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Un cuento del Quijote está basado en hechos y personajes reales de Alcázar de San Juan

Detalle del folio 45 del Libro Primero de desposorios y velaciones del Archivo parroquial de Santa María, en el que aparece Catalina López hija de Alonso de los Álamos en 1586

Alicia Avilés Pozo

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Que Miguel de Cervantes tenía una imaginación desbordante nadie lo pone en duda. El “príncipe de los ingenios” conseguía mezclar en sus novelas sucesos de todo tipo a los que añadía su propio ingrediente de vitalismo, socarronería y cinismo. Las andanzas de Don Quijote de la Mancha fueron el culmen de todo ello, la mayor exposición de su talento narrativo. Y por eso, siglos después, sigue trascendiendo hacia averiguaciones sobre las fuentes de las que echó mano para su obra.

Una nueva investigación desvela otra vez que lo que parecía ser otro artificio ingenioso de Cervantes para dar credibilidad al Quijote, alejándolo así de las antiguas novelas de caballerías, ha resultado ser la crónica de unos hechos ocurridos realmente en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) durante la segunda mitad del siglo XVI.

A esta conclusión ha llegado Luis Miguel Román Alhambra, miembro de la Sociedad Cervantina de esta ciudad después de cotejar datos de los archivos parroquiales e históricos municipales de la ciudad y crónicas antiguas de la ciudad de Medina del Campo (Valladolid).

Concretamente, en el capítulo 31 de la segunda parte del Quijote (1615), Sancho Panza narra un cuento en el Palacio de los Duques, que según él había ocurrido en su mismo pueblo. Comienza relatando que un hidalgo vecino suyo, que descendía de la familia de los Álamos de Medina del Campo, se había casado con la hija de don Alonso de Marañón, un caballero de la Orden de Santiago que se había ahogado en la catástrofe naval en la ensenada de La Herradura (Granada).

Al hilo de ello, el investigador cuenta ahora un hecho casi olvidado ocurrido el 19 de octubre de 1562: el gran desastre que la Armada Española sufrió en las costas granadinas. Se perdieron, por causa de un fuerte temporal, casi la totalidad de los barcos que formaban la escuadra y más de 5.000 personas se ahogaron, entre marineros y soldados. Afirma que Cervantes utiliza el recuerdo de esta tragedia tan conocida por los españoles de finales del siglo XVI y principios del XVII, como otro recurso más para dar verosimilitud al texto cervantino, al igual que hace con la expulsión de los moriscos, también en esta segunda parte del Quijote.

Los Álamos en Alcázar de San Juan

¿Existió descendencia directa de la familia de los Álamos de Medina del Campo en Alcázar de San Juan antes de la escritura del Quijote? Según el cuento de Sancho sí:

"Y el cuento que quiero decir es este: convidó un hidalgo de mi pueblo, muy rico y principal, porque venía de los Álamos de Medina del Campo, que casó con doña Mencía de Quiñones, que fue hija de don Alonso de Marañón, caballero del hábito de Santiago, que se ahogó en la Herradura … (Q2, 31)”

Siguiendo el comienzo del cuento, el investigador apunta que si el Álamos de las crónicas de Medina del Campo es Ruy Pérez o López, y se establece, desconociendo los motivos, en Alcázar de San Juan, es más que posible que el apellido Álamos esté documentado en los archivos alcazareños

Lo que Luis Miguel Román aporta documentalmente al mundo cervantino es la existencia de un miembro de la familia de los Álamos de Medina del Campo que desaparece sin dejar un rastro claro de esta villa y quien pudo ser el origen del apellido Álamo o Álamos, que existió en Alcázar de San Juan durante el siglo XVI como lo demuestra con varias inscripciones en los libros parroquiales que se conservan en la iglesia de Santa María.

De la familia Marañón ha localizado una buena parte del linaje e incluso a un hidalgo alcazareño de principios del siglo XVII, Francisco Pérez Marañón, descendiente directo de ambas familias, Álamos y Marañón.

Asegura que, aunque los archivos de la parroquia de Santa Quiteria se perdieron en la Guerra Civil Española, que probarían documentalmente la existencia del malogrado don Alonso de Marañón al vivir en una casa cercana a esta iglesia,con los datos recopilados sobre sus descendientes directos Cervantes no contó una fábula en boca de Sancho Panza, sino unos hechos reales bien conocidos por los vecinos de Alcázar de San Juan a principios del siglo XVII.

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