Entrevista

Rosario Pardo, actriz: “Tras la Guerra Civil el país salió adelante gracias a las mujeres porque los hombres estaban muertos, encarcelados o en el exilio”

Con los Presupuestos Generales del Estado recién presentados, Rosario Pardo (Jaén, 1959) reconoce seguir echando en falta que la Cultura “esté presente” y reclama menos precariedad para un sector en el que las mujeres se llevan la peor parte: “Muchas compañeras han tenido que renunciar a la maternidad porque no tienen posibilidades de hacerlo en condiciones”. Y a pesar de que ella tiene un hijo, confiesa con cierta tristeza que fue porque renunció a su trabajo durante algún tiempo, algo que le costó y le dolió por haber “perdido” una parte de su vida que le hacía “muy feliz”. No obstante, como firme defensora del feminismo, admite que las cosas están cambiando aunque a ella le gustaría que fuese “más rápido”, algo en lo que critica a todos los políticos: “Llegan partidos al Gobierno con los que piensas que asuntos como la maternidad van a cambiar y no le meten mano”, opina.

Pero si hay algo que le haya generado decepción es ver cómo la obra con la que lleva rodando cuatro años tenga más éxito en ayuntamientos del PP que del PSOE. Con esta función de teatro, llamada 'Los días de la nieve', estará en el Palacio de Festivales de Santander el próximo 26 de octubre para mete en el papel de Josefina Manresa, la encargada de cuidar de la obra del poeta Miguel Hernández, que fue su marido y que falleció en la cárcel cuando estaba embarazada de su segundo hijo. Así, entre feminismo, política y cultura transcurre una conversación telefónica en la que Pardo demuestra una vez más que no teme a decir lo que piensa.

La vida de Josefina Manresa, a la que interpreta en ‘Los días de la nieve’ es muy dura. Muere su padre al inicio de la Guerra Civil, después de su boda con Miguel Hernández fallece su madre, tiene un hijo y se muere con un año, más tarde se queda embarazada y encarcelan a Miguel Hernández y, por último, el poeta fallece y ella se tiene que hacer cargo de su hijo sin ningún recurso. Imagino que interpretarla habrá sido todo un reto, ¿no es así?

He sufrido mucho con este personaje y con Miguel también porque son como los típicos desgraciados. No podían parar las desgracias, eran unas detrás de otras, y sí sufres porque además tienes que comprenderla para poderla interpretar y luego la obra tiene momentos en los que dramáticamente tienes que darlos así que te tienes que preparar para ellos... Hay momentos en los que lloro y procuro que el público entre también en esa dimensión. Pero la vida se cebó con Josefina hasta el final e incluso las ilusiones que ella podría tener de que sus nietos fueran universitarios, que le hubiera encantado a Miguel, y tampoco lo ha conseguido. Es como una frustración detrás de otra.

Ella es conocida por ser la mujer de Miguel Hernández y parece que el hecho de que fuese la responsable de que su obra prevaleciese quedó en un segundo plano. En un momento en el que hablar de ‘la mujer de’ se ve machista, ¿comprende que en casos como el suyo se trate así?

Ella era costurera, y no triunfó como costurera, triunfó porque fue una madre que se preocupó de sacar a su hijo adelante cuando se quedó viuda porque además lo republicanos no tenían derecho a paga, y realmente es que siempre ha sido la ‘mujer de’. Eso no quiere decir que no haya tenido importancia, que la ha tenido y mucha, porque si no fuese por ella no tendríamos la obra de Miguel. Y, por supuesto, fue la que luchó en su casa para que su familia pudiese comer y su hijo pudiese salir adelante. ¿Qué podemos decir de Josefina Manresa? Ahí te metes a hablar de una mujer concreta de la posguerra, pero la conoces como la mujer de Miguel porque ahí el relevante y la figura y escritor ha sido él. Aunque ella también escribió un libro en el que Alberto Conejero se basó para escribir esta obra, y ahí te das cuenta de que Josefina podía haber tenido muchísimas posibilidades porque es un libro divertidísimo, salido de la naturalidad, de la que no va nada de intelectual... Y es un libro preciosísimo que publicó la Diputación de Jaén. Ahí se puede apreciar que era una mujer muy inteligente, pero claro, entre que era analfabeta y que la posguerra para gente pobre... ¿Pues qué iban a hacer? Trabajar muchísimo para poder sacar a su familia adelante.

Ella siempre se sitúa en ese segundo plano del que hablábamos antes e incluso cuenta que no tenía claro si escribir el libro porque no se veía capaz...

Hay una parte muy bonita de la obra donde Josefina dice que ella piensa mucho en las palabras pero que nunca le decía nada a su familia de ello porque ¿qué iba a decir ella en comparación con Miguel? Pienso, de verdad, que esta mujer era muy inteligente, lo que pasa es que estaba desaprovechada completamente. Empezó a escribir y leer en el colegio pero creo que empezó a espabilar con Miguel leyendo sus poemas y demás. Tenía amigos como Vicente Aleixandre que siempre la apoyó y considero que ahí creció mucho.

