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Los esfuerzos de Ciudadanos por tratar de reconducir una crisis que finalmente le ha costado su grupo parlamentario en Cantabria tenían, entre otros motivos, una razón económica detrás. Y es que los naranjas, que hasta ahora contaban con grupo propio en la Cámara autonómica, tenían derecho a unas subvenciones anuales -al margen de los salarios de los diputados- que ahora se verán reducidas a la mitad tras la desaparición del mismo y la integración de los dos diputados -Félix Álvarez y Diego Marañón- en el grupo mixto junto a Vox.
Ciudadanos percibía hasta ahora 21.148,17 euros al mes, mientras que la formación de extrema derecha, con dos representantes en el grupo mixto, tenía una asignación de 14,915,80 euros mensuales. Ahora los recursos deberán redistribuirse atendiendo a un documento aprobado por la Mesa del Parlamento a principios de este año que establece diferentes parámetros económicos en función del número de diputados por grupo.
Según el texto consultado por elDiario.es, al nuevo grupo mixto compuesto por los dos representantes de Ciudadanos y los dos de Vox le corresponden 21.061,57 euros mensuales, que serían 10.530,79 para cada formación, lo que supone una merma del 50% de los recursos que hasta ahora recibían los naranjas para personal de apoyo a la labor del grupo, es decir, asesores y trabajadores de prensa. Por su parte, el partido ultra también verá menguados sus ingresos en un 30% como consecuencia de esta reorganización de fuerzas parlamentarias.
La expulsión de la diputada Marta García del grupo de Ciudadanos, tras haber dado de baja su militancia del partido a raíz de una votación en el Congreso sobre la caza del lobo, se produjo poco después de haber acordado con la dirección nacional que la ya ex representante naranja continuara el resto de la legislatura en el grupo de Cs como independiente.
El objetivo no era otro que evitar la disolución del mismo, ya que el Parlamento exige al menos tres diputados para tener grupo propio. Así pues, el líder de Ciudadanos en Cantabria acudió a Madrid junto a esta diputada en cuanto estalló la crisis interna y ambos se trajeron el aval para mantener a García en el grupo pese a estar fuera del partido por el que se presentó en 2019.
No obstante, horas más tarde se produjo un giro de guion, y Álvarez anunció la expulsión de su ex compañera de siglas, quien se negó a entregar el acta de diputada -pese a las peticiones del partido- convirtiéndose de facto en una tránsfuga y abocando al grupo a la disolución.
Este escenario obliga a los dos representantes naranjas a convivir el año que resta de legislatura en el grupo mixto junto a Vox, lo que acarrea una reorganización, además de recursos económicos, de turnos de intervención y portavocía que no se vislumbra fácil. Y es que ambas formaciones no se ponen de acuerdo para ello y tendrá que ser la Mesa del Parlamento la que finalmente decida si no lo hacen en los 15 días que tienen de plazo.
En el Pleno de este lunes se ha escenificado el primer desencuentro entre ambos partidos, al no haber logrado consensuar un candidato para el puesto en la Mesa que ocupaba Diego Marañón y que quedó vacante cuando se hizo efectiva la desaparición del grupo naranja. Vox presentó a su diputado Armando Blanco para optar a ese cargo, pero Marañón fue reelegido por una amplia mayoría de la Cámara y seguirá como secretario segundo de este órgano.
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