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¿Cuál es el ‘coste social’ del desempleo en Castilla-La Mancha?

Desempleo

Alicia Avilés Pozo

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No a todas las personas afecta por igual el hecho de no disponer de un trabajo. Cuando los periodistas nos hacemos eco de estas cifras, ya sea a través del paro registrado cada mes, o de los datos de la Encuesta de Población Activa por trimestres, hablamos de porcentajes y valores absolutos por edad, sectores y comunidades autónomas. No escarbamos en sus consecuencias, que son diferentes dentro del territorio español: estas cifras no dicen nada sobre otras dimensiones del fenómeno y que tienen implicaciones en coste social.

Es el punto de partida con el que el Observatorio de la Economía Aplicada ha publicado un informe en el que se miden estos costes sociales, elaborado por Lucía Gorjón (de Iseak & FEDEA), Sara de la Rica (de la Universidad del País Vasco) y Antonio Villar (de la Universidad Pablo de Olavide).

El objetivo de este trabajo es ofrecer un indicador alternativo a la tasa de paro que recoja de una forma más completa sus consecuencias. Para ello, proponen un indicador del ‘Coste Social del Desempleo’, entendido como una pérdida de bienestar o “desutilidad”, que incorpora información sobre tres dimensiones del problema: su incidencia, su severidad y su persistencia.

Duración y permanencia del desempleo

El primer factor, el de la incidencia, viene recogido por la tasa de paro. En segundo lugar, la severidad está asociada tanto a la duración del desempleo como a la pérdida de ingresos que este comporta. Y finalmente, la persistencia se refiere a la probabilidad de mantenerse en la situación de desempleo. Esto quiere decir que la pérdida de bienestar asociada al desempleo se “modeliza” como una función de los tres factores indicados.

Concretamente, la fórmula con la que los autores han tratado de determinar el 'Coste Social del Desempleo' corresponde al producto de dos términos. El primero es simplemente la tasa de desempleo, y el segundo es el valor medio de la renta perdida por estar desempleado. Este último depende, por una parte, de la diferencia entre el salario que se obtendría si se estuviera trabajando y la prestación por desempleo que percibe el trabajador y, por otra, del número de meses que este lleva desempleado. El valor de esta “renta perdida” se pondera por la probabilidad de mantenerse en situación de desempleo.

Para poner en práctica esta evaluación se utilizan datos mensuales del Servicio Público Estatal de Empleo, donde aparecen las prestaciones que reciben y el tiempo que llevan en el desempleo. Y además, para imputar la pérdida salarial de cada persona desempleada, los autores acuden a los microdatos de la Encuesta de Estructura Salarial (EES), imputando a cada persona desempleada el salario estimado que estaría recibiendo en el caso de que estuviera trabajando, en función de sus características socioeconómicas y su capital humano.

¿Cuál es el resultado de este ejercicio? La comparativa entre diferentes comunidades autónomas de este indicador, así como entre la tasa de paro y el 'Coste Social del Desempleo', ambos medidos en términos relativos, arroja como principales resultados las “descompensaciones” entre los porcentajes de desempleo y sus efectos.

Las regiones que lideran el coste social

Las regiones con mayores tasas de desempleo son Extremadura, Castilla y León, Andalucía y Baleares. Sin embargo, atendiendo al Coste Social del Desempleo, el ranking es muy diferente: las regiones con mayor coste de este tipo son, por este orden, País Vasco, Andalucía, Asturias y Galicia.

Por otra parte, Baleares es la región con menor Coste Social del Desempleo, y sin embargo su tasa de desempleo se encuentra entre las más altas. Esto se debe a que la duración media del desempleo es notablemente inferior en Baleares que en el resto de España. El País Vasco, por el contrario, exhibe una duración media del desempleo superior a la del resto de regiones y la pérdida salarial por la falta de empleo es también mayor. Estos dos factores generan un alto Coste Social del Desempleo en Euskadi, a pesar de exhibir una menor incidencia del paro.

En este escenario, Castilla-La Mancha es el ejemplo de ‘equilibrio’ más evidente. No se da esa “imagen distorsionada” entre un indicador y otro, y la tasa de paro es muy similar a la de sus costes sociales.

En atención a la tabla elaborada por los expertos, en todas las comunidades autónomas los índices están descompensados, pero llama la atención que sean las columnas castellano-manchegas las que más equiparadas se encuentran. Eso significa que los costes sociales relativos y su tasa están en consonancia con la tasa de paro, tanto registrado como resultado de la EPA, y que, por tanto, es prácticamente el mismo porcentaje de personas en situación de desempleo la que sufre sus efecto por esas variables de incidencia, severidad y persistencia.

En el estudio se ofrecen también los datos desagregados en cada una de las comunidades autónomas. En este caso se “descompone” el coste social en base a las variables mencionadas. Puede observarse así que Castilla-La Mancha mantiene en este índice un porcentaje casi igual a la de su tasa de paro, que actualmente está en el 16,7% según los últimos datos de la EPA: un 17% en incidencia del desempleo.

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