También es importante entender cómo estaban las mujeres en ese momento.

Imagínate. No tenían derecho absolutamente a nada, y además era pobre, que las mujeres de una cierta burguesía tampoco tenían derecho a nada pero eran ricas. En su caso fue pobre toda su vida. Y fíjate qué casualidad: Josefina nació el mismo año que mi madre y las dos tuvieron glaucoma de ojo, y ella tuvo que seguir cosiendo porque era la única manera de sacar adelante a su hijo.

Precisamente, esta valentía y esa forma de enfrentarse a la vida, ¿son de estar hechas de otra pasta? ¿O su caso no es muy diferente al de otras mujeres de la posguerra?

No sé si yo hubiera aguantado su situación, aunque también es verdad que luego lo aguantas. Tú ves la vida de alguien y piensas que por ahí no puedes pasar, y luego cuando pasas te das cuenta de que sí eres capaz de superarlo. Pero yo quería hablar de las mujeres de la posguerra y este me pareció un ejemplo maravilloso que se podía introducir muchas mujeres más alrededor de ella. Mujeres que han tenido que luchar para sacar a su familia adelante, mujeres que han tenido que guardar a sus maridos en armarios durante 30 años, que han arriesgado su vida... Hay muchas mujeres como Josefina, y de ella estamos hablando porque era mujer de Miguel, pero ha habido muchas mujeres heroicas y estaría muy bien de vez en cuando rescatar alguna historia anónima para ver también qué fue la posguerra.

A pesar de que ya hay mujeres como usted que están tratando de dar voz a historias de otras mujeres, sigue dando la sensación de que siguen estando muy silenciadas.

Por lo que he estado leyendo para prepararme este trabajo, España salió adelante gracias a las mujeres. Ten en cuenta que la mayor parte de los hombres estaban muertos, encarcelados o en el exilio. Las que tuvieron que trabajar para levantar el país fueron las mujeres, y además sin derechos. Pero estaban ahí luchando, cocinando, cuidando a sus hijos, y trabajando horas y horas. Sin ellas este país no estaría así.

Usted que lleva tanto tiempo en el mundo de la interpretación, que además es directora, ¿considera que las cosas están cambiando para las mujeres en el mundo de la cultura?

A mí me gustaría que la cosa fuera más rápida, francamente lo digo. No te puedo decir que la cosa no esté un poquito mejor, pero cualquier excusa es buena para volver atrás como decía Simone de Beauvoir. Siempre tenemos que estar alerta y aunque ahora tenemos una preparación y unas posibilidades, seguimos teniendo ahí una serie de hándicaps que no nos dejan respirar. Si nosotras estuviéramos en el poder, la maternidad, por ejemplo, estaría mucho más asumida dentro de la sociedad. Pero realmente como no estamos en el poder, ¿a los hombres qué les importa que el IVA de las compresas esté al 22%? No caen los pobres en esas cosas... Y seguimos renunciando al poder en los trabajos porque seguimos siendo las cuidadoras de los padres, de los hijos, y hay un momento en el que tienes que renunciar. Y ahora me estoy dando cuenta de que la generación de los 30 años o 40, hay muchas compañeras del oficio que han tenido que renunciar a la maternidad porque no tienen ninguna posibilidad de hacerlo medio en condiciones. Las cosas están cambiando y vamos a mejor, pero en los puestos de poder casi nunca te encuentras a mujeres.

¿Cómo vivió usted su maternidad?

Fatal. Y eso que yo hasta los 7 meses pude trabajar porque tenía una compañía que se llamaba ‘Performance flamenca’, que tuve que dejar de taconear pero pude seguir llevando la compañía. Pero cuando parí estuve por lo menos tres años sin poder trabajar porque, además, yo nunca tuve a mi madre cerca y no podía dejar al niño con nadie. Lo pasé francamente mal, estuve muy deprimida y no me hacía ninguna ilusión el niño. Yo había perdido la parte de vida que me hacía muy feliz.

También es importante visibilizar que después del parto puede haber mucha tristeza o incluso depresión para que las mujeres estemos preparadas y no nos sintamos mal si nos ocurre.

Yo no me considero mala madre por eso. Sí sentía que la parte mía de trabajo se había acabado, y yo me acuerdo de irme con el niño enganchado para hacer pruebas. Y la primera mujer que aparecía por ahí le pedía que se quedase con el niño mientras la hacía... Imagínate cómo haces el casting con esa preocupación de que además el niño no conoce a la persona con la que le acabas de dejar. Incluso hubo otro en la que pedí entrar con el niño porque no tenía con quién dejarlo. La maternidad en España es un hándicap porque no se protege la natalidad, y al final por tu propia comodidad renuncias. Si tienes 35 años y vives con tus padres no te vas a plantear tener un hijo. Y luego llegan partidos que piensas que van a solucionar cosas como estas, y no le meten mano incluso estando mujeres en puestos de poder.

