Vértigo en el PRC y el resto de partidos por el resultado del 28A y su influencia en las autonómicas

Si algo cunde dentro de los cuarteles generales de los diferentes partidos políticos en Cantabria a falta de unas horas para abrir los colegios electorales es preocupación. La incertidumbre del resultado y su influencia en las elecciones autonómicas y municipales que se celebrarán apenas 30 días más tarde tiene a los dirigentes en vilo. Son cinco los diputados que están en juego en Cantabria y las encuestas apuntan que el escenario está muy abierto. 

No hay una sede, desde Joaquín Costa hasta Bonifaz pasando por Amós de Escalante, donde no haya miedo a no cumplir las expectativas y que ello pueda suponer un lastre irremontable. Probablemente, quienes más se juegan en esta primera contienda son PRC y PP. Los regionalistas han dado el do de pecho en esta campaña en la que Miguel Ángel Revilla ha tenido un papel muy relevante, incluso por encima del candidato, el ex consejero de Obras Públicas y Vivienda, José María Mazón, al que ha acompañado en todos los actos y también en el cartel electoral.

Ninguno de los sondeos que se han publicado prevén el desembarco del PRC en Madrid, lo que ha tenido a los regionalistas al borde del pánico. “¿Cómo es posible que habiendo sido segunda fuerza en las autonómicas, cerca de la primera, y habiendo sacado 96.000 votos no vayamos a sacar un diputado?”, se preguntaban una y otra vez sus cargos y militantes. Y es que, aunque su dirigentes no dejan de repetir que un diputado está “asegurado” y que el segundo está “a punto”, lo cierto es que firmarían ahora lograr un representante. Lo contrario, no poner un pie en el Congreso, provocaría sembrar las dudas sobre una hipotética victoria que creían en bandeja el 26 de mayo. El aforo en los actos convocados y su tradicional buen hacer en la recta final son su mejor lexatin para estos últimos momentos de dudas. 

Otros que viven con angustia el cierre de campaña son los populares, que ven como el trono de primera fuerza política que vienen ostentando en Cantabria desde 1993 está al alcance de la mano de los socialistas. Los del puño y la rosa son quienes viven su momento más dulce de los últimos años arrastrados por el 'sanchismo' y el nuevo liderazgo de Pablo Zuloaga, si bien no las tienen todas consigo y saben que cada diputado cuenta para decantar la balanza en la Cámara Baja.

¿Hasta dónde llegará Vox y cuánto trozo de la tarta morderá? Es la gran incógnita que existe en el resto de formaciones, especialmente entre los populares, que son quienes más castigados se ven por el ascenso de la extremaderecha. A la competición inaudita hasta ahora por el mismo espacio electoral, tienen que restar además su convulsa situación interna que los ha debilitado.

En Ciudadanos la campaña en la comunidad autónoma ha pasado bastante desapercibida, al igual que la de Unidas Podemos. De hecho, Albert Rivera y Pablo Iglesias han sido los dos únicos candidatos a la Presidencia del Gobierno de España que no han aparecido por Cantabria. La formación naranja ha dado por hecho que tenía consolidado el diputado que obtuvo en 2015 y 2016 y que no había más que 'rascar', aunque los últimos sondeos dejan en el aire que finalmente Rubén Gómez vaya a tener que hacer las maletas para ir a la capital. Y en el partido morado dan casi por hecho que no tienen posibilidades de revalidar los resultados de las dos últimas convocatorias en las que sí lograron un representante.        

La entrada en escena de nuevas fuerzas terminó en 2015 con el reparto clásico entre PP y PSOE de los cinco escaños, y la aparición ahora del partido de Santiago Abascal y del Partido Regionalista añaden más ingredientes a una ecuación compleja y con múltiples ecuaciones. ¿Se mantendrá el 2-1-1-1 de los últimos comicios?, ¿y con qué partidos? ¿Puede ser que ninguna formación logre dos representantes?