“No hay edades para el feminismo, y nosotras sufrimos una doble discriminación: por mujeres y por viejas”, han expresado en un vídeo decenas de mujeres mayores de varios municipios de Cantabria –Santander, Comillas o Ramales de la Victoria, entre otros–, articuladas alrededor de UNATE, la Universidad Permanente, y de la Fundación Patronato Europeo de Mayores.
Han decidido dar un paso adelante y denunciar la “combinación de machismo y edadismo” que sufren todas ellas y que hace que no figuren “como mujeres” en las agendas de las instituciones públicas, de las familias e, incluso, de los propios movimientos feministas.
De esta forma, en el Día Internacional de la Mujer, han elaborado un manifiesto común bajo el lema 'Mujeres mayores visibles en el 8M'. “Las viejas sostenemos el mundo”, han reivindicado, reclamando su derecho a tomar sus propias decisiones, es decir, “a elegir en qué asuntos o temas familiares queremos implicarnos, y en cómo hacerlo”.
En este sentido, han denunciado que su “opinión no cuenta porque son mujeres y mayores”, pero al mismo tiempo han recordado: “cuando envejecemos seguimos aportando y sosteniendo la vida en mayor medida que los hombres”.
Así pues, el repertorio de reivindicaciones es amplio recogido en sus propios testimonios: “Las pensiones de viudedad son las más bajas, aunque hayamos trabajado toda la vida y sigamos haciéndolo”; “las mujeres mayores nunca nos jubilamos porque seguimos trabajando en casa, aunque no se reconozca este trabajo”; “mientras nosotras, las mujeres mayores, estemos vivas somos personas sexuales (…) y si hablamos de nuestra sexualidad nos consideran locas o salidas”; “queremos mujeres viejas y que no respondan al canon de belleza en el cine”; “nos hubiera gustado poder estudiar cuando éramos niñas, por eso nos gusta tener la oportunidad de formarnos ahora que somos mayores”, o “las mujeres maduras tienen menos oportunidades laborales que los hombres maduros”.
Asimismo, hacen un llamamiento a los movimientos feministas y les recuerdan que ellas han reivindicado sus derechos “a los 15 años, a los 30, a los 60….”, y les reprochan su “invisibilidad”. “No hay edades para el feminismo”, insisten: “Juntas somos más fuertes”, remarcan.
Creímos que nuestras hijas no tendrían que luchar por lo mismo que nosotras
Además, estas mujeres dicen estar “sorprendidas” porque no se haya avanzado más en materia de igualdad. “Creímos que nuestras hijas no tendrían que luchar por lo mismo que nosotras”, han lamentando, para terminar asegurando que seguirán luchando por ellas, por las mujeres: “No es un paso adelante, es un paso atrás”, concluyen.
En UNATE y Fundación PEM, las dos entidades sin ánimo de lucro que lideran el trabajo con las personas mayores en Cantabria, llevan años trabajando los elementos diferenciales del envejecimiento de las mujeres y subrayan que en su entorno “se hace un fuerte trabajo sobre igualdad, corresponsabilidad en el mundo de los cuidados o derechos de las mujeres mayores”.
Décadas trabajando
“La fuerza de estas mujeres es impresionante. Muchas llevan décadas trabajando para que sus derechos se reconozcan y respeten; otras abren los ojos superando ya los ochenta años gracias al apoyo mutuo y el trabajo comunitario con otras mujeres”, explica Mónica Ramos Toro, directora técnica de ambas entidades y antropóloga y gerontóloga feminista.
“Es cierto que hasta hace poco las mujeres mayores no formaban parte de las reivindicaciones del movimiento feminista, pero también es verdad que se están haciendo un sitio merecido y que pueden ser muy valiosas”, concluye.
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