Apiturismo, un viaje singular por el mundo de las abejas
Es una experiencia única para viajar y descubrir los encantos naturales, culturales y gastronómicos de la provincia de Cuenca desde un punto de vista diferente y totalmente novedoso. Hablamos del apiturismo, un nuevo modelo de turismo rural que permite conocer y saborear el increíble y complejo mundo de las abejas sin salir de la provincia de Cuenca.
Concretamente, en Buenache de Alarcón el grupo Colmenas Compartidas ha iniciado un ‘Taller de apicultura’ que desarrollan durante los meses de primavera y verano en sábados alternos para grupos de 15 personas como máximo.
Y es que, esta profesión es una gran desconocida para una amplia mayoría de personas y con este tipo de actividades quieren despertar su curiosidad, dar a conocer la importancia medioambiental que tienen las abejas y mostrar los beneficios económicos que reporta este sector anualmente.
En este caso, los talleres están abiertos a personas de todas las edades y tienen una duración de cuatro horas. Durante ese tiempo, los participantes podrán conocer la biología, castas e interacciones que existen dentro de las colmenas, aprender a leer lo que ocurre en su interior, participar en una jornada de trabajo habitual junto a los apicultores, probar la miel 100% natural de esta zona de La Manchuela a través de una cata de quesos y, por último, visitar la villa medieval de Alarcón.
Un plan que ha diseñado al detalle el promotor y coordinador de Colmenas Compartidas y, por tanto, de este taller, Santiago Cuerda, con el objetivo de “poder acercar el mundo de los colmenares a la población en general”.
En estas visitas, podrán ver de cerca alrededor de 300 colmenas distribuidas en cinco colmenares que se encuentran en los alrededores de Buenache de Alarcón y que pertenecen, en parte, a la explotación de José Manuel Valverde, un apicultor profesional, docente, asesor técnico del Colmenas Compartidas y secretario de la Asociación Provincial de Apicultores de Cuenca que cuenta con una gran trayectoria profesional a sus espaldas.
Los talleres están abiertos a personas de todas las edades y tienen una duración de cuatro horas durante las que descubrirán los secretos de las abejas
Santiago y José Manuel tienen experiencia en lo que a cuidado de las colmenas se refiere pero, en estos momentos, el objetivo es dar a conocer su trabajo para concienciar de la importancia que tienen estos colmenares en el medio natural pues cada año el cambio climático, el abuso de químicos y la pérdida de biodiversidad hacen que las explotaciones se vean afectadas negativamente. “Sin las abejas no existiría la polinización y por tanto no podríamos comer frutas o verduras”, señala Santiago Cuerda.
Por ello, es necesaria la implicación del conjunto de la sociedad ya no solo para intentar mejorar estos aspectos negativos sino para atraer a los jóvenes porque, como en otros muchos oficios tradicionales, hace falta un relevo generacional dispuesto a continuar con este trabajo. “Antes los conocimientos se enseñaban de padres a hijos y ahora tenemos la gran suerte de contar con una ciclo formativo de Formación Profesional. Es todo un avance para esta profesión y esperamos que poco a poco los jóvenes se animen a estudiarlo”, señala Cuerda.
Además, la provincia de Cuenca es un territorio idóneo para desarrollar la apicultura porque “las abejas tienen buenas zonas de alimentación cerca porque hay abundancia de plantas leñosas, romero, aliaga, tomillo, poleo montano, almendros y campos de girasol” e incluso tienen a su disposición grandes puntos de agua como ríos, manantiales o pantanos que las abejas usan para beber pero también para regular la temperatura interior de la colmena a 35ºC tanto en invierno como en verano. “A nivel económico la apicultura está aún por explotar y los jóvenes son el futuro”, apostilla Cuerda.
“Esta es una profesión en la que nunca dejas de aprender, yo llevo cuatro años en esto y creo que todavía estoy aprendiendo a leer las vocales”, explica metafóricamente el promotor de Colmenas Compartidas. Los apicultores saben de meteorología, de flores o de geografía “para intentar que las abejas estén lo más a gusto posible en sus casas”, señala. Incluso gestionan su negocio de principio a fin, desde la cría de abejas hasta vender la miel o la cera de los panales. Y en el caso de Colmenas Compartidas también han sabido llevar su negocio un paso más allá para implementar el apiturismo en Buenache de Alarcón y su comarca.
Santiago Cuerda y José Manuel Valverde son un gran ejemplo a seguir por haber sabido aprovechar las posibilidades laborales y económicas que esconde la provincia de Cuenca y esperan seguir creciendo en los próximos meses. Primero reforzando las actividades de apiturismo y a continuación con el proyecto ‘Comparte una colmena’, un sistema de apadrinamiento para proteger las abejas y con el que los clientes pueden disfrutar de su propia miel. Las posibilidades son infinitas, ¿se atreven a descubrirlas?
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