El presidente de la Comunidad de Usuarios de Aguas Subterráneas (CUAS) Mancha Occidental II y representante de aguas subterráneas en la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), José Joaquín Gómez, ha presentado en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación un escrito trasladando al ministro, Luis Planas, la preocupación sobre la situación actual del regadío en el Alto Guadiana.
En el marco de una reunión de Planas con representantes de Fenacore, en Madrid, Gómez transfirió al ministro diversas reivindicaciones, recogidas en el mencionado escrito, ha informado CUAS Mancha Occidental II en nota de prensa.
En este sentido, considera que las aguas subterráneas “no están siendo bien tratadas” por el Gobierno de España, pues las inversiones en esta materia son mínimas, pese a su importancia a todos los niveles: agrario, ganadero, industrial, medioambiental y, especialmente, socioeconómico.
El documento recoge que, en el ámbito del Alto Guadiana, donde se concentran buena parte de las aguas subterráneas de España, “el día a día no se concibe sin las mismas, generadoras, hasta ahora, de empleo y oportunidades de negocio, única manera de combatir la paulatina despoblación de la España vaciada, uno de los graves problemas del país, junto al principal: el agua”.
Los datos macroeconómicos avalan, según indica, que la agricultura de regadío con aguas subterráneas sostiene el Producto Interior Bruto de comarcas como La Mancha o regiones como Castilla-La Mancha.
José Joaquín Gómez destaca que, en los últimos años, los regantes de estas zonas han realizado un importante esfuerzo, adaptando sus cultivos a la realidad actual y apostando por la eficiencia energética y de riego. “Estas producciones contribuyen a elevar el PIB nacional, así como las exportaciones españolas y a generar miles de puestos de trabajo, directos e indirectos. Además, han motivado la creación de grandes empresas agroalimentarias e importantes cooperativas”, señala.
Defiende que la economía agraria del Alto Guadiana depende del regadío, debido a su alta productividad frente al secano.
Por ello, denuncia que “los recortes acometidos por la Confederación Hidrográfica del Guadiana, sobre unas dotaciones de riego ya bajas, amenazan con acabar con esta actividad económica fundamental, pues son numerosas las explotaciones que o han cesado su actividad o están planteando hacerlo ante la falta de rentabilidad actual”.
Ante esta situación, ruega que desde el Gobierno de España se apueste por las inversiones hidrológicas en aguas subterráneas; por las compensaciones económicas ante los recortes, como en otras zonas de España; por el estudio y conocimiento de estas aguas; por políticas agroambientales que permitan la continuidad de la actividad agropecuaria y, sobre todo, por la correcta gestión y funcionamiento de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, un organismo de cuenca “obsoleto y prácticamente en colapso administrativo”.