Los orígenes de la empresa se remontan a la época de la posguerra en la Vega de Pas donde Antonia García Mazorra, junto a Joselín, su marido que ejercía de panadero, amasaron los primeros sobaos pasiegos que se comercializaron con la harina castellana de la etapa del estraperlo, y el pertinaz apoyo de su vecina y compañera Lucía.
El traslado de la familia a Selaya, a principios de los años 50 del siglo pasado, supone el inicio de un crecimiento ininterrumpido, de la mano ya de la segunda generación, María y Maria Ángeles, dos de las cuatro hijas de Joselín, que “mantuvieron siempre el criterio de elaborar el mejor producto posible, con las mejores materias primas y un respeto absoluto por los modos de hacer de la tradición familiar”.
Trabajo conjunto
El galardón concedido a Joselín Sobaos y Quesadas se enmarca dentro del proyecto “Calidad Rural. Valles Pasiegos”, que desarrolla el Grupo de Acción Local desde hace varios años y tiene por objetivo trabajar conjuntamente con las empresas del territorio, reconociendo su saber hacer, poniendo objetivos en común que permitan impulsar el crecimiento de la comarca, mejorando la calidad de vida de sus habitantes y permitiendo el fortalecimiento de la economía local.
Las empresas pueden acceder a este distintivo de calidad realizando una evaluación donde se tienen en cuenta parámetros tales como el compromiso con su entorno medioambiental, la práctica de una economía que favorezca el crecimiento del territorio en su conjunto, la implicación en actividades y proyectos que permitan fijar la población, entre otras variables.
La Marca de Calidad Rural no es sólo un instrumento comercial sino que también lleva a empresas y entidades a trabajar sobre la autenticidad, el desarrollo sostenible y la innovación en los procesos productivos para alcanzar la excelencia, destaca el grupo de acción local en nota de prensa.