hectáreas de terreno comunal a la Junta Vecinal de Fresno del Río (Ayuntamiento de Campoo de Enmedio), pueblo donde resido durante todo el año desde hace muchos años. Mi solicitud decía: “...solicito el uso de pastos comunales mediante la adjudicación individual de superficies forrajeras de titularidad pública y uso en común en la proporción que corresponda en el año 2021”. A partir de ese momento, se me fueron comunicando diferentes motivos por los cuales no se resolvía la adjudicación de hectáreas de pastos comunales a mi ganadería. Afortunadamente, fue el Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº 3 de Santander en octubre de 2021, el que me dio la razón con sentencia firme al cumplir con la totalidad de requisitos para tener derecho a pastos comunales en el pueblo donde resido. Una de las consecuencias de la mala gestión por parte de la Junta Vecinal fue que, durante todo el año 2021, nuestros animales no pudieron disfrutar de pastos comunales, obligándonos a hacer un esfuerzo económico extraordinario para poder continuar con nuestra actividad. No tenemos propiedad de la tierra y el garantizar el disfrute de terrenos comunales es fundamental para que nuestra ganadería ecológica sea viable.

Resulta curioso pero, en la actualidad, con el foco de atención puesto en los retos ecosociales, el colapso energético o la necesidad de plantearse cambios en la manera de producir alimentos, nuestra ganadería ecológica ha sido la única que no pudo disfrutar de los terrenos comunales porque, entre otras razones, los suelos se habían tratado con productos no autorizados para este tipo de producción. Es decir, si una Junta Vecinal decide utilizar productos no autorizados para la producción ecológica en un monte público puede hacerlo, pero las ganaderías ecológicas no podrán disfrutar de estos terrenos comunales. ¿Este es el modelo que queremos de ganadería? ¿Este es el modelo que queremos de gestión de montes comunales? ¿Se están adaptando las formas de hacer a los nuevos escenarios y retos ecosociales? ¿Por qué no se facilitan los manejos ecológicos en extensivo? ¿Qué papel tienen las instituciones en todo esto?

Sabemos que los consumidores finales quieren conocer cómo se produce un alimento, cuáles son las formas de ganadería más respetuosas con el medio ambiente, que cuidan del bienestar animal, que generan menor impacto en los ecosistemas, que ofrecen unas condiciones dignas de trabajo y unos precios justos para productores y consumidores. Nuestra ganadería es pionera en Cantabria en la producción y comercialización de carne ecológica con base 100% en pastos, es decir, animales que no se engordan mediante piensos de ningún tipo, sino que solo se alimentan de pastos, por eso comercializamos solo carne en determinadas épocas del año.

Es importante matizar las cosas, entender que tienen diferentes aristas que responden a procesos complejos, por eso es necesario explicarlas en diferentes contextos. Este motivo me llevó a presentar en unas jornadas académicas en la Universidad del País Vasco mi propio estudio de caso, para poderlo debatir junto a expertos de distintas disciplinas. Matizar las cosas cuesta un esfuerzo que muchas personas no están dispuestas a hacer, basta con ver el revuelo que se ha montado por las declaraciones de Alberto Garzón sobre las macrogranjas. Mejor generar ruido que estudiar las diferencias entre las formas de producción cárnica, ¿por qué no piensan en las diferencias entre las macrogranjas y las ganaderías familiares? Que tomen conciencia de cómo son los procesos de producción y comercialización de cada modelo, que lean estudios científicos sobre las distintas calidades de la carne en relación al manejo, que aprendan lo que es extensivo e intensivo, que busquen matices entre las propias producciones ecológicas. Lo que no se puede es discernir con el único objetivo del clickbait  en la cabeza o bajo los mantras de un partido político.

Desde mi punto de vista, la producción de alimentos locales debería de partir de una conciencia de Sistema Alimentario Territorializado, es decir, de un conjunto de cadenas productivas agroalimentarias, iniciativas que trabajan desde lo local en la transformación del sistema alimentario hacia un modelo más sostenible ambiental, social y económicamente. Estos modelos contribuyen a fijar población en las zonas rurales, generan más servicios ecosistémicos, reducen la huella de carbono e hídrica, contribuyen al mantenimiento de especies autóctonas en peligro de extinción y son más respetuosos con los ecosistemas.

¿Cómo vamos a hablar de conceptos como “ecodependencia” si no somos capaces de gestionar un común ecológico?

La energía y el tiempo de vida que se pierde en estas reivindicaciones invisibilizadas desde lugares pequeños es inmenso. Es urgente afrontarlas desde colectivos y redes de apoyo mutuo para conseguir un control transparente de la gestión de los comunales que, más allá de idealizaciones teóricas, están repletos de conflictos a diario. Aterrizar conceptos que manejamos habitualmente en la teoría desde muchas disciplinas (sociología, antropología, filosofía, ciencia política, geografía, economía, arqueología…) y aplicarlos a casos concretos, con nombres y apellidos detrás de las siglas de una institución, puede ayudar a resolver sin miedo muchos de estos problemas “a pie de campo” para construir un común democrático e inclusivo.

Es una buena noticia que la justicia nos diera la razón, nos alienta y nos dignifica, pero es una suerte también poder visibilizarlo para que se pueda analizar desde una sociología de la vida cotidiana y así entender algunas claves que van más allá (más acá en realidad), directamente al plano de las relaciones humanas (y no humanas) de la vida en común.

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