Alcázar de Guadalajara: cuatro años perdidos para rescatar al monumento de la ruina
Dos planes: uno arquitectónico y otro arqueológico. Estos dos documentos resumen todo el esfuerzo político que el Ayuntamiento de Guadalajara ha dedicado durante esta legislatura a la recuperación del Alcázar de la ciudad, que hoy yace en ruinas, fruto de la dejadez sistemática de la administración local a lo largo de las últimas décadas. Se da la circunstancia de que, en este caso, la falta de avances para consolidar este recinto palaciego del siglo XIV supone el incumplimiento del pacto que el PP y Ciudadanos alcanzaron en junio de 2015 y que garantizó la continuidad de Antonio Román al frente de la Alcaldía de Guadalajara por tercer mandato consecutivo.
La petición de Ciudadanos se centraba en la puesta en marcha de un proyecto de rehabilitación con el objetivo de convertir este emplazamiento en un yacimiento arqueológico. Pero la realidad es que, casi cuatro años después de ese acuerdo, el Alcázar continúa su deterioro. Incluso, según apuntan los técnicos que han trabajado en el recinto en estos años, el muro orientado al Barranco del Alamín podría derrumbarse, de no consolidarse de urgencia su estructura, muy dañada.
Una situación de ruina que ha llevado también a la asociación Hispania Nostra a incluir recientemente a este monumento en su Lista Roja del Patrimonio, integrada en el caso de Guadalajara por 18 monumentos históricos de la provincia. El Alcázar se ubica entre el barranco del Alamín y el del San Antonio, cerca del Henares. Se sitúa en la parte norte de la capital alcarreña y quedó sin uso desde la Guerra Civil. Antaño fue cuartel de San Carlos y antes del siglo XVIII alcázar de la ciudad, uso que tenía desde el siglo XV, tal como apuntó el historiador Jorge Jiménez Esteban en su obra ‘Castillos de Guadalajara’ (Penthalon, 1992).
Su planta es rectangular con dos patios, aunque los especialistas consideran que originariamente solo tuvo uno. Lo más destacado son sus torres gruesas –o lo que quedan de ellas-, “posible obra califal que sobresalen dos metros del muro y que debieron ser fortísimas”. Hay restos de dos torres circulares y una cuadrada. El alcázar dispuso de barbacana. “Era pieza importantísima para la ciudad –matiza Jiménez Esteban- puesto que de él partía la muralla del arrabal de la Alcallería, la muralla de la ciudad y el otro tramo de muralla que dividía ambas zonas”.
Los monarcas castellanos, según dejó escrito Francisco Layna Serrano, cronista oficial de la provincia de Guadalajara, “pensaron habitar algunas temporadas en el alcázar arriacense, y es muy probable que reservaran y acondicionasen, al efecto, un sector, dejando el otro para almacenes y acuartelamiento; de las construcciones interiores, no queda rastro”.
Estas descripciones de carácter historiográfico dan una idea de la relevancia que tuvo este edificio y del potencial que podría tener para Guadalajara, tanto desde el punto de vista cultural como turístico, si en algún momento llegara a restaurarse por completo. De ahí el fiasco que supone, legislatura tras legislatura, que ningún ayuntamiento haya conseguido, bien con recursos propios o bien mediante la captación de inversión empresarial, el presupuesto necesario para recuperar este monumento.
Alejandro Ruiz, portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Guadalajara asegura a este digital que “el estado de deterioro del Alcázar ratifica el abandono al que los gobiernos anteriores del PP y PSOE han sometido a este edificio”. Con respecto a esta legislatura, Ruiz considera que “Román demuestra una falta de voluntad para recuperar el Alcázar, porque está más pendiente de las elecciones de mayo que de gobernar la ciudad”, hasta el punto, según revela, de que “el Vicealcalde amenazó a nuestra formación con retirar la partida acordada para este proyecto si no apoyábamos su presupuesto de este año”. Una actitud que, asevera “no responde a falta de fondos, puesto que había una partida de 750.000 euros con los que se hubiera podido dar un uso turístico- arqueológico a este monumento”.
