Los recreos quedan fuera de la desescalada general: “Los niños siguen sin poder relacionarse como si la situación fuese la de hace un año”
Un mes después de haber arrancado el curso escolar, los padres y madres, los maestros y hasta los propios centros educativos han comenzado a perder la paciencia con la “contradicción” que supone la flexibilización generalizada de las restricciones por la COVID, pero solo en algunos sectores concretos. Así lo explican, por ejemplo, Marta González, docente de Primaria del Colegio Público Cisneros de Santander o Luisa González, presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del mismo centro.
Todo comenzó tras una carta en la que esta organización pedía a la Consejería de Educación y a la Dirección de Salud Pública del Gobierno de Cantabria que se actualice el protocolo, “ya que sigue siendo el mismo que el año pasado, o incluso más estricto”. El principal motivo de su queja es que los niños y niñas en edad escolar solo puedan relacionarse con sus grupos de convivencia estable, también conocidos como 'grupos burbuja', es decir, exactamente igual que el curso pasado “a pesar de la vacunación y la relajación de las medidas”, indica la maestra.
De hecho, esta situación ha empeorado a su juicio, puesto que estos grupos se han visto aún más reducidos debido a la bajada de las ratios en las aulas: “Los niños siguen sin poder relacionarse en el patio con otros niños como si la situación siguiese siendo la de hace un año, y, sin embargo, en el comedor, las excursiones o las actividades extraescolares sí que pueden juntarse”, añade Marta González.
Por su parte, la presidenta del AMPA y madre de dos niñas se queja de lo que puede estar suponiendo para los pequeños el estar “constantemente” en un espacio controlado “y totalmente hermético”. “Estamos convencidos de que psicológicamente no es bueno, y el año pasado lo soportamos porque la situación era muy mala, pero que ahora se siga haciendo esto me parece dañino. Creo que han optado por seguir con las mismas normas por evitar molestias, y eso también es injusto, porque ellos van a seguir como 'soldaditos' aguantando y aguantando, pero terminará pasando factura a las familias”, argumenta Luisa González.
Sobre esta cuestión, la maestra opina de forma muy similar a la presidenta de la asociación, y es que reconoce que ya se están percibiendo pequeños casos de agorafobia, e incluso niños con cierto nivel de hipocondría: “Te dicen que no les toques, que no comparten, que sus cosas son suyas... Y eso que, en general, los niños tienen una capacidad de adaptación muy buena”, considera.
En el caso de Cantabria, las restricciones se han flexibilizado a nivel general esta misma semana después de dos meses en los que la incidencia, la presión hospitalaria y las muertes no han dejado de caer. De esta forma, ya se pueden realizar actividades como consumir en la barra de los bares, algo que estas madres -Marta González también tiene dos hijos- no comprenden por las limitaciones a las que se siguen viendo sujetos los niños: “Hay que entender que los adultos sociabilizamos en los bares, restaurantes o en el Facebook, pero para los niños su espacio de sociabilización es el colegio. Y entendemos la mascarilla en exteriores, aunque los adultos no la llevemos, pero que se les siga sin permitir hablar entre ellos no tiene sentido”, reitera la docente.
Desde la Consejería de Educación, que ya ha contestado a la carta del Colegio Cisneros y que ha hablado con este periódico, señalan que el protocolo de Cantabria sigue las directrices acordadas por todas las comunidades autónomas y el Ministerio de Educación y el de Sanidad: “La consejera, Marina Lombó, está en contacto constante con Sanidad transmitiendo que en Cantabria ya tenemos más flexibilizaciones, pero tiene que ser algo que adapte el Estado porque se trata de un marco estatal”, explican. De momento, parece que el cambio llegará de la mano de la 'nueva normalidad' para la que hay que alcanzar los 25 casos de incidencia acumulada, algo que ahí queda lejos en la comunidad autónoma.
Precisamente, este viernes se ha dado a conocer que la comunidad terminará de eliminar las restricciones a partir del 19 de octubre, por lo que el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, se ha pronunciado sobre si habrá algún cambio en el ámbito educativo aludiendo a la consejera de Educación: “Debe trasladar al Ministerio las peticiones que quieran hacer porque nosotros no nos vamos a salir del protocolo nacional”, ha avanzado.
Asimismo, y como se prevé que la vacunación de los menores de 12 años comience próximamente, el dirigente de Sanidad ha aclarado que, de momento, con ellos, “todavía hay que tener más medidas de precaución”: “En principio, los cálculos son que posiblemente en noviembre se pueda abordar la vacunación en los niños de entre 5 y 12 años, pero es una previsión, no lo puedo confirmar”, ha declarado.
Solos durante la cuarentena de sus compañeros
Otra de esas situaciones “ilógicas” en las que se encuentran los niños es el de las cuarentenas en las aulas, y es que aquellos alumnos que han pasado la COVID durante los últimos seis meses, o aquellos que no han estado en clase durante los días previos a que aparezca un positivo, no tienen que guardar la cuarentena de diez días que el resto de sus compañeros sí deben realizar. De esta forma, según señala la docente entrevistada para este reportaje, provoca casos de niños que se quedan solos tanto durante las clases como durante los recreos de 30 minutos.
“Ves a tu alumno solo durante todo el patio, y al lado hay una barra en la que hay otra niña que está otra media hora sola, y no se pueden juntar para jugar...”, revela. Sin embargo, desde Educación indican que a esos alumnos sí que se les puede meter en otro 'grupo burbuja', ya que en el reglamento no se indica que no se pueda, y además no se implementa el riesgo del nuevo grupo ya que a estos niños se les realiza una PCR a pesar de no guardar cuarentena: “Aunque no se indica que sí que se pueda hacer, hay una especie de vacío, por lo que estamos viendo que ya se está haciendo el algunos centros”, concluyen.
1