La crisis por la lenta campaña de vacunación contra la COVID se cobra el cese de la responsable de Salud Pública de Cantabria

Laro García

7 de enero de 2021 10:33 h

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La crisis política desatada como consecuencia de la lenta campaña de vacunación contra la COVID-19 en Cantabria, con la comunidad a la cola de todas las autonomías respecto al uso de las dosis disponibles hasta este momento, se ha cobrado su primera víctima. Y es que el Gobierno bipartito PRC-PSOE que preside el regionalista Miguel Ángel Revilla ha aprobado este jueves en su reunión semanal el cese de la directora general de Salud Pública, Paloma Navas, una especialista en gestión sanitaria que ha tenido un intenso protagonismo mediático durante toda la pandemia, ya que ha ejercido como cara visible del Ejecutivo regional a lo largo de estos meses y ha sido la responsable de firmar los distintos informes que marcaban las restricciones que se han aplicado durante este tiempo.

La salida de Navas propuesta al Consejo de Gobierno por el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez (PSOE), se enmarca en este contexto, dada la polémica que se ha generado tras conocerse que Cantabria tan solo inoculó el 5% de las dosis de la vacuna de Pfizer durante la primera semana de la campaña de vacunación, aunque los desencuentros de la directora general de Salud Pública con algunos de los miembros del Ejecutivo autonómico eran públicos y notorios. Desde la primera desescalada en los meses de mayo y junio hasta la planificación de las fiestas navideñas, su posición siempre ha sido conservadora y ha abogado por la postura más restrictiva, anteponiendo la salud por delante de otros intereses económicos. Esta postura ha entrado en contradicción en varias ocasiones con las declaraciones públicas del propio presidente Revilla, más partidario de la apertura y de facilitar la actividad comercial.

Este conflicto interno se ha hecho más patente aún en todo lo relativo a la hostelería, un sector en pie de guerra desde hace meses y que ha cargado duramente contra el Gobierno de Cantabria, que mantiene en vigor desde principios del mes de noviembre la orden que obliga al cierre del interior de los locales de restauración. Revilla siempre ha intentado evitar las críticas contra su gestión y ha echado balones fuera sobre su responsabilidad justificando esa medida en los distintos informes de Salud Pública firmados por Paloma Navas, que se ha mantenido inflexible respecto a las restricciones que había que imponer para intentar frenar el avance del virus en plena segunda ola de la pandemia.

También hubo un punto de inflexión en el intento de la Consejería de Educación de cancelar las vacaciones escolares del mes de noviembre, una semana no lectiva que se pretendió suspender con el argumento de que este parón de profesores y alumnos aumentaría la movilidad y, por tanto, el contacto social en pleno rebrote de la COVID. Tanto Revilla como la responsable de Educación, Marina Lombó (PRC), alegaron que esta petición llegaba avalada por Salud Pública, pero el informe de este departamento que se filtró a los medios no recogía esta medida, y así lo consideró el propio Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC), que en una sentencia insólita anuló esta decisión y obligó a restituir las vacaciones por no estar “suficientemente justificada por la Administración”.

En aquellos días estuvo sobre la mesa la posible dimisión de Paloma Navas, que compareció en rueda de prensa visiblemente afectada y con dificultad para responder a las preguntas de los periodistas, tras adoptarse una medida como la cancelación de las vacaciones escolares cuando lo que recomendaban sus informes era el confinamiento municipal que tuvo que adoptarse solo unos días después y tras el varapalo judicial que tumbó la decisión del Gobierno de Cantabria.

La directora general de Salud Pública, que ha ejercido como docente y es especialista en Medicina Preventiva, reconocía en una entrevista en elDiario.es que “estamos ante una situación tan grave, que los esfuerzos que hagamos nunca cubrirán todas las necesidades que hay”. En aquellos primeros meses de encierro y confinamiento total, cuando todavía las pautas para combatir la enfermedad eran meras hipótesis, fue la encargada de coordinar todo el sistema de rastreo de contactos estrechos en Cantabria y ponía además su atención sobre uno de los focos de contagio más peligrosos, los mayores puntos negros de la pandemia por su alta letalidad: las residencias de ancianos.

“Estamos teniendo una situación que habrá que estudiar en todo el planeta cuando la pandemia pase. En el futuro tendremos que pensar cómo queremos reforzar la atención no sanitaria que reciben los mayores, y ya hay diferentes sectores que están demandando un cambio de modelo a raíz de esta pandemia. Pero no olvidemos que los residentes también son nuestros padres y abuelos, y es muy duro para todos lo que está pasando”, admitía entonces.

También apostó este mes de diciembre por reducir al máximo los contactos sociales: “Que la cena de Navidad no se convierta en unos Reyes en la UCI”, dijo la directora de Salud Pública en una comparecencia ante los medios en la que alertó del riesgo a una tercera ola en enero si no se respetan las medidas de prevención contra la COVID y reclamó a la ciudadanía que limitara las comidas o cenas en fechas navideñas a los convivientes. Tras su destitución efectiva, ya no será la responsable de la gestión sanitaria desde el Gobierno de esa tercera ola de la COVID que golpea ya los hospitales cántabros.

Reinhard Wallmann, su sustituto

Reinhard Wallman, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, tomará el relevo de Paloma Navas al frente de la Dirección General. Según la nota de prensa enviada por la Consejería de Sanidad tras hacerse oficial este cambio en el organigrama, lo hace con “un conocimiento profundo de la pandemia”, ya que ha sido el artífice de todo el sistema de control y seguimiento de la crisis sanitaria y la coordinación sanitaria con el Servicio Cántabro de Salud, del que forma parte como profesional desde el año 2007. Junto a Wallmann, asumirá las riendas de la Secretaría General de Sanidad Virginia García Hurtado, en sustitución de Sara Negueruela, que también ha sido cesada este jueves.

En palabras del consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, atrás queda un año “muy duro que marcará nuestra vida” y en el que la directora saliente, Paloma Navas y el equipo de Salud Pública, “han hecho un trabajo excelente para establecer los diques de contención de la pandemia e implementar un sistema de rastreo de casos pionero en el conjunto del país, que ha sido capaz de detectar más del 95% de las infecciones reales en la segunda ola y que ha sido ejemplo para otras administraciones”.