Una opinión que contrasta con la visión del PSOE con respecto a la política llevada a cabo por el equipo de Román para recuperar uno de los inmuebles más simbólicos de la ciudad. Manuel Granado, concejal de este grupo político, califica la gestión de este edificio en los últimos años como “pésima e insuficiente”, lo que demuestra, a su juicio que “Ciudadanos utilizó la rehabilitación del Alcázar electoralmente para venderse al PP y es igual de cómplice en esa dejadez que el equipo de Gobierno, del que ha sido socio estos cuatro años”. Asimismo, asegura que la formación naranja “miente al responsabilizar al PSOE de la situación del monumento, puesto que fue durante el gobierno de Jesús Alique cuando se trabajó en el recinto del Alcázar”; algo que “hoy no podemos decir porque el Alcázar está cerrado y en constante degradación”.
En la misma línea se manifiesta José Morales, concejal de Ahora Guadalajara quien sostiene que la voluntad del Ayuntamiento hacia este monumento “ha sido nula y denota el abandono mostrado por este Gobierno en el cuidado de este símbolo del patrimonio de la ciudad, cerrado permanentemente”. Además, afirma que, a pesar de que “existe una partida de medio millón de euros para invertir en el Alcázar, el equipo municipal solo prioriza en la rehabilitación de parroquias transfiriendo dinero cada año a la iglesia porque es un patrimonio afín electoralmente”. Mientras que, concluye “actuar en el Alcázar es algo que rentabilizaría más Ciudadanos, ya que fue uno de los asuntos centrales de su acuerdo de Gobierno en 2015”.
A la espera de fondos
La rehabilitación integral del Alcázar Real de Guadalajara, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) afecta a dos áreas, la arquitectónica y la arqueológica, que marcan la intervención a seguir para sacar a este histórico monumento de la ruina actual. El proyecto arquitectónico que el Ayuntamiento encargó al grupo de empresas (UTE) Gómez-Latorre-Moreno por un importe de 107.000 euros para consolidar la estructura exterior del edificio concluyó a mediados de 2018. En concreto, el documento recoge el recalce de muros y la consolidación de las bóvedas; así como la recuperación de la muralla hasta el paso subterráneo situado en el barrio de Aguas Vivas.
Unas obras que el arquitecto municipal, José Ignacio del Castillo consideró, en declaraciones a este medio, “urgentes y prioritarias” para solucionar las actuales filtraciones de agua y evitar un mayor deterioro del recinto“. No obstante, la ejecución de estos trabajos estaba condicionada a la concesión de la subvención de más de 1 millón de euros que el Consistorio solicitó al Ministerio de Fomento, a través del programa del 1,5% cultural en 2018. Una ayuda de la que a día de hoy se desconoce si cuenta o no con la aprobación del Ministerio. Según confirman fuentes de Fomento a este digital, la relación de los proyectos elegidos se hará pública en las próximas semanas.
En paralelo, el proyecto arqueológico del Alcázar finalizó también hace varios meses. Las prospecciones realizadas sobre el terreno con georradar confirmaron la hipótesis de que en este emplazamiento existió un palacio andalusí del siglo XIV, que se edificó sobre otra estructura datada en el siglo XIII. Ildefonso Ramírez, director arqueológico de este proyecto, explica a eldiarioclm.es que los trabajos ya concluyeron y ahora “lo esencial es definir qué se quiere hacer en el Alcázar, si continuar con el plan existente u optar por otras alternativas”.
Además, sostiene que es “necesario encontrar fondos propios o a través de convenios entre universidades para poder financiar los trabajos”. Según recoge el plan, la excavación arqueológica se desarrollaría durante cuatro años y supondría una inversión de 850.000 euros que permitiría transformar el Alcázar en un yacimiento arqueológico. En este sentido, el arqueólogo apuesta por que éste se convierta en “un parque arqueológico urbano con fines educativos y de divulgación del arte, que aportaría un gran potencial turístico a la ciudad”.
Sin embargo, recalca Ramírez, “antes que la recuperación arqueológica, urge resolver mediante el plan arquitectónico el problema estructural que arrastran los muros”. La precaria situación de parte de la muralla del recinto palaciego orientada al Barranco del Alamín, vino dada por el desmontaje que se llevó a cabo de estructuras importantes del edificio durante la construcción de la fábrica de paños, que lo dañaron gravemente.
Las últimas excavaciones arqueológicas que se realizaron en este monumento entre 2004 y 2007, mediante el convenio que el Ayuntamiento de Guadalajara (PSOE) firmó con el Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad (LAAC) de la Escuela de Estudios Árabes de Granada ya revelaron la importancia histórica del monumento. En concreto, se recuperaron interesantes muestras de arquitectura andalusí construida en tiempo de los monarcas castellanos.
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