Aceites García de la Cruz fue una de las dos empresas castellanomanchegas reconocidas por su sostenibilidad en la producción. La empresa familiar lleva desde 1872 a cuidar de sus olivares en los Montes de Toledo y a producir aceite de oliva virgen extra, que en la actualidad distribuyen en más de 40 países. El cuidado de sus materiales y su producción, les ha llevado a que la totalidad de su producción proviene de cultivo ecológico, mientras que sus envases están fabricados con un 25% de material reciclado. Entre otros de sus logros sostenibles, es que han optimizado el ahorro de agua en más del 20% mediante la utilización de sondas de humedad en el campo.
“La sostenibilidad es la base de nuestras actividades”, explica Inmaculada Vega. “Para nosotros el interés por el medio ambiente y la sostenibilidad no es nuevo, llevamos más de una década involucrados en este tema”, asegura la encargada de marketing de la empresa. Además, relata que los comienzos “no fueron muy fáciles”, ya que hubo que realizar cambios en los cultivos para que pudieran ser considerados como ecológicos. “Cuando realizas estos cambios no sabes si puede salir bien o mal, tienes miedo de como puedan afectar a la producción, todo es un riesgo y hay que aprender nuevos procedimientos desde cero”, señala.
Sin embargo, la empresa tenía “claro” que era la línea que quería seguir. “Ahora sabemos que hicimos lo adecuado”, celebran. Y es que, además, el haber impulsado los cultivos ecológicos no ha hecho que la empresa familiar sufriese en términos económicos. Además, recalca Vega, se han implementado nuevas medidas tanto en el campo como en la fábrica. “Para que nuestra aportación a la sostenibilidad mejore cada año”, afirma. Entre otros, señala la certificación ISO 14001, sondas de humedad en el campo que permiten medir la humedad de la tierra, el uso de energía solar y colaboración con la Fundación Ecologista Global Nature.
Medidas que no han sido fáciles
Desde la empresa explican que el proceso para llegar a este punto de producción ecológica “no ha sido fácil”. “Cuando nosotros comenzamos había muy poca producción sostenible por lo que el aprendizaje ha sido complejo, pero muy enriquecedor. El resultado ha sido muy bueno, pero también en este proceso hemos cometido errores, las cosas no suelen salir bien a la primera, y aprender de cada error es lo que nos hace crecer y mejorar”, afirman. Pero eso no les ha impedido seguir adelante y, de hecho, cuando empezaron a ver buenos resultados decidieron iniciar sesiones informativas con los agricultores de la zona, Madridejos, para compartir su experiencia y explicar cómo consiguieron mejorar sus producciones en ecológico, algo que siguen realizando.
En su camino a la sostenibilidad, incorporaron sondas de humedad, “que nos han permitido ahorrar un 20% de agua” y en 2016 comenzaron a fabricar sus propios abonos orgánicos en una planta de mezcla, a base de los desechos generados en el proceso de elaboración del aceite, algo que también les ha supuesto ahorro en la producción.
“Tenemos quizá una de las gamas de producto más amplia del sector en cuanto a calidades y referencias. Trabamos desde aceites de oliva virgen extra ecológicos premium que han sido premiados en todos los rincones del mundo, hasta otros aceites también de muy buena calidad y uso diario en la cocina”, recalcan desde Aceites García de la Cruz. Además, señalan que cuentan con distintos formatos, PET, vidrio lata y cerámica, y también en distintas cantidades; desde los cinco litros hasta los diez ml.
“Todo esto se basa en un trabajo constante apoyado en la sostenibilidad y un equipo humano comprometido. Además prácticamente el 100% de la plantilla es local o de municipios cercanos ya que intentamos que esto sea así para contribuir a la fijación de la población al territorio”, recalcan.
El premio concedido por BBVA es “un orgullo, sin lugar a dudas”. “Ya habíamos recibido otros dos galardones regionales a la sostenibilidad, pero este reconocimiento a nivel nacional y compitiendo entre 200 empresas es muy satisfactorio. Y más teniendo en cuenta que siendo España el primer productor de Europa de alimentos orgánicos y el tercero del mundo”, recalcan. “Es un reconocimiento a muchos años de trabajo, ya que una empresa no se hace sostenible de la noche a la mañana. Iniciativas como este premio son muy importantes ya que hacen visible la importancia de la producción sostenible para obtener alimentos de calidad y demostrar que la sostenibilidad no está reñida con el crecimiento económico, sino todo lo contrario”, concluyen.