El Centro Botín valora dejar visitar el centro gratis a los cántabros y cobrar por las actividades

Con tres años de retraso sobre el calendario inicialmente previsto, la Fundación Botín anunció este pasado jueves la fecha de la inauguración oficial de su proyecto más importante: el Centro de Arte Botín ubicado en Santander. El 23 de junio será el día señalado y, una vez conocidas las tres muestras expositivas con las que abrirá sus puertas, queda en el tintero, entre otras cosas, saber la política de precios, asunto sobre el que el director general de la Fundación, Íñigo Sáenz de Miera, no quiso pronunciarse en el acto de presentación. 

A pesar de que esta institución siempre ha presumido de transparencia y de constantes contactos y encuentros con los medios, lo cierto es que desde que se dio por perdida la posibilidad de que el Centro Botín estuviera en funcionamiento antes de la celebración del Mundial de Vela que la ciudad acogió en el año 2014, el hermetismo sobre este asunto ha sido absoluto.

En esta línea siguió el acto en el que se anunció su apertura, en el que se habló de “ilusión, enriquecimiento e inspiración” y de la pretensión de convertir el Centro en un lugar artístico de “referencia en Europa”, e incluso, en palabras del propio Sáenz de Miera, “de que los cántabros lo sientan como suyo”.

Sin embargo, se dejó sin concretar varios asuntos de interés. En primer lugar, a preguntas de este medio, reveló que el presupuesto “tardará en cerrarse” pero que “superará” los 80 millones fijados inicialmente, en la línea de los continuos sobrecostes que tuvieron la obra prácticamente paralizada. En lo que respecta a la gratuidad o no de las entradas, reiteró en dos ocasiones que prefería referirse a ello “en el próximo encuentro con los medios”.  

En relación a este último punto, según ha podido saber eldiario.es, la Fundación Botín sopesa utilizar el reclamo del Centro Botín como fuente de autofinanciación, cobrando un precio “simbólico” a los visitantes de fuera de la comunidad autónoma y permitiendo que los cántabros tengan acceso libre a las instalaciones, aunque podrían tener que pagar para asistir a las actividades, hasta ahora gratuitas. Aunque es la opción que más fuerza cobra, aún no hay nada decidido. 

En esta misma línea, el director de la Fundación recalcó durante su última rueda de prensa que la intención es que el Centro “se autofinancie entre un 30% y un 40% a medio plazo”. Las altos costes de mantenimiento y la actual coyuntura económica obligan a la Fundación a buscar distintas fórmulas para hacer frente a la programación, sin descartar ningún tipo de medida para consolidarse en el futuro.

Por otra parte, otro de los aspectos que la Fundación no detalló durante la última presentación fue la cuantía económica destinada a las exposiciones. Sáenz de Miera únicamente señaló la previsión de una partida anual de entre ocho y nueve millones para “mantenimiento” -sin especificar qué se incluye en este concepto-, cifra que, tal y como explicó el director, “puede variar”.

Desde el anuncio de su construcción, el proyecto del Centro de Arte Botín siempre ha estado rodeado de polémica. Su ubicación levantó numerosas protestas desde los colectivos ecologistas, que llevaron a los tribunales el uso de un espacio público privilegiado para situar una instalación cultural vinculada a la familia Botín. Las críticas sociales y vecinales, sin embargo, nunca estuvieron acompañadas desde el ámbito institucional, desde donde se puso alfombra roja para que esta propuesta saliera adelante.