Ecologistas en Acción-Ciudad Real y Ecologistas en Acción-Valle de Alcudia han presentado ya alegaciones a los 11 documentos iniciales de proyectos que prevén la instalación de 15 plantas solares fotovoltaicas en el término municipal de Brazatortas (Ciudad Real), en una zona limítrofe con el Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona.
En primer lugar, consideran los ecologistas que todos los proyectos deben archivarse puesto que forman “un único polígono industrial fotovoltaico” cuyos impactos ambientales debe analizarse, de acuerdo a la ley, mediante una Evaluación de Planes y Programas y “no mediante una evaluación simplificada u ordinaria como la que se pretende realizar”.
Tratándose del mismo tipo de instalaciones, este colectivo considera que es un un único proyecto de “macroplanta fotovoltaica” en la cual la mayoría de los efectos sobre el medio ambiente se sumarían. Además, opina que los expedientes “se han fragmentado malintencionadamente y sin argumentos técnicos” para que, no superando los 50 megawatios de potencia por planta, se tramite ante las administraciones autonómicas de Castilla-La Mancha y no ante las estatales, “como correspondería realmente”.
Agregan que de esta manera se evitaría también el sometimiento a una Evaluación Especial Estratégica de Planes y Programas, “que requiere un procedimiento más exigente que la evaluación simplificada”. “Esta urdimbre en fraude de Ley es de tal magnitud, que solo por ese motivo deben de ser rechazados los proyectos iniciales ahora sometidos a consultas”, subrayan.
Suelo, fauna, trashumancia y paisaje
En cuanto a los proyectos en sí, Ecologistas en Acción destaca que estas industrias suponen una recalificación del suelo que “altera radicalmente su valor” y que, en el caso concreto de Brazatortas, ya supuso una “delimitación antinatural” del Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona. “Parece claro que alguien ya tenía calculado el destino del suelo excluido y el beneficio que iba a proporcionar”.
Los proyectos se localizan en el norte del Valle de Alcudia, dentro de la unidad geomorfológica en la que afloran rocas de 500 millones de años y cubierta de grandes extensiones de pastizales y dehesas, creados por los usos humanos durante siglos. A pesar de no estar dentro de los límites administrativos, forma parte del ecosistema y del paisaje del espacio natural protegido y, por tanto, según los ecologistas, va a afectar al mismo, “a su integridad ecológica y a los procesos que se tratan de conservar” a la luz de la Declaración del Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona.
Señalan impactos ambientales sobre la fauna amenazada, la red europea Natura 2000 y el paisaje. Los proyectos se encuentran rodeados por dos Zonas Especiales de Conservación de la Red Natura 2000. En concreto afectaría a la “coherencia, conectividad y funcionalidad” de la ZEC/ZEPA Sierra Morena y la ZEC Ríos Quejigal, Valdeazogues y Alcudia. Ambos son de “gran importancia para la conservación de aves rapaces catalogadas en peligro de extinción” en Castilla-La Mancha, como el águila perdicera, el águila imperial y la cigüeña negra (Ciconia nigra), especies que cuentan con su preceptivo plan de recuperación. El alimoche también está presente en la zona, “siendo una especie en declive en la provincia de Ciudad Real”. Añaden que estos lugares de interés comunitario también pueden actuar como corredores para el lince ibérico, ya que entre sus zonas de cría está Sierra Morena Oriental y Central.
En las alegaciones también mencionan la importancia que tiene la trashumancia en la comarca, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO el 11 de diciembre de 2019. Este valle es el principal invernadero de la península y está recorrido por múltiples vías pecuarias. Las que se verían más perjudicadas, según establecen, son la Cañada Real Soriana Oriental, la Cañada Real de Puerto Suelta y el Cordel del Burcio que sería atravesado, en su nacimiento, por la línea eléctrica de evacuación de energía. Además de varias vías pecuarias, se vería “severamente afectado” el histórico Camino Real de la Plata o de Toledo-Córdoba, que “estaría físicamente dentro de la instalación industrial”.
Finalmente, el paisaje será uno de los elementos del medio que “se verá modificado de forma crítica” al localizarse los proyectos en una zona atravesada por la carretera nacional 420 que da entrada a la mayoría de visitantes del espacio y “será visible desde la mayoría de observatorios en altura del valle en una amplísima cuenca visual”. Este impacto “contraviene el Convenio Europeo del Paisaje ratificado en 2008 por el Reino de España y los Planes de Ordenación del Territorio de Castilla-La Mancha”.
“En definitiva, aunque el proyecto se venda como necesario para el desarrollo sostenible, en la práctica perjudicará a las actividades económicas sostenibles actuales causando una pérdida en el valor de su imagen y atractivo y un impacto en las actividades ecoturísticas actuales en cuya promoción se han invertido cuantiosos fondos europeos”, concluyen desde Ecologistas en Acción.