Sé por compañeras que el 'Me too' también está en España pero por algunas razones no se atreven a decir quiénes son

Imagino que el mundo de la cultura es progresista en general. Y quizá es un sector en el que se están consiguiendo avances más rápido que en otros...

Para nada. El mundo de la cultura es lo mismo que la sociedad: hay gente estupenda pero también hay antipatía o machismo. Es exactamente igual. Gente de derechas, gente de izquierdas, hay productores que tienes que aguantar aunque sean insoportables porque son los que sueltan la pasta. Y luego, ten en cuenta que los colegios son iguales para todos y hasta que no tienes 18 años y optas por ir a una escuela de arte, la educación es la misma que la del resto. Si nos ponemos a hablar de pintores, directores o productores machistas no acabamos... Mira, de hecho, cómo empieza el ‘Me too’ en Estados Unidos, y yo sé por compañeras que, de alguna manera, el ‘Me too’ en España también está. Ha estado y está pero por algunas razones no se atreven a decir quiénes son. Pero la gente del arte es una parte de la sociedad. Hay superbuenos artistas que son unos hijos de perra en su vida privada y ya ves: son artistas.

Y de separar la obra del artista de lo que haya podido hacer como persona, ¿qué piensa?

Tengo muchas contradicciones con eso. Hay gente que admiro muchísimo, luego lees su biografía y te quedas alucinando por llevar toda tu vida diciendo que ese hombre era una maravilla y luego resulta que es un maltratador... Muchas veces entro en contradicción porque parece que los artistas tenemos que ser súper coherentes y enrollados, y como la vida misma, pues a lo mejor no. Sí que es verdad que a veces lo que tú eres se pone en tu arte pero es muy engañoso.

La pandemia puso de manifiesto la precariedad que arrastra la Cultura en este país y ahora, tras presentar los Presupuestos Generales del Estado, no parece que haya partidas destacables dedicadas a ello. ¿Qué ocurre en este país con la política y la cultura?

Que no la tienen en su cabeza. La Cultura en España nunca ha sido un filón como puede ser en algunos países de Europa. Allí la formación del individuo desde la escuela hasta que muere tiene que ser continua y pagada por el Estado, yo no creo en la privacidad en ese sentido porque todo lo privado ya tiene un interés particular. Pero esto no es de ahora, en el siglo XVIII pasaba lo mismo. Es algo endémico que llevamos y es curioso porque es un país con maravillosos pintores, escritores... Pero eso se hace fuera y la gente se va. ¿Qué estamos haciendo con los artistas en España? Casi todos los flamencos que conozco han vivido muchísimo tiempo, o siguen viviendo allí, en Japón o en Nueva York. Pero con la Ciencia pasa igual.

Es que no parece que haya grandes diferencias entre izquierda y derecha.

Para nada. Esa también es mi gran decepción porque no se lo plantean. Y, muchas veces, si es problema de pasta, igual tienes menos problemas hablando con ayuntamientos de derechas que de izquierdas, curiosamente. Decepciona mucho que el montaje de Miguel Hernández que llevamos venda más en ayuntamientos del PP que del PSOE o Izquierda Unida, y se supone que tienen otras prioridades antes que la Cultura pero lo que está claro es que no estamos presentes en los Presupuestos ni se habla de la situación precaria que tenemos en la Cultura o de no tener prácticamente derechos. Hay un Estatuto del Trabajador y luego estamos los artistas, que tenemos una especie de esclavitud y tenemos que echar más horas que nadie. Es que ni siquiera tenemos un sindicato de actores porque Los actores no tenemos sindicato porque siempre estamos con el miedo de quejarnos y no volver a trabajar. Es un modelo de esclavismo que sigue funcionando porque no somos capaces ni de unirnos, y todo porque tenemos un miedo atávico a no volver a trabajar. Y luego, la gente que ha llegado le interesa un carajo lo que pueda pasar con la gente que viene detrás. Somos un gremio muy especial y vamos muy a nuestra bola y es complicado llegar a acuerdos. Además, es peor porque nosotros teníamos un enemigo común y estábamos hechos a la lucha pero la gente que viene detrás de nosotros y ha vivido en una sociedad cómoda se van a llevar unos palos gordísimos.

Es actriz, directora y escritora. ¿Hay algún palo más que le gustaría tocar?

Ahora estoy bastante diversificada y sigo actuando pero en noviembre dirijo un corto. En enero me voy a Costa Rica un mes que tengo allí trabajo y voy a dar unos talleres además de que voy a hacer la obra de teatro allí. He tenido un verano muy tranquilo y ahora necesito un poco de marcha. Es un trabajo un poco adictivo porque necesito soltar cosas de mi cabeza pero no tiene nada que ver con ser adicto al aplauso, de hecho soy bastante tímida. Siempre estoy liada con proyectos y a ver qué me depara 2023, pero estoy contenta.