El juicio por la denuncia que la artista Marina Vargas presentó contra el galerista Fernando Francés en julio del año pasado por supuesta agresión, ha quedado visto para sentencia este miércoles en el Juzgado de Instrucción nº 4 de Santander. La fiscal considera que las pruebas practicadas durante el juicio son “insuficientes” para destruir la presunción de inocencia del denunciado, por lo que no ha formulado acusación contra él.
La abogada de Marina Vargas ha pedido una condena por delito leve de maltrato de dos meses de multa a razón de 25 euros al día (1.500 euros) y el pago de las costas; mientras que el abogado de Francés ha pedido la absolución y que se investigue a la denunciante por un delito de falso testimonio.
Marina Vargas, que acudió a ArteSantander con la galería de Javier López y Fernando Francés hijo, ha declarado que el padre de éste le dio un “bofetón” en la cara al llegar a la feria, según ha relatado porque “no se quedó a dormir esa noche” en su casa y porque llegó tarde a la inauguración. Ha afirmado también que Francés estaba “alterado y enfadado” y la llevó al stand y la gritó.
La artista ha relatado que después de la “agresión”, Fernando Francés hijo le advirtió que si seguía con ese comportamiento no le llevaría a más ferias y perdería unas ventas que tenía apalabradas, y ha afirmado que llegó a pensar en levantar la denuncia porque durante un año se ha sentido “cuestionada públicamente”.
El cántabro, exdirector del CAC de Málaga, ha declarado que “no ha dado una bofetada a nadie en su vida”; que no entraron al stand en ningún momento, y que no discutieron, sino que le “advirtió” que estaba haciendo “cosas poco profesionales” y “absolutamente impropias en el mundo del arte”, como “irse a Bilbao con otro galerista de la competencia”.
“En la cuerda floja”
“No estaba enfadado, no fue un reproche sino un consejo, la veía en la cuerda floja y otras veces me había pedido asesoramiento”, ha afirmado. Por otro lado, ha dicho que se enteró de la denuncia porque ella lo publicó días después en Facebook y ha declarado que “no recuerda” si mandó a Marina Vargas un mensaje de WhatsApp advirtiéndole que podía presentar una denuncia contra ella por manchar su honor.
A preguntas de la abogada de Vargas, Francés ha explicado que “aún no” la ha presentado porque sus abogados le han recomendado esperar a que pase este juicio. Y ha opinado que con la denuncia, la artista ha buscado “una salida probablemente victimista, consciente de la situación grave a la que había llegado dentro de la galería” y “salir airosa, no ser echada sino despistar sobre el tema real de por qué le han echado de la galería”.
Sin testigos de la agresión
La versión de Marina Vargas no ha sido corroborada por los dos testigos llamados a declarar por su abogada. Pese a presenciar el “episodio”, tanto el británico Mike Leo Martin, trabajador de la galería, como el galerista Javier Marín, aseguran que no escucharon gritos, que la artista no les dijo nada, ni la vieron llorar ni la trataron de tranquilizar, y que de hecho la publicación que hizo en Facebook a los dos días fue la “primera noticia” que tuvieron al respecto.
Mike Leo Martin ha declarado que estaba a un metro de distancia y que “no hubo contacto físico ni gritos ni tono agresivo” sino “una conversación con sinceridad y muy tranquila”; que no vio a Marina llorar ni esta le contó ni a él ni a Fernando Francés hijo que su padre le había dado una “hostia” y que en ningún momento la dijo “tranquila, ya sabes como son los 'Franceses', en feria se ponen muy tensos pero también tienen sus cosas buenas y somos con una familia”, como declaró Marina.
En la misma línea, Javier Marín ha negado que tratara de tranquilizarla cuando por la noche se encontraron en un bar, y que tampoco trató de disuadirla para que no interpusiera la denuncia. Además, ha señalado que había un puesto de seguridad justo al lado y que si hubiera habido gritos se habrían oído.
La fiscal considera que procede desestimar la demanda porque ninguno de los testigos que estuvieron en el lugar de los hechos ha ratificado la versión de la denunciante sino “más bien lo contrario, han negado la existencia de agresividad y contacto físico”.
La abogada de la artista ha subrayado que los testigos han sido contradictorios respecto a si Marina y Fernando entraron o no en el stand; y ha opinado que la declaración de su defendida reúne por sí sola los requisitos para destruir la presunción de inocencia del denunciado, porque “no existe ningún resentimiento ni enemistad anterior, más bien lo contrario”, y “ser feminista no es ninguna patología”, ha apostillado.
“En el ostracismo”
La letrada ha denunciado que Marina Vargas se haya visto desde entonces “en el ostracismo”, ha defendido que no la expulsaron de la galería sino que se fue ella, y ha preguntado “qué provecho puede sacar una artista de denunciar a una prestigiosa figura del mundo del arte y de la importancia mediática de Fernando Francés”.
“Tenían miedo de la repercusión de la denuncia, trataron de achantarla para que no denunciara y ha estado un año soportando la imputación de denuncia falsa”, ha afirmado la abogada, quien se ha quejado de que no se haya incorporado a las diligencias las imágenes de la cámara de seguridad que tuvo que grabar lo sucedido, y que la denuncia haya estado “un año” parada en Santander pese a llegar al día siguiente de Madrid.
En su derecho a la última palabra, el cántabro, que el pasado mes de agosto dimitió del cargo de secretario general de Innovación Cultural y Museos de la Junta de Andalucía, ha afirmado que “nunca había vivido una denuncia tan falsa y humillante”, que a su modo de ver ha perseguido “destrozar su carrera”.