Principio de incertidumbre

Hace unas semanas, invité a dos de los mayores expertos científicos en transgénicos de nuestro país, los biotecnólogos Rosa Porcel y JM Mulet, a un programa que provocó una airada reacción en contra de una parte de la audiencia. El objeto de la entrevista era desmontar mitos sobre los efectos de los transgénicos en la salud y conocer en qué consiste la modificación genética de organismos, pero se nos criticó por soslayar las consecuencias que su industrialización y comercialización tienen sobre la agricultura tradicional y el campesinado en todo el mundo, especialmente el más desprotegido.

Aunque son dos enfoques distintos, el debate generado me llevó a admitir que no se pueden aislar como si fuera una muestra en un microscopio. Hay que ver cuáles son los efectos del experimento fuera del laboratorio. Por eso anuncié que haríamos un segundo programa. Entonces también algunos científicos nos acusaron de querer negar las evidencias experimentales. Nada más lejos de mi intención, pero debo recordarles que ni el conocimiento científico está aislado de la sociedad ni es incontrovertible. La ciencia está en continuo cuestionamiento de sí misma y en relación con el mundo en el que se produce y se aplica.

Einstein es un buen ejemplo de ello. Sus descubrimientos pusieron en duda y ampliaron la física newtoniana aceptada hasta entonces. Él mismo rechazó la física cuántica que hoy es el modelo más completo para explicar la realidad, lo que demuestra que también los genios se equivocan y que todo es cierto en ciencia hasta que una nueva evidencia lo contradice, transforma o mejora. Pero además, las teorías de Einstein pusieron sobre la pista que llevó a construir la mayor arma de destrucción masiva de la Historia, la bomba atómica. La ciencia, como toda disciplina humana, debe regirse por la ética y la política. Se puede usar para hacer el bien y para hacer el mal.

La culpa no es de los científicos pero es pertinente que entren al debate. ¿Estarías en contra de un descubrimiento que pudiera alargarte la vida 20 años?, me preguntaba uno de ellos en la red. Pues depende. Si alargarnos nuestra vida hace insostenible un planeta al borde del colapso, estoy en contra o, al menos, creo que debe ser discutido. La tecnología genética nos puede ayudar a combatir el cáncer o las plagas pero también puede utilizarse con fines eugenésicos peligrosos. Y en el terreno de los transgénicos no podemos soslayar quién los controla y qué intereses económicos tiene.

Dice el Principio de Incertidumbre que la propia observación de un fenómeno, lo modifica. Tanto el que encarga un estudio científico como el que defiende una idea basándose en un experimento, puede condicionar, modificar o, en el peor de los casos, tergiversar las pruebas a su favor. No es científico decir que la ciencia es incuestionable. El método científico es justo lo contrario. Consiste en poner a prueba una y otra vez cualquier teoría para encontrar sus fallos y afinarla. La ciencia avanza poniendo en duda a la ciencia desde la ciencia.

Todo debe cuestionarse desde la razón, la comprobación y la experimentación. El principio que mueve a la ciencia no es la certeza sino la incertidumbre.

Hoy hacemos nuestro segundo programa sobre los transgénicos. A ñas 12h en directo en www.carnecruda.es

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